TRES

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La vio alejarse y subir las escaleras, él ya sabía y conocía el resentimiento que le tenía ella a él, pero, ¿era necesario restregárselo en la cara cada que pudiera?

A Seokjin le dolió, fibras muy dentro de él fueron heridas y sus heridas habían sido abiertas una vez más, una lágrima recorrió su rostro, una vez más lloraba por aquella mujer que se había convertido en su todo y ahora era su perdición.

Se limpió las lágrimas con rudeza y respiró hondo.

Por ti me mantendré de pie, tú serás mi fuerza y mi compañía, se que tú amor es único y real, sin interés, porque eres mi hijo, mi sangre y ese amor nadie, nadie podrá contra él.

Recordó la noche en la que descubrió a su mujer en brazos de su mejor amigo, llegó a casa, le pidió a la niñera dejarlos a solas y lo que hizo fue buscar a su hijo que dormía, lo abrazó y lloró como un niño, y esa noche Seokjin le dijo aquello, y siempre seria así, su pequeño hijo aminoraba su dolor, porque sabía que Bae a pesar de ser un pequeño lo amaba y ese amor era incondicional y verdadero, a Seokjin le daba fortaleza, la cual perdía al momento de salir del apartamento de Irene, su rabia era más fuerte, su coraje y odio...

Algún día todo ese sufrimiento será dicipado, a veces no sabemos lo que el futuro nos depara, sólo que después del la tempestad llega la calma, y en Seokjin había un hilo de que ese momento llegara.

Tomó la decisión de irse a su apartamento y visitar a Bae los fines de semana, verla todos los días le dolía, por lo que se iba a tomar y a divertirse con sus amigos y alguna que otra chica que encontraba interesante en los pubs.

Cada noche era igual, una mujer diferente en su cama, no había a quien darle explicaciones, tomaba sus precauciones para no andar haciéndose pruebas de paternidad, mujer que pasaba por su cama no volvía una segunda vez, a menos que a él le resultase interesante o llamara la atención, cosa que jamás había pasado, aquel click, no lo había hecho con nadie y estaba seguro de que no lo tendría con nadie más.

Pensó en quedarse o irse, la idea de regresar a casa se había esfumado después de la discusión con Irene.

Pensó en Bae, pero el pequeño no merecía escuchar discusiones así, y Seokjin era un caballero y no era capaz de agredir a la madre de su hijo, miró a las escaleras, tomó su chaqueta y salió de la casa.

Montó su auto y se fue.

Recorrió varias calles y paró en el pub que quedaba cerca de su apartamento.

—Señor Kim, bienvenido -dijo el barista.

—Hola Darian, sírveme lo de siempre por favor -sonrío de lado.

—Si señor, claro que si -tomó una botella de whiskey y colocó algunos hielos, sirvió el licor en el vaso y se lo extendió a Seokjin.

—Gracias -tomó el vaso y bebió todo el contenido. Raspó su garganta, pero dolía menos que las palabras que su mente le atormentaban.

—¿Seokjin? -una cálida voz escuchó detrás de él. Se giró y se encontró con su ex, Hana.

—Hola Hana, ¿que te trae por aquí? -preguntó.

—Vine con unas amigas a tomar y pasarla bien, ¿que haces tú aquí tan solito? -lo miró sonriéndole coqueta.

—¿Y ya te vas o te quedas a hacerme compañía? -preguntó poniéndose de pie.

—Ya me iba, pero pensándolo bien me quedo sólo porque estás tú -y le dio un beso en la mejilla.

Seokjin la invitó a sentarse y pidió una botella para dos.

WILDEST DREAMS; SEOKJINWhere stories live. Discover now