𝐈𝐕

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Sur me ayudo a cambiarme, me había prestado uno de sus hermosos vestidos. Era azul claro, con detalles florales de un azul más oscuro y estaba cubierto con una capa de encaje lila. Tenía los hombros descubiertos y lo arrastraba un poco

-te ves adorable- dijo mientras me terminaba de peinar, recogiendo mi cabello en un moño un poco despeinado -Debería prestarte vestidos más a menudo- agrego, yo negué riendo

-Son bonitos, pero dudo que sea fácil y cómodo estar en el bosque con ellos- dije. Ella estaba usando un precioso vestido de un color rojo más oscuro que su cabello, también lo llevaba arrastrando y no tenía mangas

Se escucharon golpeteos en la puerta -Pase- respondió mi hermana, era Este

- ¿Listas? ¿Puedes caminar mejor Kay? - pregunto acercándose

-Si, solo ponte un poco de polvo en los labios- me ordeno, con mi índice tome un poco de los polvos carmín frente a mí y los esparcí por mis labios, brindándoles un leve tono rojizo

-Si, ya puedo andar yo sola- afirmé mirándome al espejo, la forma en la que lucía, me di cuenta del por qué habían sospechado que me pasaba algo.

Cuando Edmund se marchó me notaba un poco más pálida, las bolsas debajo de mis ojos eran muy marcadas y mi rostro se veía esquelético, no quería comer, no tenía hambre. Ahora era otra persona.

- ¿Nos vamos? - pregunto mi hermano y salimos del cuarto.

El salón del trono parecía sacado de un sueño. Era un gran salón con algunos pilares a los lados que lo dividían en tres pasillos, siendo el del en medio el más ancho, los pilares estaban cubiertos por enredaderas y flores, y el trono que se encontraba al fondo del pasillo central era de mármol con decoraciones de una madera clara con flores esparcidas.

Cuando entramos ya había algunos otros regentes de nuestras fronteras, como el rey de Archenland o la reina de Calormen, a los cuales saludamos cordialmente.

La ceremonia fue rápida, una vez terminada, la reina Tala se veía más alta, más imponente.

El mismo salón se transformó en una fiesta al poco tiempo. Había variedad de vino y una alegre melodía retumbaba en las paredes

-Me alegra ver que ya puedes caminar sin ayuda- dijo Baco, venia en el hombro de Eiden

-Y a mí me alegra que estés bien, te perdí la pista en cuanto llegamos al castillo- dije acercándome

-Bonito vestido- dijo Eiden haciendo que diera una vuelta -Y claramente no es tuyo- agrego Baco

-Claro que no, es de mi hermana- reí

-Guardiana Kayssa, un placer volver a verla- dijo Tala acercándose a nosotros con dos copas en sus manos

-Lo mismo digo su majestad- dije haciendo una reverencia -Veo que mi hermano y tú se han vuelto cercanos- comento sonriendo, pude sentir la sangre subiendo a mis mejillas haciendo que soltara una risa nerviosa -Se ven totalmente adorables- agrego, pude ver como Eiden también enrojecía

-Oh, no, no estamos saliendo su alteza- mi voz salió como un susurro y la reina se vio bastante asombrada, me paso una copa de vino y se acercó a mi oído -Es una pena, adoraría que fuéramos familia- dijo añadiéndole una pequeña sonrisa -Creo que ya no interrumpiré, disfruten la velada- la reina se despidió con una elegante reverencia

-Todos coinciden en que nos vemos adorables juntos- reí mientras enredada mi brazo con el del príncipe y tomaba un poco del vino -Adorables no es la primera palabra que se me viene a la mente para ustedes dos- respondió Baco desde el hombro de Eiden

-Y tampoco quedarnos aquí es lo primero que se me viene a la mente para nosotros tres- dijo Eiden mientras nos encaminaba a la salida -Pero, mis hermanos- Tanto Baco como yo lo mirábamos confusos. Nos detuvimos en una de las entradas al salón

-Ni van a notar que nos fuimos, iré a cambiarme, este traje me está asfixiando- dijo jalándose el cuello de su traje color azul marino -Nos vemos en la salida del castillo en un par de minutos- agrego alejándose del pasillo con Baco aun posado sobre su hombro. Decidí hacer lo mismo y corrí a mi cuarto, busqué en mis ropas y me algo más cómodo y mi capa. Una vez estuve lista me dirigí a la salida.

-vamos- dijo Eiden mientras tomaba mi mano para dirigirnos a los establos con Baco corriendo tras nosotros

- ¿A dónde planea llevarnos su majestad? - pregunte observando a todos los caballos que habían, eran del mismo tamaño del que me había apoyado para bajar, imponentes, como casi todo en esta tierra

-hay un pequeño rio en donde las hadas suelen danzar- comento mientras ensillaba un caballo de crin totalmente negra mientras que el resto de su cuerpo estaba cubierto por salpicaduras de color blanco sobre su negrura -Vamos Kay- el príncipe me tomo de la cintura y con un empujón me ayudo a subir al caballo para acto seguido subirse el detrás de mí -¿Nos sigues o subes con nosotros?- le pregunte a nuestro peludo amigo, quien se subió de un salto a la crin del caballo -No conozco estos bosques, mejor voy con ustedes- contesto y al instante en que Eiden le dio la señal al caballo, este salió a galope del establo introduciéndonos en la espesura del bosque.

Mientras más nos adentrábamos los árboles se veían más grandes y su color era más oscuro -En esta parte, la magia que nos hace ver el cielo es más débil, asi que casi no llega la luz- nos explico

En el camino nos topamos con un hermoso ciervo blanco con musgo colgando de sus enormes astas y como si un golpe de viento helado me hubiera golpeado, la imagen de los hermanos Pevensi vino a mi memoria, el recuerdo de hace años de cuatro reyes y sus guardianes cabalgando por el bosque en caza de un ciervo casi igual a este -Edmund- aquel susurro salió de forma inconsciente de mi garganta

-¿Qué?- tanto el príncipe como la ardilla me miraron algo confundidos, muy pocas veces había mencionado ese nombre, su sonido en voz alta se me hacía ajeno -Solo recordé algo- respondí nerviosa, sentí la mano de Eiden tomar la mía -Casi no lo mencionas, está bien si quieres hablarlo- susurro -No, está bien, tengo que soltarlo- dije negando con la cabeza -Recordar no es aferrarte, aférrate es lamentarte y ciclar esos recuerdos una y otra vez, no tiene nada de malo pensar en ellos de vez en cuando- dijo Baco -Me gustaría regresar al castillo- dije en un susurro. Me había llevado años enterrar esos recuerdos y temía lo que podría pasar si volvían a salir -De acuerdo- Eiden me dio un beso en la mejilla y nos llevó de vuelta a la celebración.

𝗟𝗔𝗭𝗢𝗦/ La silla de plata, el terrano y las coronas de antaño (LCDN #4)Where stories live. Discover now