Segundo

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Mary Wardwell tiene novia

Luego de aquel día Zelda no portaba saber de Lilith o más bien, Mary wardwell, la más grande mentira que estaba ocultando la demonio.

Dos semanas después de su último encuentro con la morena escuchó a Sabrina decir frente a todos en la mesa sobre la magnífica, bonita e inteligente novia de la "Srta. Wardwell" Su sangre hirvió pero no demostró el mayor interés frente a su familia.

Cuando se encontró por décima vez con Mey en Greendale, se encontraron justo frente a frente con Lilith y su "Novia", era una mortal, Zelda podía olerlo a kilómetros.

-Hey...-Dijo Mey- Ella es la...

-Si ella es Mary, la profesora de Sabrina- Dijo fingiendo una sonrisa y saludando a ambas mujeres desde lejos.

-Vamos a saludar, Zelds...- Mey la arrastró pese a su resistencia, cuando miró a Lilith a los ojos su cuerpo reaccionó sintió algo de ira en Lilith pero decidió ignorar.

-Hola- Dijo tímidamente Mey y la Novia de Lilith saludo de igual forma, sonrojándose frente a Zelda que estaba completamente seria- Disculpa a Zelda, ella es así.

Lilith tomo de la cintura a su novia y sonrió frente a la energía de celos que emanaba la pelirroja, cuando Mey habló nuevamente la morena la interrumpió.

-Ella es Sara, mi novia- Sonrió triunfante mientras observaba las reacciones de Zelda- Tú debes ser Mey... La novia de Zelda..

-Oh claro, mucho gusto querida- Le extendió la mano a ambas mujeres y fue cuando Zelda decidió hablar.

-Tenemos prisa, debemos irnos- Dijo sonriendo sínicamente y jalando a Mey del brazo.

-Pero...- Zelda la calló con un beso que vió Lilith.

-Solo vamos...- Le guiño el ojo y caminaron hacia el final de la cuadra.

Lilith solo sonrió ante el comentario cursi de Sara ya que le importaba en lo más mínimo la chica, estaba completamente celosa de aquel beso que acababan de presenciar y el apuro de Zelda de llevar a la pelinegra con la que estaba a otro lugar.

Sara era una mujer linda e inteligente como todos decían, un doctorado en leyes y melena castaña, una voz linda, pero Lilith solo la usaba, estaba completamente segura que Zelda volvería a pedir perdón y aceptar su derrota.

Cuando la pelirroja le grito que ella no le importaba ni le interesaba de manera amorosa, su orgullo salió a flote, y obvio como la Madre de los Demonios, su orgullo era sagrado.

Un par de noches luego de aquel día Lilith le dijo Sara que no podían dormir juntas aquella noche ya que tenía demasiado trabajo en la escuela y quería terminarlo cuanto antes y como la castaña no tenía la más mínima idea de lo que la "Maestra" era lo termino aceptando luego de un par de pucheros los cuales la morena odiaba.

Cuando por fin pudo librarse de Sara emprendió camino hasta aquel lugar, donde ambas se habían enfrentado por primera vez a la mansión Spellman y ahora que sabía que Zelda estaba sola pues aún seguía espiándola por las noches cuando se desmaquillaba.

Decidió caminar, cuando entre el cementerio que había frente a la casa de los Spellman vio una criatura que conocía muy bien, era una pequeña ardilla que siempre la seguía a todos lados y casualmente cuando ocurrió lo de Zelda la pequeña ardilla desapareció, cuando se agachó a recogerla el animal en vez de correr se subió a su mano y la acompaño a la puerta de la mansión.

Cuando levanto la mirada frente a ella Zelda Spellman la miraba con unos ojos que ella muy bien conocía, esa conexión y ese placer que la pelirroja le estaba exigiendo en ese momento fueron unas de las cosas que la hicieron adicta al sabor y al olor de su piel blanca, su cabello revuelto y rojo como el fuego del mismísimo infierno.

-No me dejes así... No esta noche Lilith- Le dijo mirándola directamente a sus ojos azules- Te necesito...

La pequeña ardilla salto sin que nadie la viera dentro de la casa y Lilith sin más tomo a la pelirroja de la cintura con un beso completamente húmedo que ambas necesitaban la empujo hacia dentro acorralándola contra la puerta, tomándola de uno de sus muslos para rodear su cintura fue cuando la pelirroja gimió en medio del beso y exigiendo más se arqueo haciéndole saber cuánto la deseaba.

-Zelda...-Jadeo besando su cuello- Zelda Spellman...

-¡Oh, cariño!-Gimió – Cuanto te necesito...

Golpearon la puerta y ambas saltaron soltándose de aquella posición comprometedora se miraron unos segundo, ambas tenían la respiración agitada y no sabían que hacer en aquel minuto, fue la segunda vez que sintieron tras de ellas los golpes sobre la gran puerta cuando Lilith se escondió en las sombras observando. Zelda se arregló y abrió finalmente encontrándose con Mey.

-¿M-Mey?

-Hola, amor- Sonrió entrando y encontrando muy raro el ambiente- ¿Estabas ocupada?

-L-La verdad... yo...-Ella no supo que decir y la presencia de Lilith en aquella sombra la ponía aún más nerviosa de lo que debería estar.

-Si, ella estaba ocupada- Salió de aquella sombra y se presentó ante Mey imponente como ella sola y mirandola de manera sonriente, como si algo tramara.

-Mey yo puedo...-La pelirroja no pudo seguir porque Lilith siguió hablando.

-Querida, Mey, ambas sabemos que Zelda no te ama, ni siquiera te desea ¿Por qué no te vas? Estábamos – Se limpió el labial que llevaba corrido con algo de dedicación y burla- Ocupadas, por si no te has fijado.

-¡Zelda Spellman!- Mey se abalanzó pero la demonio la detuvo con telequinesis.

-Es mejor que no intentes nada, Shipton, no sabes con quien te metes- Sonrió mientras se acercaba a ella.

-Soy la descendiente de una de las brujas más temidas de Salem... Es mejor que me sueltes, Bruja- Dijo con algo de dificultad.

-¿Bruja?- Sonrió- Yo no soy una bruja o al menos, no solo una- Se alardeo mientras miraba a Zelda y le guiñaba un ojo- Soy Lilith, Cariño- Excesivamente cariñosa y soltándola – La madre de los demonios, el amanecer de la perdición, y si quiero seré tu peor pesadilla.

Mey la miró aterrada y luego a Zelda con una ira que no podía esconder.

-Zelda, me las pagarás maldita bruja- Se esfumó como el viento que soplaba desde afuera y ambas mujeres se miraron.

El azul con el verde se juntaron y fue cuando Lilith dio un paso más a la frente para admirar a la pelirroja de manera obscura y profana.
Cuando la pelirroja deseo hablar fue cuando Lilith la acorraló nuevamente contra la pared.

-Tú, eres mía Spellman M-I-A- Dijo besándola y magullando su labio inferior mientras la hacia gemir sin siquiera provocar- Jamás vuelvas a intentarlo...

-¡Ooh! Lilith... Por favor...- Se dejo llevar por sus besos en el cuello y sus burlas sobre sus senos.

Cuando Quieras DejameDove le storie prendono vita. Scoprilo ora