My Sugar Daddy [Goyuu]

~Midas Touch~

Debido a la emoción del momento Sukuna terminó permitiendo que Gojo se quedara a dormir esa noche, sería estúpido pedir que fuera en cuartos separados cuando seguramente ya se conocían hasta el alma pero les pidió un poco de paz para los niños y no tuvieron de otra más que  obedecer, durmieron plácidamente abrazados hasta la tarde del otro día donde nadie hizo nada más que quedarse en la sala viendo películas navideñas como el Grinch y comiendo del recalentado que sabía mucho mejor que el día anterior. 

Fue por eso de las 10 de la noche cuando Gojo decidió irse a su casa, Yuuji no podía dejarlo ir ya que hace una hora que se estaban despidiendo.

-Llámame cuando llegues ¿bien?

-Lo haré —dando besos por toda su cara— despideme de Choso mañana en el areopuerto ¿De acuerdo?

-Lo haré —Yuuji estaba realmente triste de que tuvieran que irse, el tiempo pasó tan rápido y aún quedaban tantas cosas por hacer— Te visitaré después de que salga su vuelo.

-Espero que lo hagas en ese bello auto tuyo —y claro que lo era, un BMW convertible rojo que estaba aparcado frente a ellos, nuevo y listo para usarse—

-Primero debes darme clases de manejo.

-Hmm lo haré pero debes pagarme con algo — bajando una mano de su cintura hasta su trasero para apretarlo con fuerza— Con un estudiante como tú estaré más que encantado.

-Entonces nos vemos mañana, Gojo satoru —dando un último beso en sus labios.

-Me parece bien, Itadori Yuuji... ¿O debería decir, Yuuji Satoru? —con una enorme sonrisa.

-Mi nombre es tan genial que resalta tu apellido —Gojo amaba esa parte tan segura de Yuuji, lo volvía loco cuando usaba ese aire superior.

Satoru se marchó antes de que se hiciera más noche ya que seguramente el tráfico en la ciudad sería terrible y a pesar de no haber hecho nada se sentía cansado al igual que todos. Yuuji entraba a la casa aún sintiendo que vivía un sueño, nunca penso que se comprometería de esa manera y menos a su edad, quería estallar de la felicidad y decirle al mundo lo enamorado que estaba pero eso debía esperar pues algo hizo que dejara el tema de lado para enfocarse en su cuñado que estaba solo en la cocina con el teléfono en mano en medio de la oscuridad.

-Megumi, ¿Todo bien? —con mucho cuidado se acercó al chico para sentarse frente a él.

-Hola, Yuuji. Sí, todo bien

Itadori sabía que no era cierto y no quería pensar que su hermano había cometido una tontería pero de ser el caso no se iba a quedar callado.

-¿Sukuna hizo algo?

-¿Qué? No, para nada... No es nada de eso pero estoy tratando de pensar un poco, solo eso.

-¿Puedo ayudarte en algo?

-Bueno, tu sales con Gojo, supongo que tal vez te comentó algo. El asunto es mi padre —Itadori recordó de la breve conversación con Satoru sobre Toji— Bueno, los pequeños lobos fueron un regalo de su parte, él sabe que me encantan los animales pero nunca pude tener algo más allá de un pez o tortuga, pequeños y prácticos. Supongo que ahora que estoy, prácticamente, viviendo con ustedes pensó que sería un buen momento para intentarlo... —Dejando salir un pesado suspiro— Está intentando acercarse, no soy tonto claro que lo sé pero es algo difícil ¿Sabes?. Toji realmente no es un buen padre ni esposo, incluso me pregunto si será una buena persona por todo lo que hace —Sus negocios poco legales también daban de que dudar— Pero a pesar de todo hace lo que hace para que a mi hermana y a mi no nos falte nada, yo no conocí lo que era pasar hambre gracias a él y se lo agradezco pero ¡ahhg! —tomando su cabello y tirando con algo de fuerza de él— Me hubiera gustado que pasara tiempo de calidad con nosotros, cuando eramos pequeños y cuando más lo necesitabamos ¿De qué me sirve que intente arreglar las cosas ahora que ya estoy haciendo mi vida lejos de esa horrible familia? —Negó con la cabeza y se reclinó sobre el respaldo de la silla para tratar de calmarse, se había desahogado de más con Itadori que no tenía nada que ver con sus problemas, seguramente ahora pensaba que era un exagerado— Lo siento, creo que me dejé llevar...