15-Hola y adiós, extraña

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Permanecí estática observando a la mujer que yacía en el suelo a unos pocos metros de mí, esperaba que todo fuese una pequeña broma de parte de Arthur y él regresara después de un par de minutos, pero no lo hizo. Dudé de si irme o cargar con el cuerpo, no había mucho que pensar, ¿qué más podía hacer?, no tuve de otra más que cargar con esa mujer a rastras, después de todo estaba inconsciente por mi culpa.

Obviamente, no salí por la puerta principal. Una mujer arrastrando a otra no es algo que pasaría tan desapercibido que digamos. Por lo tanto, se me ocurrió la brillante idea de salir por una de las ventanas de la puerta de atrás.

Lancé el cuerpo primero, no era una ventana tan alta, así que probablemente no sintió el golpe. Luego bajé lentamente con cuidado a no pisarla.

Logré sentarla recostada a la pared mientras buscaba el carruaje con la vista. Por suerte se encontraba en el mismo lugar en que lo habíamos dejado, lo que me indicaba que Arthur aún rondaba estos lugares, o que se había ido caminando a otro lado.

—¿Me permite ayudarla? —Una voz conocida detrás de mí hizo que casi saltara del susto. Al darme la vuelta vi a aquel alto y bien parecido caballero pelirrojo.

—Sir Taylor, ¿qué hace aquí? —cuestioné sorprendida. De seguro Arthur lo había enviado, era todo un charlatán que escapa de sus responsabilidades con frecuencia. Drake no dijo nada, solo se echó a Sara al hombro—. Gracias.

—Estoy para servirle —Sonrió levemente mientras la acomodaba dentro del carruaje.

Me senté junto a la ventana y recosté mi cabeza al cristal, apreciando el boscoso paisaje de camino a casa.

***

—¡Vaya!, hasta que por fin despiertas —Sara abrió lentamente los ojos e hizo una expresión de dolor. Despertó antes de lo esperando, aún no llegábamos a la mansión del duque.

—¿Qué es todo esto? —murmuró llevándose las manos a la cabeza—, ¿por qué estoy sangrando? —inquirió rozando la herida con la yema de sus dedos.

—Me disculpo por eso. Me temo que tendremos que hacerte unas pocas preguntas y es conveniente para ti responder por las buenas, porque si lleguemos hasta donde el duque, hablar no será una opción.

—¿Hacia dónde el duque? —Se masajeó la cien intentando recordar algo—, un segundo... ¡Ya te recuerdo!, eres la loca mujer que me pegó, ¿por qué lo hiciste? —exclamó indignada.

—Relájate, el camino es largo, será mejor que comiences a hablar antes de que lleguemos —sugerí y ella simuló limpiar su vestido para luego echarse sobre el asiento como si fuera una cama.

—¿Qué desean saber y por qué creen que yo tengo información sobre ello?

—Cuéntanos todo lo que sabes sobre R.L. y te dejaremos ir.

—Ya entiendo, de por sí era extraño que el duque Lancaster fuese a un burdel y preguntara específicamente por mí, ¿era para esto? —Soltó una leve carcajada— Me hubieran preguntado desde un principio, y con gusto les hubiese contado.

—¡¿Qué?! —En mi mente no cabía la idea de que ella pretendía hablar tan fácilmente—, debe ser una broma.

—Les diré lo que quieran saber —Cruzó los brazos detrás su cabeza y mirando al techo del carruaje, sonrió de una manera extraña—, pero, será cuando lleguemos y me inviten una cena como disculpa. Muero por ver a mi querido duque de nuevo. No te preocupes, no voy a quitártelo, lo nuestro fue bueno mientras duró.

Esta mujer no estaba completamente cuerda que digamos, hace tiempo que dejó de estar en sus cabales. Dejé de prestarle atención y volví mi vista a la ventanilla. Sentía como si el camino se alargara cada vez más, estábamos tardando más de lo normal en llegar.

Vivir por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora