BLANK SPACE ━━━━━━ the crown

IX

En cuanto escuché al Teniente pronunciar aquellas palabras pude sentir como mi propia abuela y mi propia familia sin estar presentes clavaban una estaca inexistente en mi pecho, como si fuera un vampiro fácil de asesinar con una simple estaca de madera.

—Ella no puede...

Negué repetidas veces mientras miraba confundida a mis tres acompañantes. El oficial entendió la razón de mi sorpresa e hizo una reverencia para comenzar a alejarse.

—Y se va el maldito...

Comencé a caminar hacia el puente en el gran jardín a paso apresurado tratando de tomar aire mientras Charles me seguía de la misma manera.

—No lo desposes a él —imploró haciendo que me detuviera—. No a él.

—Charles...

—Cásate conmigo. No me importa que no me ames tanto como te amo yo a ti... Hazme el hombre más feliz del mundo y cásate conmigo.

—No puedo Charles.

—¿Por qué no? No serás feliz en ese matrimonio —abrió ambos brazos comenzando a subir el tono de voz.

—¿Cómo has de saber tú ello? Vas a dejar que arreglen tu propio matrimonio y vienes a hablarme tú de infelicidad por el mío.

—Mi abuela está convencida en que debo desposarte —dijo con incomodidad.

—No es así, quieren que desposes a una buena mujer que ayude a guardar las falsas apariencias de la realeza. Alguien que no haya estado envuelto en ningún tipo de polémica, Charles.

—¿Entonces a quién debería desposar? —preguntó poniéndose delante mío—. Siempre has sido como los demás. Siempre te he permitido decidir por mi, porque por mi cuenta no puedo hacerlo.

—La decisión que tomaste por sobre Camilla Parker-Bowles —acentúe los apellidos de la chica—, fue algo que tú mismo ideaste. Solo te hablé del como no era conveniente para ti y que tu familia la odiaría por ello.

—Ya no sé si estás reprochándome, aconsejándome, o simplemente remarcando lo idiota que soy a los ojos de toda la monarquía —Charles rió sarcásticamente.

Lo miré por unos instantes a la vez que apoyaba la espalda en los antiguos y opacos muros del puente, él se encontraba perdido en su mente con la vista en el agua cristalina. Lo conocía tan bien como para deducir que estaba recordando todas y cada una de las veces que sus comportamientos no fueros los adecuados a ojos de todo aquel relacionado a su familia, la mía, o cualquier otra familia de alto rango.

—Estoy haciendo todas —contesté con una sonrisa—. Te reprocho por ser tan idiota, te aconsejo que ya no seas un idiota y remarco aún más el hecho de que eres un idiota.

—Cásate conmigo.

Reí por su desesperado intento de aprobación ajena. Podía escuchar el golpeteo de su corazón contra sus costillas como símbolo de su nerviosismo.

—No.

—¿Por qué no? —preguntó en un susurro sin siquiera mirarme.

—No voy a casarme por obligación ni contigo ni con Leroux, no porque un matrimonio sea ventajoso para mi o para mi familia, para salvar a alguien de caer en la desesperación, en la desgracia y en la ruina causada por su propia familia. Si voy a casarme tendrá que ser por amor y éste tendrá que ser mutuo, real, fiel, no una mentira para aparentar.

Se mantuvo en silencio, solo podía escucharse el sonido de los pájaros que pasaban cerca por los árboles, su respiración comenzaba a tornarse densa, me alejé del muro y me posicioné a un lado suyo, recargando los brazos en la barandilla de metal negro con la vista en el pequeño lago frente a ambos.

—Por favor —Charles cerró los ojos con pesar—. Por favor, Lucile.

—No lo haré, Charles. Mis principios... son diferentes a los tuyos —el duque de Edimburgo entró en el jardín a lo lejos—. Mi familia es creyente del amor, mis padres jamás me obligarían a casarme sin tenerlo asegurado.

—Entonces aprenderé a amarte de la manera que lo deseas  —replicó con cansancio mirando a su padre.

—No es tan simple, Windsor. El amor nunca ha sido simple, siempre es demasiado complejo o solamente no lo es —posé una mano en su hombro como apoyo—. No merezco ser la segunda opción, mucho menos la tercera.

Caminé con lentitud por lo largo del puente alejándome de a poco de él, suspiré mirando al techo adornado por ramas y flores de cemento sin color. A lo lejos, Philip, continuaba mirándonos con gesto preocupado y un tanto extraño, por primera vez no era tan expresivo como usualmente lo era.

—Siempre has sido la primera. Siempre has sido tú.

Me detuve analizando sus palabras, alcé una sonrisa melancólica recordando aquella frase de cuando éramos niños y solíamos jugar en los jardines del castillo con Anne y sus mascotas. Cada vez que él se alejaba dejándome de lado repetía: "Siempre voy a regresar a ti, no importa cuanto tiempo tarde, o que tan lejos esté. Eres mi ancla, en el mar. Siempre has sido tú. Siempre serás tú."

—Aquella mentira ya no funciona conmigo... ambos sabemos que dejé de ser yo desde hace mucho tiempo.

Y con eso continué mi camino sin detenerme a escuchar algo más, aceleré el paso sintiendo como la ansiedad amenazaba con apoderarse de mi sistema, a medida que mi huella quedaba marcada en la tierra la opresión en mi pecho incrementaba. No me molesté en inclinarme ante el príncipe, sabía que ambos hombres me miraban analizando mi comportamiento.

Esperé hasta estar fuera de su rango de visión y fuera del jardín para empezar a correr hacia el interior del palacio. Varios trabajadores se inclinaron por inercia y pronunciaron un apenas audible mademoiselle mientras seguía corriendo por los pasillos del lugar intentando encontrar la salida, por primera vez me pareció estar dentro de un laberinto.

—Lucile, ¿está todo bien? —Anne bajaba las escaleras con incertidumbre y un gesto confuso.

—La salida —apenas dije sin aliento—. La salida, Anne.

—No puedes irte así, estás peor que la bisabuela cuando enfermó —me tomó del codo dirigiéndose al jardín contrario—. Necesitas aire.

—No. Necesito irme, Anne, debo irme.

—¿Qué ha pasado? ¿Te encerraste en la bodega de servicio de nuevo? Eres claustrofóbica.

—Charles... —comenzaba a faltarme el aire apresando mis pulmones después de dos sorpresas seguidas—. Charles, no... no puedo.

—¿No puedes qué? Maldita sea, respira y dilo de una vez ¿Charles qué?

—Charles me ha propuesto matrimonio.