10. ¿Por qué estás molesto?

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He pasado casi toda la noche pensando lo que debería hacer. Estuve dándole vueltas al asunto una y otra vez y al final decidí salir con el chico que más me necesitaba ahora: Kyle. La situación de Bruno nos ha acercado y gracias a eso, descubrí que Kyle Smith no es el chico malo que dice ser, sino una persona con sentimientos como cualquier otra, cosa que en mi opinión me parece mucho más interesante.

Me encuentro en mi habitación dando vueltas como una loca y llevo literalmente treinta minutos buscando qué ponerme. No sé por qué me preocupa tanto mi atuendo, pero quiero estar bien vestida. Al final elijo un vestido negro suelto y que me queda a ocho dedos por encima de la rodilla. Me rizo el pelo y cuando cojo el móvil para ver la hora el sonido de un claxon hace que pegue un brinco horrendo.

Me asomo por la ventana y ahí está él. Lo observo bajarse de su auto y caminar hasta quedar justo debajo de mi ventana, me dedica una de esas sonrisas que tanto me gustan y grita.

—¿¡Piensas bajar Julieta!?

—¿Julieta?— no puedo evitar reírme.

—Ya sabes, por el balcón y eso. Olvídalo— suelta una risa nerviosa que me parece adorable.

—Creo que tú y yo no hemos leído el mismo libro. Ahora bajo— hago una pausa y hablo entre risas—. ¿Debería llamarte Romeo?

—Ja ja, muy graciosa.

Amo su ironía. Niego con la cabeza y me dirijo hacia la puerta de mi habitación con una sonrisa tonta en mi rostro. Bajo las escaleras lo más rápido que puedo y me encuentro con mi madre al final de la misma.

—Al final voy a tener razón y son más que amigos.

—Mamá tú mejor que nadie sabes lo que opino del amor. Por cierto ¿dónde está papá?

—Aquí estoy mi princesa hermosa. Te ves guapísima— dice saliendo de la cocina y deposita un beso en mi mejilla.

Últimamente trabaja demasiado y casi no lo veo. Me dan un último beso y me dan una charla antes de marcharme.

Al salir de la casa me detengo a mirar detenidamente a Kyle. Está con los brazos cruzados sobre su pecho mientras se encuentra recostado al coche, lleva un pantalón y una camiseta negra, la cual hace que le resalten sus músculos perfectamente definidos. Su cabello va despeinado como siempre dándole un estilo de chico malo y al llegar a su lado me sonríe.

—¿Lista?

Asiento sin decir nada y ambos nos subimos al coche. Por el camino lo escucho detenidamente mientras me va contando historias sobre Bruno y él cuando eran niños, la verdad es que eran muy traviesos. ¿Cómo es que Bruno nunca me contó sobre él? Obviamente como soy una persona muy curiosa no puedo evitar preguntarle.

—¿Cómo es que nunca te conocí?

—¿A qué te refieres?

—Fui a todos los cumpleaños de Bruno. ¿Cómo es que nunca te vi?

Lo observo tensarse y su mirada se vuelve distante.

—Si lo hiciste, Ro, sólo que no lo recuerdas porque sólo fue una vez.

—¿Cuándo?

—¿Eso es lo que se te ocurre preguntar?— se ríe un poco y luego vuelve a ponerse serio—. Cuando Bruno cumplió los 8 años mi madre decidió hacer una gran fiesta. Yo no era muy sociable y tras la muerte de mi padre me encerré en mi propio mundo. Mientras todos los niños jugaban en el jardín trasero, yo estaba sentado solo en las escaleras hasta que llegaste tú, me dijiste que nadie merecía estar solo y me diste un caramelo.

Un beso bajo la lluvia [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora