★ CAPÍTULO 4 ★

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Después de dejar el auditorio atrás, donde se encontraba el chico con voz angelical, el cual escucharía el resto de mi vida si fuera posible, sigo a Kenzie con dirección hacia el auditorio D, que milagrosamente, encontró

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Después de dejar el auditorio atrás, donde se encontraba el chico con voz angelical, el cual escucharía el resto de mi vida si fuera posible, sigo a Kenzie con dirección hacia el auditorio D, que milagrosamente, encontró.

—¿Cómo lo encontraste? —pregunto —Llevo buscándolo como media hora y nada de nada, por poco me da un ataque y casi lloro de impotencia —digo, claro está que lo último es mentira, ya saben, siempre dramatizando... Bueno no, no es mentira del todo, porque si estaba a punto de hecharme a llorar.

Pero tampoco es que yo fuera un GPS de última tecnología para saber dónde estaba el maldito auditorio, ni conozco casi nada de este bendito lugar, arggh, vida de mierda.

—Tengo mis contactos amiga, tampoco era muy difícil encontrarlo, te llamé pero no me contestabas.

La fulmino con la mirada.

—Yo también estuve llamándote y tú no me contestabas, ¿Qué coincidencia no? — eso es mentira, no lo hice, no la llamé porque estaba entretenida en otra cosa, pero ella no tiene porque saberlo.

Se encoge de hombros.

—Tal vez aquí no hay buena señal —dice

—Claro, ahora tu excusa es que no hay señal.

Vuelve a encogerse de hombros.

—En fin, ¿Qué había detrás de la puerta Harleen? estabas muy concentrada cuando te encontré, lo cuál se me hace sospechoso.

Por alguna extraña razón, siento que el calor sube a mis mejillas, y tal vez, están muy rojas por la vergüenza, mierda.

—Nada interesante, solo estaba mirando los instrumentos, eso es todo.

—Ajá, los instrumentos, estás muy sonrojada por ver solo instrumentos, no me digas que es tu fetiche —me mira un segundo y una sonrisa divertida se extiende por sus labios, lo cuál hace que mi pulso se acelere de la nada.

—¡Por supuesto que no! solo veía los instrumentos nada más pesada.

—¿Enserio? a mi me parece que no fue solo eso.

—¡Dios! ¿Por qué siempre lo mal piensas todo? —digo exasperadamente.

—No lo sé, siempre fuiste así de rarita, entonces...

—¿Entonces qué? —respondo como mal humor.

—¿Me dirás que había detrás de esa puerta?

Resoplo.

—Ya te dije que nada.

—Estoy segura que estás mintiendo ¿Tengo cara de pringada o qué?

Me detengo, haciendo que ella lo haga también.

—¿Quieres la verdad o la mentira? —la miro curiosa y el fuego estalla en sus pupilas.

—¡Harleen! —grita mi nombre.

INSACIABLE ©  |+21|Where stories live. Discover now