~Fushiguro~

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Habían pasado solo 10 minutos desde que el joven Megumi había decidido tomar un merecido descanso después de toda una jornada de trabajo intenso cuando Sukuna lo vio volver igual o más cansado y con un rostro que daba miedo.

-Fushiguro ¿Por qué no estás durmiendo?

-Por nada, ahora quiero volver al trabajo —volviendo a ponerse su bata y tomando la tabla de registros para ir con los pacientes.

Pues su padre Toji había llamado diciendo que se iría del país por unos días, le deseaba suerte en su trabajo y sobre todo le pidió que no dijera nada si llegaba un tipo de cabello blanco a buscarlo.

Megumi sabía bien que su padre era una rata de lo peor, por algo no lo había visto desde hacía ya bastante tiempo, quizá 6 o 7 meses. Después de que se divorciara de su madre, él decidió quedarse con ella y su hermana. La mamá de Megumi era una belleza de mujer así que no tardó mucho en encontrar a otra persona con la cual podía ser ella misma así que Toji solo lo llamaba de vez en cuando para ver el tema del dinero así que seguramente había echo otra estupidez.

-¿Estás seguro que no quieres  tomar un descanso? Yo puedo encargarme de esto —Sukuna lo siguió hasta ponerse a su lado.

-Sí, terminaré mi turno y me iré a casa.

-Yo puedo llevarte, salgo solo unos minutos después —Megumi lo veía totalmente cansado y seguirle el juego sería contraproducente pero Sukuna pensaba que todo avanzaba bien, no sabía que el pelinegro ya conocía todas sus aventuras en el hospital.

-Está bien.

-¡Bien! —de un momento a otro se olvidó de la ayuda que le había ofrecido al chico y salió feliz con una gran sonrisa en su rostro.

Mientras tanto Gojo estaba teniendo una fuerte pelea con Toji por el teléfono. Al parecer una fuerte cantidad de dinero había sido retirada de la cuenta de la empresa a nombre del proyecto de construcción con la empresa Fushiguro, si bien sus obras eran de calidad también eran conocidos por los diversos escándalos de malversación de fondos y nexos con personas poco morales.

-¡Toji, falta medio millón de dólares, el anciano me cortará la cabeza si no devuelves eso ahora! —desde un principio supo que era una decisión fuerte firmar el contrato con él pero ebrio no puede tener un juicio justo para saber si lo que firmó eran unos papeles dónde su empresa se jugaba la existencia o un simple autógrafo.

-No pasará nada, voy a triplicar esta cantidad en solo unos días, solo deben esperar un poco.

-¡Quedamos en que podías hacerlo si nadie se enteraba! Ahora todos saben que acabas de robarme

-vamos que no es solo tu dinero, ja.

-¡Justo porque no es solo mi dinero! ¿Qué pasará si no ganas?

-No lo sé

-¡¿Cómo que no sabes?! —de no ser porque la llamada estaba conectada al auto seguramente habría lanzado su teléfono hace ya buen rato.

-Eso no va a suceder, confía en mi —a lo lejos se escuchaba la última llamada para tomar el vuelo a Italia— Bueno, nos vemos en unos días, Satoru.

-No, espera no puedes ir...—la llamada había sido cortada y seguramente el teléfono apagado pues no podía volver a marcar— ¡Mierda!... —soltó un fuerte golpe al volante y mientras se estacionaba pensaba en lo que tendría que decir para evitar involucrar a la empresa en una demanda. De solo pensar en el regaño de Nanami quería tomar sus cosas e irse de ahí.

En el ascensor pedía que algo muy malo ocurriera para no tener que sentarse en la misma mesa que los directivos pero el destino quería divertirse un poco y al llegar dejó abrir la puerta enfrente de la sala dónde ya se encontraban todos en sus respectivos lugares. Giraron el mismo tiempo hacía su dirección, solo trago saliva y entró con una sonrisa nerviosa.

My Sugar Daddy [Goyuu] Where stories live. Discover now