16- Luz en la penumbra

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La pesadez de mis párpados no me impidió abrir los ojos, y al hacerlo, presencié más que oscuridad. Estaba tan oscuro y silencioso que fácilmente podría asfixiarme en la penumbra. Sin embargo, por alguna razón me sentía tranquila. El lugar transmitía cierta paz, tanta, que era desconcertante.

—¿Estoy muerta? —Esperé unos segundos una respuesta, aunque por dentro sabía que no la recibiría.

Me puse de pie y caminé hacia delante, O... Tal vez no.

¿Qué dirección era?, no lo sabía, solo caminaba. ¿Avanzaba o no?, por más pasos que daba la oscuridad no me permitía visualizar hacia donde me movía, o si realmente lo estaba haciendo. Podía escuchar mi propio corazón latir, cada paso que daba resonaba en mi cabeza como si fueran los continuos golpes de un tambor.

—¿Te has olvidado de mí? —Una hipnótica voz que no lograba reconocer me espantó al romper el abrumador silencio y detuviera mi andar.

—¿Quién o qué cosa eres? —inquirí con la poca y arisca voz que me salió. Mi tono de voz pareció molestarle, sentí el roce de una mano fría bajar por mi espalda. Volteé rápidamente, pero no logré ver nada.

Es bueno que lo hayas hecho. Te has estado divirtiendo, aunque no estás aquí para eso.

—¿Qué es esto?, ¿dónde estoy?, ¿a qué te refieres con que no estoy aquí para eso?

Haces muchas preguntas.

—Y tú respondes muy pocas, por no decir ninguna —La entidad rio. Su estruendosa risa se comenzó a tornar molesta.

Apártate de él, Darya —Esta vez habló en tono más serio.

—¿Cómo sabes quién soy?

—Yo sé todo de ti.

Con eso, el silencio nuevamente hizo acto de presencia. Me hice un sinnúmero de preguntas y planteé teorías posibles en mi cabeza, sin embargo, ninguna le daba explicación lógica a lo que acaba de suceder.

¿Era esto era real o solo otro extraño sueño?

¿Será que morí nuevamente y mi alma ha quedado en el limbo?

—¿Estás ahí? —pregunté a la extraña, hechizante y fría voz.

Escuché unas cuantas pisadas como respuesta. El sonido era cada vez más fuerte, lo que me indicó que se estaba acercando a mí, tanto que podía sentir su calmada respiración en mi nuca. Levantó uno de los mechones de mi cabello, aún sin poder verlo ni sentirlo, deduje que lo estaba acariciando.

Siempre estoy —susurró muy cerca de mi oído, causando que se me erizara toda la piel.

Antes de que pudiese abrir la boca para hacerle otra de mis preguntas, me dio un empujón haciendo que comenzara a caer hacia la nada.

Caí de golpe sobre una superficie dura y de pronto ya no estaba completamente oscuro, podía visualizar... ¿Agua? Una tenue luz que se vislumbraba en la superficie llamó mi atención, intenté alcanzarla, pero esta se alejaba cada vez más.

De pronto me comenzó a faltar el aire. Todo el espacio fue invadido por agua helada que logró estremecer cada parte de mi cuerpo. Traté de subir a la superficie, pero había algo que me lo impedía. Unas manos estaban sujetando mis tobillos, arrastrándome cada vez más al fondo.

La tenue luz que antes iluminaba el lugar, se fue desvaneciendo, hasta perderse por completo y dándole cabida a la oscuridad. Una vez que la oscuridad toma gusto por la luz, no se detiene hasta que la devora.

Vivir por siempreWhere stories live. Discover now