Capítulo 35; Felicia Lombard.

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–¿Estás listo, cachorro?

Harry ajustó la mochila en sus hombros antes de salir de su cuarto, encontrándose con Sirius en el pasillo. Ahora solo debían reunirse con Remus para poder irse.

Después del reencuentro con Peter en la Casa de los Gritos no paso mucho, el final de tercer año estuvo más cerca de lo que hubiera esperado, y el ingreso de Peter a San Mungo también: Después de su reencuentro fue algo fácil saber que necesitaba urgentemente ayuda de un psicomago, y el ingreso en San Mungo fue más que necesario. Lo había ido a visitar seguido y, según lo que le había dicho Malfoy en sus cartas, él acompañaba al Black menor a visitarlo también.

Ahora se preparaba para ir a la final de la Copa Mundial de Quidditch junto a los Weasley. Según Sirius, Bulgaria ganaría, y Remus solo podía estar de acuerdo con él. Lo mismo sucedía con Ron, apoyaba completamente a Bulgaria, su admiración por Victor Krum, buscador del equipo de Bulgaria, era simplemente impresionante. Desde que el pelirrojo supo que él también iría, no había parado de hablar sobre las increíbles habilidades de Krum como buscador.

Harry comenzaba a dudar de que eso fuera simple admiración.

Malfoy también iría junto a su prima, Nymphadora Tonks. Según lo que le había dicho a Harry, sus tíos estaban demasiado ocupados como para acompañarlo, así que le pidieron a Dora que lo acompañará, aprovechando que comenzaban sus vacaciones de un mes en el centro de aurores.

–Nos juntaremos con los Weasley allí mismo. Ellos llegaron junto a los Diggory, espero que te lleves bien con el chico Cedric.

Harry asintió despacio, aunque eso no fuera del todo cierto.

Cedric Diggory era alguien con quien no había querido cruzarse desde finales de tercero.

¿La razón? Era simple, había presenciado, en primera persona, la bonita amistad que este tenia con Malfoy. Harry no sabia exactamente que era lo que le molestaba de eso, pero sí que sabia que esa cercanía no le agradaba para nada.

No se había atrevido a preguntárselo directamente a Malfoy, porque sabia que la respuesta de este no le agradaría ni en lo más mínimo. Probablemente debió hablarlo con Remus o con Sirius, pero debía admitir que no se sentía cómodo con la idea de ellos dos sabiendo algo que quizás el estaba ignorando.

Eso no estaba muy por fuera de la realidad. Porque sí que lo estaba ignorando. Lo ignoraba incluso sin saber que era lo que ignoraba exactamente.

El punto era que los había visto a ambos en el expreso de Hogwarts cuando las clases terminaron, bastante cerca si se lo preguntaban a él. Mientras Malfoy le sonreía, Altais (o Regulus, Harry ya no sabia como es que debía tratarlo), oculto en el bolsillo del abrigo del rubio, miraba molesto hacia Diggory. Ahí fue cuando Harry supo que no era el único al que no le agradaba el chico Hufflepuff.

–¡Harry!– Sirius le golpeó levemente en la cabeza, intentando llamar su atención. –¿En que mierda estas pensando ahora?– rio, pasando su brazo por sus hombros.

Harry rodó los ojos, no estaba de buen humor, y no quería arruinar la felicidad se Remus y Sirius. Era la primera vez que los veía así de emocionados después de meses. Así que solo fingió la mejor de sus sonrisas y asintió.

–Me emociona esto, ya sabes– murmuró, ajustando las correas de su mochila a sus hombros. –Siento que nos divertiremos bastantes.

Cuando Sirius sonrió, Harry supo que había dicho lo correcto.

°°°

Remus parecía estar en control consigo mismo y con todo lo que estaba pasando, parecía llevarlo mucho mejor que Sirius. Y si no era si, entonces es que sabia actuar demasiado bien.

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