Capítulo 9: Virginia

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Josh

En el último mes, Lexie ha pasado bastante tiempo con Will y por ende con el grupo, al parecer no tiene muchos amigos en la ciudad, por lo que le gusta merodear con nosotros y se sintió cómoda rápidamente. A mí no me molesta, para nada. Tampoco me siento precisamente incómodo, pero solo diré que últimamente mis momentos favoritos han sido aquellos en los que he estado solo.

Logan también ha estado un poco desaparecido en las últimas semanas, es común que de vez en cuando se distancie y luego vuelva, por lo que le he quitado importancia a su actitud.

Son las 8 pm y llevo encerrado en mi apartamento casi todo el día. Está todo oscuro y las luces de los edificios del alrededor entran por las altas y largas ventanas que rodean casi toda la sala.

Llevo algunas semanas intentando escribir algo que valga la pena, pero mi cerebro parece haber expulsado todo intento de creatividad de su radar. Como si de pronto hubiera algo que nublara mis ideas.

La puerta se abre y unas risas me sacan de mis pensamientos. Son Lexie y Will.

— No sabía que estuvieras aquí, Josh — me dice mi amigo por encima del tintineo de las llaves.

Cada vez me arrepiento más de haberle dado acceso libre a mi departamento.

— Tenía unas ideas que no quería perder — digo.

— Yo solo vine por unas cosas y ya nos vamos — me explica él. Nuestra relación se ha enfriado un poco debido a que tenemos pocas excusas para hacer algo juntos: el nuevo disco ya está grabado casi por completo, no tenemos presentaciones en un futuro próximo, sale bastante con Lexie.

— Podemos quedarnos un rato — dice Lexie, no parece una pregunta, sino un anuncio — me gustaría escuchar esas nuevas ideas.

Will pone su típica sonrisa curiosa, pero en ese momento, su celular empieza a sonar con una llamada y cuando lo revisa, se le borra por completo su expresión.

— Debo contestar esto — dice algo extrañado y se va a la habitación libre.

En el apartamento hay 4 habitaciones. La principal es mía. En el pasillo están las otras tres. La más grande de esas le pertenece a Logan, y las últimas dos estaban vacías hasta hace un tiempo y dedicadas a las visitas. Sin embargo, Will y mi hermana se peleaban siempre por la misma, la que tenía la ventana con vista al Empire State. Un día que Lizzie me visitaba, sin notarlo, me robó la llave de esa habitación y la declaró como suya. Hace meses que no he podido entrar a una parte de mi propio apartamento, increíble.

Sigo sentado en el sillón con la guitarra a un lado y cientos de papeles arrugados y garabateados tirados por todas partes: esparcidos en el suelo, sobre los asientos en toda la sala, sobre la mesa de centro y hasta llegan a la cocina de enfrente; el teclado está sobre uno de los sofás y mi computadora está puesta sobre el filo de la mesa, a punto de caerse. Parece como si llevara días encerrado aquí, batallando con estas letras y conmigo mismo.

Lexie logra hacerse un espacio sobre uno de los sillones y se acomoda frente a mí, curiosamente en el mismo lugar en el que se sentó la primera noche que vino aquí.

— ¿De qué se trata? — se inclina hacia mí para preguntarme en un susurro, como si fuéramos cómplices escribiendo una canción prohibida.

Estoy a punto de dar mi típica respuesta: "Nada, solo unas ideas sin coherencia", pero se atoran en mi garganta y termino diciendo algo muy distinto.

— Es sobre una persona que perdió todo en la lluvia.

Se me queda mirando, esperando a que agregue algo más.

Un susurro para JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora