𝐗𝐗𝐗𝐈𝐈

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Hubiera preferido mil veces que me arrancaran del corazón a la tortura que fue ver caer el cuerpo sin vida de mi hermano sobre el piso con una enorme cortada en su garganta, le quedaba suficiente sangre como para verla escurrir por las escaleras lentamente hasta llegar a mis pies y de mi garganta salió un grito que me desgarro. Me desplome sobre el duro cemento sin poder dejar de ver a Einar, mi pequeño Einar, los ruidos del exterior se iban transformando poco a poco en un profundo eco que solo hacia ruido en mi cabeza, todo a mi alrededor empezó a dar vueltas y el estruendo de lo poco que me quedaba de esperanza hacerse añicos se repetía en bucle.

Las miradas de los pocos que no se encontraban atemorizados por la visión de su guardián muerto en el piso, se fijaron en el cuenco lleno de su sangre y como la Saya lo tomaba y guiaba en dirección al muro de hielo que contenía a la Bruja blanca en su interior, esta tomó la sangre con sus dedos y empezó a hacer símbolos en la helada superficie a la vez que repetía unas palabras inteligibles en un idioma más antiguo que la misma Narnia. Todos estáticos ante lo poco que podían hacer, mientras que los guardianes restantes seguían en su duelo, los reyes habían dejado de luchar y se encontraban a la espera del terrible escenario próximo.

La sangre que se encontraba en el hielo empezó a derretirlo como si fueran brazas ardientes hasta llegar donde yacía Jadis casi putrefacta y pareció absorber la sangre mediante lo poco que le quedaba de piel rejuveneciéndola, pero eso no fue lo único inverosímil que pasó, la sangre que aun escurría del cuello de Einar llego a aquellos que yacían durmientes y al mínimo contacto les regresó la conciencia y al ver el triste final del guardián no tardaron en soltar sollozos y gritos ahogados por las ramas y hojas que aun cubrían sus bocas. A la vez que la Bruja Blanca volvía a su forma original, se iban formando pequeñas ramificaciones heladas amenazando con separar a cada uno de ellos, pero debido al shock persistente paso desapercibido.

La temperatura empezaba a bajar y pude sentir el frio corriendo por mi piel, levante la mirada con pesadez solo para atemorizarme al ver el hielo a punto de derretirse en donde se encontraba Jadis Deben cortarlo de raíz, ella era la raíz, teníamos que destruirla si queríamos acabar con esto de una vez por todas, volví a ver el cuerpo inerte de Einar – Él no está muerto Kay – me susurro Este con voz entrecortada mientras me acercaba más a él para consolarme – Lo que hay ahí es solo un trozo de carne ¿recuerdas?, mientras Narnia prevalezca igual nosotros – continuo discretamente mientras acariciaba mi cabello y con mi vista fija en aquel cuerpo que yacía desangrándose lo comprendí. Einar sabía que nos estábamos deteriorando, que tendríamos que separarnos de nuestros cuerpos en algún punto asi que él simplemente decidió adelantarse y con ello nos proporcionó la forma de vencer y claro que la aprovecharíamos – Los demás ya despertaron – señalo Sur discretamente mientras se acercaba a nosotros, como si necesitara de nuestro consuelo. La cordura comenzaba a regresar otra vez a mi mente y todos aquellos sentimientos de desesperanza empezaron a disiparse – Debemos llegar a Jadis – murmuré con la voz ronca y cortada – Primero debemos liberar a los demás – señaló Sur a lo que Este y yo asentimos. Me levante con el pesar de cada uno de mis músculos y caminé lentamente por las escaleras, la Saya pareció notarlo y ordenó a sus raíces que me sujetaran deteniendo por un momento el ritual – Por favor – supliqué – Es mi hermano – la miré directo a los ojos y tal vez porque ella había pasado por lo mismo o por que ya no nos podía ver como una amenaza me dejo acercarme a la vez que regresaba a su objetivo, sin embargo, en vez de ir directamente al cuerpo de Einar me acerqué a los demás, inicie con Susan quien era la más cercana, aún tenía su arco y en su caraj aún tenía algunas flechas, al retirarlo las lianas se desataron con facilidad y parecían estar desconectadas con la Saya. Estaba usando toda su energía y concentración en recuperar a su maldita hermana. Su se encargó de desatar a Peter mientras yo iba al otro lado para desatar a Eustace y Lucy quien pude ver que aún tenía su pequeña daga en el bolsillo. La temperatura bajaba cada vez más y pude notar un poco de escarcha recorrer el suelo, volteé a ver y donde una vez hubo un bloque de hielo ahora solo había fragmentos, el cuerpo de lo que lo había habitado ahora estaba en perfecto estado y un golpe de miedo recorrió mi columna vertebral cuando mis ojos se cruzaron con su gélida mirada.

𝗟𝗔𝗭𝗢𝗦/ La silla de plata, el terrano y las coronas de antaño (LCDN #4)Where stories live. Discover now