4. Protegerlo

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-¿Hasta qué tan lejos quieres llegar?

-¿Crees que debería responderte?

-Me estás haciendo caminar demasiado y no me dices una sola palabra, es lo mínimo que puedes hacer. -Chūya se cruzó de brazos, deteniendo su andar.

Habían pasado en frente de las aulas de primero y habían caminado mucho considerando que faltaba poco para que concluyera el receso. Para ese punto, los dos se encontraban muy cerca del almacén en donde se guardaban las cosas requeridas para la hora de los deportes.

-¿Incluso cuando ayer me diste una patada y te largaste como si nada? -el alfa lo miró con algo de saña lo cual provocó el recelo en el pelirrojo, retrocediendo un paso.

-Ah ¿es por eso? No pensé que serías de esos que no soportan ser golpeados por un omega ¿A que herí tu orgullo? -El chico más alto se dio la vuelta en su totalidad y observó la sonrisa altiva del omega -. ¿Entonces qué? ¿Quieres que empecemos a resolver esto ahora? -preguntó Chūya, apretando los puños.

-¿Quieres pelear? Claro que no, no sería capaz de pedirle a un débil omega que pelee conmigo.

-No me importaría pelear contigo -comentó tratando de ocultar el hecho que lo había fastidiado con su comentario -. ¿O eres tú el que tiene miedo a perder contra alguien "tan débil" como yo?

El alfa sonrió con malicia.

-¿Crees que puedes hacerme frente?

-Estoy seguro que perderías.

-De acuerdo, si lo que quieres es perder, entonces pelearemos -sentenció -. No hay maestros cerca, me aseguré de eso al traerte aquí, claro que no era para pelear pero viendo lo entusiasmado que estás no puedo decir que no -dijo y él también hizo tronar sus dedos -. El que derribe al otro ganará y tendrá el derecho de pedir una recompensa -explicó las reglas mientras Chūya comenzaba a calentar los músculos, estirando sus brazos -. Si ganas, te dejaré en paz y te pagaré la-

-Con que me dejes en paz me basta, mi victoria es verte comer polvo, maldito imbecil -insistió el pelirrojo. De seguro recibiría un regaño de nee-san cuando llegara con uno que otro moretón, pero que supiera que tenía una buena razón.

-Y si yo gano me darás un beso. -El pelirrojo hizo una mueca de asco.

-¿En serio aplicas métodos tan bajos para conseguir la atención de alguien? Me da pena mi amiga porque su primera confesión fue de una basura como tú.

-No tienes nada que perder ¿no que me harás comer polvo? -Se remangó la camisa y se puso en posición de pelea -. Demuestralo con acciones y no con palabras.

Al ver la invitación implícita en su mirada afilada, Chūya emprendió una corrida que le dio el impulso necesario para darle una patada. El más alto logró predecir el ataque y utilizó su antebrazo para cubrirse el rostro. Chūya se agachó rápidamente al notar que iba a recibir un puñetazo, y sin querer dejarle lugar a descanso dio una patada deslizándose en el suelo, directamente a las piernas de ese tipo para hacerlo caer.

Colocó un pie sobre el pecho de su oponente.

-¿Te rindes? -preguntó Chūya al verlo quejarse en el suelo.

-Definitivamente no. -El alfa tuvo intenciones de tomar la pierna del pelirrojo y tirarlo consigo, pero el más bajo se percató de ello y la retiró inmediatamente, dando tres pasos hacia atrás, viendo como su oponente se levantaba -. Ven aquí, sigamos jugando, pequeño omega.

-Bastardo.

El alfa se le acercó de forma súbita y sostuvo el cuello de su camisa. Chūya le dio un golpe en el estómago lo cual no fue suficiente para aturdirlo y trató con un rodillazo. Lo empujó a un lado con brusquedad y luego trató de atinarle varios golpes y patadas, cumpliendo con unos y fallando con otros, recibiendo uno que otro golpe en el trayecto de la pelea hasta que cometió un error y el alfa logró tirarlo hacia la pared.

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Where stories live. Discover now