INSACIABLE © |+21|

★ CAPÍTULO 7 ★

Mini maratón (1/3)

Uptown Funk
Bruno Mars ft. Mark Ronson

Sentado frente a un gran espejo que está instalado en el estudio de sesión, con muchos maquillajes y artículos de belleza en el tocador frente a mi, las estilistas arreglan mi cabello rebelde, dejando un peinado lindo que supongo combinará con mi vestimenta.

Laila, la jefa de las estilistas, está caminando de aquí para allá ordenando cada cosa que está fuera de su lugar.

Aunque también está un poco alterada y se podría decir que también se encuentra nerviosa, ya que mi compañera (la cuál no se ni su nombre y tampoco han tenido la decencia de querer decírmelo), lleva veinte minutos de retraso y eso está poniendo de los pelos a Laila por la larga espera.

—Dale unos últimos retoques aquí y aquí, recuesta tu cabeza porfavor —dice una de las estilistas, señalando mi naríz y mi mentón.

Cierro los ojos cuando la suavidad de la brocha hace contacto con mi piel, dándole un poco más de brillo en cierta zona de mi rostro.

—Listo, puedes levantarte Cody —abro los ojos, bajándome de la silla giratoria y cómoda.

Me doy un vistazo en el espejo y sonrió con satisfacción ante el buen resultado y la buena apariencia que ellas me dejaron.

—Gracias chicas, un excelente trabajo, como siempre —digo, dándole un pequeño abrazo a Laila, que bufa entre mis brazos.

—Dios mío, ¿Es que ella no piensa venir? —dice dejándose caer en la silla, suspirando dramáticamente, lo que me hace reír suavemente.

—Seguro tuvo un inconveniente para llegar aquí, debe estar en camino.

Eso parece llamar su atención, porque levanta rápido su cabeza mirándome curiosa.

—¿Es que sabes quién es? —¿Que si lo sé? ¡Por supuesto que no, si se han negado a decírmelo!

Quiero darle esa respuesta, pero solo me limito a negar con la cabeza y sigo sonriendo para no parecer desperado.

—Pero también tengo curiosidad de saber quién es ¿Tú lo sabes? —pregunto con mínimo desinterés.

Y espero que crea mi tan mala actuación porque si quiero saber quién es ella, la curiosidad me carcome a más no poder.

—¿Cómo no saberlo? Si se trata de... —antes de que ella termina su oración, otra voz, no, una delicada y dulce voz llena el gran y amplio estudio.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo!—dice agitada, puedo sentir como viene corriendo en nuestra dirección.

Cuando está a mi lado, agarra con fuerza la esquina del tocador y respira con dificultad, posando una mano en su pecho y soltando bocanadas de aire.