Capítulo 49: Finales y comienzos

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Josh

Lexie me sostiene. Me aferro a ella como si mi vida dependiera de ello. Me permito bajar la guardia, me permito llorar y desplomarme ahí mismo. El dolor en mi pecho es indescriptible. Es como si hubieran arrancado una parte de mí, una parte que no volverá.

Lexie es mi ancla, mi único contacto con la realidad. Es quien me asegura que todo mi dolor es humano, y quien me recuerda que debo respirar.

El médico nos comunica los detalles. Perdió mucha sangre, la herida era muy profunda, había afectado órganos vitales. Logan luchó, luchó por horas en esa cirugía; pero su situación era muy crítica.

El resto de la banda no tarda en llegar y se enteran de la noticia. Habíamos perdido a la única persona capaz de unirnos. Pero el dolor por su pérdida nos unió en ese momento.

Fotografías de nosotros en el hospital no tardaron en filtrarse. Carson es quien se encarga de manejar la situación. No tengo fuerzas para pelear ahora mismo, así que me limito a hacer todo lo que me dice.

Convoca a una conferencia de prensa para comunicar la noticia. Pero le digo que debo ser yo quien lo diga. Él accede.

Así que eso hago. Me siento frente a cámaras y periodistas y cuento con detalle todo lo que sucedió esa noche. Siento cierto alivio al hacerlo. El mundo sabrá lo que Logan hizo por nosotros, y solo así será más fácil encontrar a la culpable.

Los periodistas me llenan de preguntas, algunas solo con la intención de herirme, de hacer que la gente dude de mi versión de los hechos.

—Esto también fue su culpa —les digo—. Esa chica apretó el gatillo, pero fueron ustedes quienes alimentaron ese odio por semanas. Esa bala iba dirigida a Lexie, iba dirigida a la mujer que ustedes se encargaron de hacer añicos todo este tiempo y sin razón.

No tengo nada más que decir. Sé que probablemente me quede sin carrera después de esto, pero es lo que menos me importa ahora mismo. Salgo de la conferencia con cientos de flashes dirigidos hacia mí. El resto de la banda se queda algunos minutos más, aunque ninguno tiene la fuerza suficiente para enfrentarse a las preguntas de la prensa.

Busco a Lexie. Estar con ella es lo que más necesito. Ella me espera a la salida de la sala. Ha escuchado todo.

—Vamos a casa —me dice, tomando mi mano.

—No puedo—digo—, no puedo volver al apartamento esta noche.

Todas las cosas de Logan me esperan ahí. Sus baquetas, sus fotos, los recuerdos. No puedo enfrentarme a nada de eso ahorita. Lexie me entiende.

Pasamos la noche en un hotel de la ciudad. Olivia y Elizabeth llevan a Brady. Esa noche me aferro a mi familia. Es todo lo que tengo, lo único que me trae paz ahora mismo.

La madre de Logan llega a la ciudad durante la madrugada. Ya se ha enterado de la noticia. Sus ojos llorosos son iguales a los de Logan. Unos días después la acompaño al apartamento para que se lleve algunas cosas de su hijo. Otras me las decido quedar yo y cerramos la puerta de su habitación. Al lado está la de Brady. Mi hijo que nunca recordará a mi mejor amigo...

El tiempo se detiene. Es como si la vida se hubiera congelado por unos días. Soy consciente de que fuera de estas cuatro paredes todo continúa su curso, pero acá dentro solo revivo esa noche una y otra vez. Hasta el día del funeral, cuando por primera vez asimilo que esto está sucediendo. Cuando entiendo por primera vez que no volveré a ver a Logan.

Mientras me abotono la camisa blanca, me dejo caer sobre el borde de la cama. Lexie voltea a verme, preocupada.

—¿Necesitas...

Un susurro para JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora