Primero

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Te quitaré de mi cabeza

-Tía, deberías ir al bar que abrieron en...

-Estas loca, Sabrina. ¿YO? Una bruja, entre todos esos mortales... Es ridículo, mucho menos si está lleno de adolescentes hormonales...- Renegó mientras le daba una calada a su cigarrillo y se levantaba.

-¿Y Dorian?- Dijo Ambrose mientras se ganaba una mirada asesina- Tía debes relajarte llevas tensa mucho tiempo, mira, Sabrina y yo...

-Sabrina y tú solo dan problemas, la familia Spellman esta muy por debajo en el aquelarre a lo que estaba antes de que a Sabrina se le ocurriera la brillante idea de...- Hilda la interrumpió.

-¡basta! No se que esta pasando contigo, pero se quien es la que esta detrás de toda esa actitud egoísta y soberbia- Dijo enojada- Iras al maldito bar...- Se levantó de la mesa enfadada y subió las escaleras mientras murmuraba- Maldita sea... Primero Sabrina, luego... Ah, Maldita Mary, si tan solo...

-¡Hilda!- gritó Zelda asustando tras ella- ...¿Cómo lo sabes...?

-duermo en la habitación contigua...- Siguió su camino hasta su habitación dejando a una Zelda completamente intrigada y además enojada.

Luego de la conversación que tuvo con Lilith en su casa en su cabeza quedo rondando la aparente burla de la madre de los demonios y su enojo por aquel reto aumento de manera indescriptible.

Como la inteligente bruja que era decidió guardarse su enojo y se dirigió a su habitación para poder comenzar a vestirse y maquillarse para ir al bar de Dorian Gray.

Comenzó por un baño de leche y pétalos de rosas, algo de aceite de lavanda para relajar su cuerpo y calmar sus nervios.

Al salir de la tina comenzó a maquillar su rostro sutil, con un labial bordeo oscuro que resaltaba aún más las ondas de su cabello rojizo y sus ojos color verde de manera hermosa. Colocó sobre su vestido negro con algunos brillantes un sutil blazer, pero finalmente se lo quitó ya que le quitaba la elegancia a su vestido, aquella prenda le llegaba 4 dedos arriba de las rodillas, sus zapatos con tacón cerrado y color negro. Un collar sutil con una esmeralda del color de sus ojos.

Se sonrió al espejo de cuerpo entero que estaba en su habitación y decidió salir. Bajo las escaleras alerta a que ni sus sobrinos ni Hilda pudiese verla, pero se equivocó, pues desde las pequeñas puertas al pie de las escaleras que llevaban al morgue estaban Ambrose y Sabrina sonriendo.

-¡Demonios tía Zelda!- Ambrose la hizo sonrojar- Increíblemente bellísima...

-Tia estas hermosa...- Alagó sonriente la adolescente mientras ambos se acercaban a ella al término de la escalera.

-¿Qué hacen despiertos..?- Luego de ver la sonrisa de ambos desistió- Ustedes me van a matar algún día.

-Yerba mala nunca muere Tía- Dijo el moreno.

Luego de un cruce más de palabras de los res, Zelda se teletransportó hasta el bar de Dorían Gray donde se encontraban los demás brujos, lo que no se imagino es que su vieja amiga estaría allí.

Al llegar a la barra le pidió un vaso de daiquiri de frutilla y encendió un cigarrilo cuando comenzó a sentir que algo del alcohol en sus venas estaba haciendo efecto. Ya que el whisky que ingirió en casa y el daiquiri era un tipo de trago que no acostumbraba a tomar, sintió una mano en su cintura.

-Hola Zelda Spellman...- Le susurró al oído.

-Ha pasado tanto tiempo...- Suspiró al sentir el perfume y el olor a tabaco- Mey Shipton...

Ambas se sonrieron al encararse y luego Zelda pidió dos shots de tequila. Completamente inmersas en su mundo de recuerdos de aquella relación fugaz que hace más de 105 tuvieron no se dieron cuenta que unos ojos las observaban. Algo dentro de la demonio estaba completamente enfurecida pero no quería dejarse llevar por aquella furia así que espero a la Pelirroja en el baño.

Cuando Zelda entró luego de bailar sensualmente con Mey en la pista de baile encontró la luz del baño completamente apagada, pero igualmente entró ya que sus sentidos estaban nublados por el alcohol.

-Con que divirtiéndote...- La luz se encendió dejando ver a una sensual Lilith que hizo que Zelda temblara con solo observarla- ¿Nerviosa?

-Oh... Con que siguiéndome...- Dijo pausado- Claro que, Lilith, estás loca, ahora déjame en paz- Se miró al espejo arreglando su maquillaje y retocando algo de su labial.

-acaso...- Se acercó por su espalda y la pego a su cuerpo desde su cintura, Zelda soltó un leve gemido casi inexistente pero la demonio lo hoyo y tal como la pelirroja su cuerpo sintió la lujuria que emanaba cuando estaban cerca- Ella te hace sentir comó yo... No me retes Spellman, soy un demonio...

-Y yo...- Se volteó quedando frente a ella- Una bruja- Se acercó provocándola- ¿Temes a que te haya olvidado así como así?

-Claro que no, no me importas...- Dijo la morena con la respiración entre cortada.

- Ni tú a mí. Lilith, ahora deja de seguirme- Salió el baño complatamente sonriente y encontrando casi de inmediato a la pelinegra en el pasillo- Vamos cariño... Sigamos esta noche en otro lugar...

La morena oyó desde la sombra de la cual se escondía y su ira aumento, pensando en todas las cosas que harían esas dos brujas. Sus celos aparentes explotaron y en sus pensamientos rondaron las imágenes de ambas besándose apasionadamente en aquel primer encuentro cuando casi la mató en la cabaña luego del exorcismo.

-Maldita bruja...-Tiró su abrigo al sofá.

A un kilómetro de allí en casa de la bruja pelinegra Mey se encontraba una Zelda completamente desnuda a la luz de la luna gemidos y jadeos de parte de ambas recordando viejos tiempos, pero algo era completamente raro en la cabeza confusa de la pelirroja, cuando Mey estaba en sus brazos añoro la presencia de la demonio bajo su cuerpo.

Cuando una ilusión en su mente la hizo ver a la morena en lugar de Mey la impulsó a continuar con el sexo junto a la pelinegra.

Aquella noche para la demonio fue eterna trató de mantener la calma y dormir pero no lo logró ni con dedaleras pudo lograr su sueño, solo cuando era hora ir a la escuela Baxter se lavantó cansada y ojerosa.

-¡Te asesinaré, Zelda Spellman!- Pero luego de eso de manera burlona comenzó a reí- Es inútil, combatir fuego con fuego, será lo mejor.

Bajo del automóvil luego de estacionarlo y al entrar a la escuela Baxter se encontró con Sabrina, sonrió sínicamente cuando se acercó, lo que no quería era encontrase con esa adolescente.

-¡Srta. Wardwell!- Pero Sabrina noto sus ojeras y de inmediato supo que algo andaba mal- ¿Esta bien?

- Si si, claro ¿Necesitas algo, Sabrina?- Preguntó evadiendo el tema.

-Por ahora no... pero yo...- La morena no dejó que hablará.

-Bueno, estoy muy ocupada Sabrina, por hoy no podré ayudar...- La morena comenzó a caminar dejando atónita a la rubia y encerrándose en la oficina como directora de la escuela.

-Hola...Lilith- Solo escuchar su voz tras ella le erizó la piel.

-...Tú... Veté, no quiero verte- Dijo la demonio.

-Yo...Ayer...

-¡Que te vayas!- Se dio la vuelta encontrando a la pelirroja, completamente desaliniada y con el cabello tomado a los lados- ¡No quiero verte!

-Lilith no puedo...- Zelda se acercó y ella la empujó contra la puerta haciendo que el cuerpo de Zelda se arqueará de dolor- No...

-¿No qué?- Dijo enojada y agarrando su cuello- Podría acabar contigo en este mismo instante, pero no lo haré ¿Sabes por qué?- La demonio rió burlonamente- Porque sé que estoy en tu mente, Zelda, y tal como tú estás en la mía y no...

-Anoche... No pude dejar de imaginarte en lugar de...- La morena la soltó abruptamente.

-No quiero oír nada... ¡Vete!- La pelirroja solo se esfumó- Esta vez me toca a mí.

Cuando Quieras DejameWhere stories live. Discover now