CAPÍTULO XIII - Tener(nos)

1.3K 92 37
                                    

Separar(nos)

APOV:

Veo a Beatriz tan independiente, que me asusta. Me preocupa que yo la necesite siempre. Quiero tenerla cerquita, poder levantar la mirada y ver su pelo, sus manos haciendo ademanes sutiles; jamás sentí una dependencia tan grande, tan absurda.

¿Soy inmaduro por desear que ella me necesite para vivir?, ¿será que estoy tan incompleto o vacío que me resguardo en la seguridad que ella me da?

No la quiero perder. Me abruma tener que separarnos por la noche, despertar y que no sea lo primero que mire al abrir los ojos.

¿Qué voy a hacer tantos días sin ella?

- Bienvenidos Señor y Señora Mendoza, ¿qué desean ordenar?- dice el mesero

- Dos ensaladas niçoise, un Raclette y dos jugos de mora helados, gracias. - dejo la carta y me acerco a besar a Beatriz.

No sé si cada día está más bonita o es que cada día estoy más enamorado.

- Don Armando, y ¿desde cuándo prefiere acompañar la comida con jugo y no con buen vino?- me dice Beatriz mientras juega con mi corbata.

- Desde que me sabe a su boquita, que es más dulce, sabrosa y apetitosa que cualquier vino- le pasé el pulgar por el labio inferior y lo mordió lentamente.

Entre caricias suaves, besitos y miradas, compartimos la comida. A veces ella me acerca el tenedor con verduras de su ensalada, trocitos de quesos, embutidos y demás alimentos. Mientras yo iba saciando mi hambre totalmente mimado y embelesado, iba haciendo méritos para tener valentía y enfrentar lo que tenía que decirle.

No imaginé que una comida simple podría llegar a ser tan erótica.

Las pequeñas succiones que hace a la pajilla de su jugo me hacen sentir tensión en la manzana de adán. O esa gotica que baja por su comisura y no resisto a recoger con mi índice para meterla a mi boca, sin darle tiempo a quitarse.

- Bueno, mi vida- dije sonriendo por su cara tan bonita que pone cuando la llamo así- tenemos algo que hablar y primero que nada, quiero que me diga que confía en mí, porque lo pasa es algo muy grave-

- ¿Q-qué es lo que pasa, Doctor?- Pregunta, y por la posición recta, el movimiento de sus dedos y los movimientos de su boca, sé que está muy preocupada e incluso asustada.

- poco antes de ir a su oficina me llamaron de la franquicia de Venezuela. - dije nervioso, temiendo a lo podría venir con esto- Y me comentaron que necesitan la ayuda de un ejecutivo para la inauguración, y pues sabe, mi amor, que Calderón no puede ir porque ya no trabaja para nosotros, y no puedo mandarla a usted, así que no queda de otra que pues tener que ir yo-

- ahhh... ya...- dijo haciendo mohín de disgusto con la boca.

-Beatriz, Betty... no tengo otra opción, yo no deseo despegarme ni un poquitico de su lado, pero sin duda no hay alternativas viables. - dije con el tono de voz muy entristecido.

-No, Armando, perdóname. Yo entiendo y soy consciente de que no hay otra opción, perdóneme, no puedo evitar entristecerme por tenerlo tan lejos justo ahora que apenas vamos comenzando... de nuevo- dijo soltando unas risillas nerviosas, quizá para quitarle peso a sus dolores.

-Le prometo, mi vida, que hare lo posible y lo imposible por hacer todo lo más rapidito para estar de nuevo a su lado, no creerá que me gusta la idea de dejarla aquí solita, que me deje en ayuno de sus besos, de sus caricias...-

-Eso espero, Don... Armando- cerró el tema con un piquito, unas caricias y muchas miradas que me hacían echarla de menos aunque todavía no me iba.


(...)


BPOV:

Cuando Armando no está siento que no tengo nada. Me aburro, me enojo, me canso y me hastió, como si su presencia fuera la medida de todas las cosas.

Apenas se fue a Venezuela hace unas horas y ya siento una triste lapa que me presiona el pecho y hace un hueco pesado y vacío que solo puede ser llenado con sus manos sobre mi cuerpo y su boca cerquita de la mía.

La sombra de la duda, de los celos amenaza con absorberme, con alimentarse de mis inseguridades y devorarme, engullirme hasta hacerme llorar. No puedo evitarlo, sé que está mal y confió en él, en el amor que me profesa y me transmite beso a beso, pero en mi cabeza no concibo la idea de que bese o acaricie a otra mujer como lo hace conmigo.

Me reprocho constantemente estos sentimientos tan territoriales y me hacen cuestionarme si son lo correcto, si es normal que este lado oscuro del amor sea tan potente.

También me aplaudo por haber sido tan fuerte al negarme a sus besos, sus caricias, a ser tan fuerte en ese momento y, aunque reconozco que flaquee ante su caricia más de una vez, ya no me torturo ni me castigo, porque así de cambiante y difícil es el amor.

Entre las cosas que estoy entendiendo a medida que la relación avanza, es el cambio de pensamientos, como si fueran guiados a algo más real, al fin poder pasear juntos o no tener miedo a que nos vean besándonos -a menos que sea mi papá, ahí sí que tenemos miedo- o el poder imaginarnos en unos años, sin pensar en doña marcela o su familia de por medio.

Parte de mi obsesión con armando es con base en que lo percibo "perfecto". Quizá en mi ceguera de amor me negaba a ver sus defectos que podía llegar a tener. Buscaba la belleza en sus vellos mal rasurados, una pequeña arruga en su camisa que pasó desapercibida por él, o una uña mal cortada. Ante mis ojos enamorados, esas pequeñas marcas lo volvían a él un ser "más real".

Porque aun con el engaño, me seguía pareciendo el ser humano más hermoso que he conocido.

Mi mente lo extraña y me bombardea de recuerdos, de hacer un recorrido mental y darme cuenta que efectivamente a medida que salíamos más y más, sus besos eran más sueltos, su mano me acariciaba la cara, la espalda, la cintura. Cada vez sentía sus besos más entregados, más ansiosos y quizá alguna vez lo sentí deseosos. Mis ganas de besarlo rebasaron el límite después de mi cumpleaños, sin dudas. Porque los besos posteriores me los daba con la misma boca que jadeo bajito al oído mientras nuestros cuerpos sudaban, pero lo más importante, los besos me los daba con la misma boca que dijo que me amaba.

Desde que volví de Cartagena, he notado que es diferente, es un armando más sensible que no teme a mostrarme lo más vulnerable, que es capaz de hacerme sentir plena y protegida.

He notado que su boca ya no sabe a Whiskey y sus manos ya no se ponen blancas cuando las aprieta apaciguando su enojo. Es extraño que así como me excitaban sus gritos y su neurosis, ahora me excite su paciencia y tranquilidad.

Me siento mas tranquila igual que el, me siento plena y lista para ser una mujer autónoma, capaz de maquinar grandes estrategias de venta al igual que decidir el hombre con el que desea pasar el resto de su vida.

Amo al Doctor Armando Mendoza Saenz, y si en algún momento por cosas del destino, no es posible que compartamos la vida, viviré con los recuerdos de este amor tan inmenso que lo tengo y aunque se me vaya mi juventud en ello, solo me dedicare a amarlo.

"Buenas noches, mi betty

Estoy desnudandome mientras pienso en ti, en lo que amo tu presencia, tus labios, tu dulzura. Espero en mis sueños vengan tus labios a mi, tus suspiros a mi oido y tu cuerpo sobre el mio. Aunque no este en la ciudad contigo, te vere en mis sueños, como cada noche, con tan poca distancia como ropa.

La amo, vida mia"


Buenas noches tambien a la distancia, mi doctor. Nos vemos en nuestros sueños...

Locura Mía (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora