Capítulo 60; Cuando la muerte se siente cerca

409 55 12
                                    

Sentirse perdido no era algo nuevo, para ninguno de los tres presentes en esa celda. Ya había pasado un día desde la liberación del elfo, y aunque estuvieron muy felices por él, ninguno ahí presente era capaz de alegrarse más lo de debido. Esa felicidad había durado solo unas pocas horas, luego nadie pudo ocultar las ganas de morir que tenían.

Dobby, con una mirada decidida y protectora, se había quedado parado junto a Lily, que seguía sentada con la espalda sobre la pared, haciendo presión sobre su herida. La mujer pelirroja hablaba en voz baja con el elfo, preguntándole continuamente si le interesaba aprender el lenguaje de señas. Dobby no respondía nada, eso era obvio, pero hacia unos pocos movimientos con sus manos, indicando cosas que ninguno de los dos podía entender.

Draco, mientras Lily intentaba convencer a Dobby, había comenzado a pasear por la celda, y solo utilizaba la palabra pasear porque era la manera más linda de decir que estaba sobrepensandolo todo mientras caminaba sintiendo el frío, cosa que no podía decir en voz alta porque la señorita Lily se sentiría culpable al notar que seguía llevando su suéter rodeando su brazo.

-Creo que necesitas descansar- murmuró la pelirroja, tomando la mano de Dobby para dejarlo caer junto a ella -Dormir te ayudaría de mucho. Vamos, eres libre ahora, puedes darte el lujo de descansar- aclaro en cuanto vio que Dobby tenía intenciones de negarse -Draco, también deberías descansar.

-Yo no lo creo- dijo algo irritado, pasando su muñeca por su nariz, que parecía estar igual de irritada que él -Debo quedarme despierto por si ella vuelve... No me gustaría que les hiciera daño.

Lily iba a negarse, pero calló en cuanto escucho pasos bajar por las escaleras de aquellas mazmorras. Dobby se levantó deprisa, posicionándose delante de Lily. Draco también se acercó hasta ella, pero prefirió tomar a Dobby por los hombros, no quería que le hicieran más daño.

-Hace tanto que no nos vemos- murmuró de manera sarcástica una voz burlesca, y Draco pudo reconocer inmediatamente a su madre -Creo que este trato si lo aceptaras, mi vida... Después de todo, es lo mejor para tus tan queridos amigos.

Draco vio a su madre entrar por la reja con una sonrisa "encantadora", y estaba muy seguro de que en realidad sólo se trataba de Harry Potter. Ella sabía que tanto Lily como él harían cualquier cosa por ese chico idiota de lentes con una cicatriz en la frente. Ella sabía que no podría negarse a nada si Harry estaba dentro del plan, y ese simple pensamiento le hizo querer morir.

°°°

Luna miraba hacia arriba, directamente hacia las estrellas pintadas en él techo de la habitación de Draco. Andromeda no la conocía, por lo que sus emociones podían pasar perfectamente desapercibidas, así que se sintió obligada a esperar a Dora, que había ido en busca de Sirius y Remus en cuanto Luna dijo que creía que estaba pasando algo malo.

-Lunita, por favor...- suplico, y su voz parecía quebradiza, lo que hizo a Luna querer correr para abrazarla, pero tenía un muy mal presentimiento para dejarse llevar por el cariño y la melancolía.

-¿Por qué quitaron los narcisos? Es entendible, por supuesto, pero no sabemos si Draco se pondrá triste cuando note que no están...

-Es que...- titubeó la mujer, haciendo notar su nerviosismo -Nosotros no hicimos nada, Luna, estaba así cuando nos decidimos por entrar aquí. Las estrellas parpadeaban, no sabíamos que...

-No sé qué es lo que sucede- Luna volteo a mirarla con temor, y Andromeda supo que tenía miedo de no ser útil en ese momento. De repente, pareció que una pista había llegado a su mente como una bala impactaba en en cualquier lugar -Regulus hizo algo..., pero no sé que fue exactamente. ¡Comento algo sobre su madre! Es hermano del señor Sirius estrella, supongo que el podría saber algo.

Maybe Where stories live. Discover now