Capítulo 24: Ziegfeld Theater

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Aprovecho para publicitar mi instagram (slowdancing_10) donde estaré subiendo datos y cositas extra de la historia :)

Lexie

Han pasado cuatro días desde que le propuse a Josh que conociera a mi familia y ha estado muy distante desde entonces. Evade mis preguntas, busca excusas para evitarme, se pone nervioso cuando me acerco a él y apenas mantiene contacto visual conmigo cuando hablamos.

Pensé que le emocionaría ir a Australia, pero cada día me convenzo más de que nunca debí proponérselo. Tal vez es demasiado, tal vez es muy pronto, tal vez no le debí decir que cambie ciertas cosas de su aspecto, o tal vez no quiere conocer a mi familia.

No soy una persona insegura, para nada. Pero por alguna extraña razón que aún no logro entender, todo lo que tiene que ver con mi familia me aterra. De alguna forma acumulé el valor suficiente  como para estar dispuesta a visitarlos por primera vez desde que nos peleamos, pero sé que necesito a Josh a mi lado para eso. Suena algo egoísta, pero todos mis recuerdos en esa casa ahora están manchados por la verdad de lo que le hicieron a Mika, y no puedo enfrentarme a eso sola.

Después de lo que sucedió con mi hermano hace ya tantos años, me convencí a mi misma de que mis padres lo llevaron al hospital, que lo cuidaron y que él no volvió a casa por decisión propia. Sin embargo, lo que de verdad sucedió es que lo dejaron en una sala de emergencia y nunca miraron atrás. Cortaron toda conexión con él de inmediato. Y Mika logró abrirse camino solo. Se tardó 4 años en tener dinero suficiente para dejar Australia, pasó por Europa antes de ser contratado por una empresa en Nueva York, y según él, nunca antes había sido tan feliz.

Si bien las cosas resultaron positivas para él, el daño que le hizo mi familia sigue ahí. Y no les perdono que me hayan mentido todo este tiempo. Pero aún así, me sorprendo a mí misma justificándolos.

Crecí con la idea de que la familia es lo primero, que será todo lo que tendré, que serán los únicos que me amarán incondicionalmente, porque siempre me lo dijeron. Y precisamente por eso, se me hace imposible odiarlos, son mi familia, son todo para mí. Su opinión y aprobación me importan más de lo que deberían.

Sin embargo, la posibilidad de que Josh no esté muy entusiasmado con la idea de conocerlos solo me pone más nerviosa. Jamás lo había visto tan ausente, tan distante a mí.

Me apoyo sobre el marco de la puerta de nuestra habitación y lo observo batallar con la corbata del esmoquin.

—Déjame ayudarte —le digo.

No espero a que me responda para acercarme a él. Noto que sus músculos se tensan y contiene ligeramente la respiración. Acomodo las mangas de su camisa y le coloco los gemelos. Él se mantiene tieso y en silencio todo el tiempo.

—Listo, perfecto para las cámaras —le digo, pero él solo asiente.

La banda fue invitada al estreno de una película en la que usaron una de sus canciones como parte del soundtrack. Todos los demás están fuera de la ciudad por distintos motivos, por lo que Josh es el responsable de representar a la banda en este evento.

Yo iré con él, o mejor dicho, estaré ahí también. Cada uno llegará en un vehículo distinto y nos sentaremos en asientos separados durante la función.

Muevo mi cabeza para buscar su mirada y paso mis dedos por su pecho lentamente. Él me mira por unos segundos y luego desvía la mirada. Hace un ademán para voltearse, pero yo lo detengo.

—Basta —le digo—, dime qué te sucede —mi tono es firme y algo molesto, por lo que él me mira extrañado por unos segundos, sin saber muy bien qué decir

Un susurro para JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora