21. Acuerdo de paz

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Oficialmente mi primer año como universitaria ha acabado y ya estamos de vacaciones. En realidad ya llevamos dos semanas de vacaciones, pero ya saben a lo que me refiero. Me he pasado toda la mañana haciendo la maleta para ir a ese viaje con los chicos y estoy súper entusiasmada, no veo la hora de irnos.

Mi padre me ha invitado a almorzar hoy a nuestro restaurante favorito, solamente me ha dicho que necesita hablar conmigo, así que aquí estamos. Llevamos cierto tiempo aquí, ya hemos ordenado lo que vamos a comer y ahora estamos esperando a que nos traigan lo que pedimos. Él se encuentra distraído en sus pensamientos y yo me limito a observar a una pareja que se encuentra a varias mesas de distancia. Escucho a mi padre aclararse la garganta y lo observo detenidamente.

—Ro, respecto a lo de aquel día que te vimos con ese chico, Kyle. Lo siento, sé que estuve mal, no te dejé explicarme lo que había pasado, pero tienes que entender que para un padre es muy difícil aceptar que su hija ya no es una niñita que juega con unicornios de peluche, sino una mujer.

—¡Hey! ¿Qué tienen de malo los unicornios?— digo para aliviar la tensión y ambos reímos.

—Lo que quiero decir, es que a veces el corazón no quiere admitir lo que la mente ya sabe. Eres una mujer valiente, decidida, y muy bella, capaz de tomar sus propias decisiones, así que si no quieres salir con Matteo, lo entenderé completamente y aprenderé a aceptar a Kyle.

—Papá, yo siempre voy a ser tu niña pequeña— le tomo la mano y sonrío—. Aun teniendo 60 años seguiré siéndolo. Llegará un momento en que tendrás que compartirme, y sé que al inicio será duro, pero esa persona va a hacerme muy feliz, tal y como tú lo has hecho todos estos años— nuestros ojos se llenan de lágrimas y la voz se me raja, pero sigo hablando—. Nunca te voy a dejar solo, papá, tú fuiste el primer hombre que de verdad me amó, sin importarte cómo me veía por fuera, simplemente me aceptaste, y eso, eso no tiene precio, papá.

Me levanto de la mesa y lo abrazo con todas mis fuerzas y él me corresponde de la misma manera. Por más que a veces me molesten sus decisiones, es el único hombre capaz de hacerme sonreír al final, el único que siempre va a estar para mí a pesar de todo, y del mismo modo, yo siempre voy a estar para él.

Me separo un poco de él y le limpio las lágrimas que empapan sus mejillas. Jamás lo había visto llorar y es una imagen realmente tierna, que quedará guardada en mi mente para siempre.

—Te quiero muchísimo, Ro. No tienes ni idea.

—Yo también te quiero, papá.

La comida llega tras ese momento de padre- hija, y el resto del almuerzo lo pasamos hablando de cualquier cosa que nos venga a la mente. Extrañaba mucho hablar con él, cuando era más pequeña, mi padre solía leerme historias antes de dormir y me llevaba dulces escondido de mamá a la habitación. A pesar de todos sus defectos, para mí, es perfecto.

Al llegar a la casa subo a mi habitación y cuando abro la puerta, casi me da un infarto, están todos aquí, Clara, Ben, Bruno, Amanda y para mayor sorpresa, Matteo y Kyle, uno al lado del otro.

—¿Qué hacen aquí?— les pregunto al entrar.

—No puedo creer que lo hayas olvidado— protesta Clara y coloca sus brazos en jarra—. ¿Qué día es hoy?

—Ehm, 12 de Julio— contesto.

—¿Y qué pasa el 12 de Julio?— como ve que no respondo, bufa y sigue hablando—. Hace como cuatro meses quedamos en irnos todos de excursión el 12 de Julio porque mañana es el cumpleaños de Amanda.

Estallo en carcajadas y mi mejor amiga me mira como si acabara de perder la poca cordura que me quedaba. La tomo por las mejillas y las aprieto ligeramente como haría una abuela.

Un beso bajo la lluvia [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora