21-Último baile

911 245 247
                                    


Abandoné aquella habitación sintiendo algo de remordimiento por lo que había hecho. La hice llorar y suplicar lo suficiente como para que se arrepintiera, sin embargo, no la maté. No sería capaz quitarte la vida a otra persona.

«Al menos no por ahora».

—¡Ay! —Al terminar de salir y cerrar la puerta me topé con la inesperada presencia de Drake Taylor, él estaba recostado a la pared justo a un lado del marco de la puerta—, qué susto. ¿Qué haces aquí?

—El duque me envió por si las cosas se ponían feas —mencionó haciendo un ademán con las manos invitándome a caminar delante de él.

—¿Puedes dejar de hacer eso y empezar a actuar como una persona normal? —sugerí caminando hacia la sala del trono, seguida por el caballero—, por favor —insistí.

—¿A qué se refiero con eso? —preguntó como si no supiera de lo que hablaba.

—Estar siempre en todos lados, aparecer de la nada y siempre darme un susto. Si eres mi caballero deberías estar donde pueda verte.

—Me disculpo por inquietarla. Trataré de ser más cuidadoso y evitarle molestias.

—No tienes que disculparte, solo intenta hacerlo con menos frecuencia —Seguimos caminando en silencio, acercándonos cada vez más al final del pasillo. Entonces presté más atención a las palabras que él acababa de mencionar y supe que algo iba mal—. Espera un momento... —Me detuve y giré media vuelta quedando frente a frente con él— ¿Tú quién eres? —Apunté a su cuello con la daga me había dado padre. Un movimiento en falso y su vena yugular interna podría haber sido perforada por la filosa punta de la daga.

—Debe estar algo paranoica —Tragó saliva haciendo mover su manzana de Adán de arriba hacia abajo—, por favor cálmense.

—Drake no es tan hablador, siempre se mantiene callado y sereno, ¿quién eres y que hiciste con él?

—Le juro que soy yo —Levantó las manos en forma de rendición.

—Vamos, ya deja de fingir. ¿Crees que Drake Taylor se dejaría acorralar así de fácil? —empuñé la daga con más fuerza— Lo he visto pelear con mis propios ojos, y si tú fueras el real, yo no hubiese podido tocarte ni un pelo —Una alarmante sonrisa se formó lentamente en su rostro—. ¿Qué te parece tan gracioso?

—Eres más astuta de lo que me contaron. Froilán olvidó contar ese detalle.

—¿Ese incompetente está detrás de todo esto?

—Lamento tener que despedirme tan pronto —Aprovechó mi distracción y arrebató el arma de mis manos—, por lo visto, nos reencontraremos en otra ocasión —Retrocedió unos pasos, quitó un pequeño broche que colgaba de su camisa y me dejó ver su verdadero rostro por unos pequeños unos segundos.

Era un hombre castaño de estatura media, atractivo de cierto modo y de estilo de vestir bastante formal.

—¿Por qué lo dices?

—Porque te lo devolveré —Hizo referencia al cuchillo danzaba entre sus dedos y que luego acercó a mí causando que cerrara los ojos por inercia—, mi estimada mujer de plata.

Se escuchó un profundo silencio durante unos segundos, por lo que abrí los ojos dándome cuenta de que se había marchado sin dejar rastro alguno.

«No me jodas. ¿Qué fue eso?».

Cuando por fin regresé a la sala del trono donde se estaba llevando a cabo el baile, la multitud se estaba comenzando a reunir frente al trono, al parecer ya iban a realizar el anuncio y, por lo tanto, no iba a tener tiempo de entrar a la biblioteca hoy.

Vivir por siempreWhere stories live. Discover now