𝐈𝐈𝐈

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-Pues con todo respeto, los vi el día de la boda y hacen una pareja adorable- comento Liliandi a lo que contesté con una sonrisa apenada

Un rugido en el cielo llamo mi atención y al asomarme pude ver como unas enormes nubes grises amenazaban con soltar un diluvio

-Esperemos llegar antes de la tormenta- comenté

-Quería agradecerles por dejarme acompañarlos majestades, odiaría que mi pelo llegara a mojarse- dijo Baco haciendo una reverencia hacia la reina y a mi hermana, que se encontraban al frente nuestro

-No es molestia, es lo mínimo que podemos hacer por ayudar a nuestra Kayssa- contesto Liliandi

- ¿Como sigue tu pierna? - pregunto. Levante el pantalón para dejar ver la venda un poco manchada de sangre -Parece que ya dejo de sangrar, asi que bien. No tardara tanto en sanar- dije bajando la tela

-Me sigue pareciendo muy curiosa esa habilidad que poseen- dijo Liliandi

-Antes sanábamos mucho más rápido, casi al instante, pero han sido ya muchos siglos en estos cuerpos- dijo Sur, podía notar la nostalgia en su voz

El resto del camino fue silencioso a excepción por el lento golpeteo de la lluvia

-Hemos llegado- Anuncio Ez.

Baje al último con ayuda de Este y Einar, Baco había subido deprisa a ocultarse de la lluvia en la rama de un aun frondoso árbol -No esperaba una bienvenida menos apropiada- susurro Einar y Este sonrió - ¿De que hablan? - pregunte confundida

-Es un honor contar con su presencia majestades- Escuché la voz de Eiden

-Compórtense guardianes- ordene mirándolos seriamente, ellos solo asintieron entre risas

-Recibimos la noticia de que uno de sus guardianes se hirió en el camino, le aseguro que... Kayssa- el príncipe se acercó hacia mí, podía notar la preocupación en su rostro al ver mi pantalón con una mancha de sangre

-Estoy bien su majestad, casi ni duele- asegure separándome de mis hermanos para demostrarlo, el asintió convencido

-será mejor que nos demos prisa, antes de que la lluvia empeore- dijo guiándonos al interior de la cueva, en donde se encontraban varios guardias del Reino profundo y un imponente caballo de color blanco

-Pueden dejar sus caballos por aquí- dijo el príncipe señalando una cámara conjunta a la que se dirigieron los guardias con los caballos

-Y él es Igino, ayudaba a mi padre a subir y bajar, será quien ayude a la guardiana Kayssa en el trayecto- agrego acercando al majestuoso animal.

-es bellísimo- dije acariciándolo, era bastante más alto que yo y más grande que nuestro caballos - ¿Le ayudo? - pregunto Eiden, asentí un poco tímida y de un pequeño levantón logré subir al caballo, pude ver como mis hermanos compartían sonrisas cómplices

-Baco, ven, iras conmigo- dije y la ardilla trepo por el brazo de Eiden para llegar y sujetarse de la crin de Igino.

Íbamos bajando en fila por unas escaleras un poco estrechas que dejaban un espacio al lado con algo reluciendo en el fondo; enfrente iba Eiden guiando al caballo con una brinda, detrás de mi iban Caspian y Liliandi, después Sur junto a Este y al último iban Einar y Ez

- ¿Aun duele? - pregunto Baco -Solo muy poco, como pinchazos- dije quitándole importancia -Puse un par de hojas de ortiga en tu bolsillo derecho, solo por si acaso- contesto mi peludo amigo; extrañada, busque en el bolsillo y encontré las hojas que introduje casi de inmediato en mi boca, volviendo a saborear su amargo sabor

- ¿Cuándo lo hiciste? - pregunte -debes de mejorar tu atención- rio Baco

-Tiene razón- agrego Eiden, lo voltee a ver confundida -Vamos Kay, te relajas un poco más cuando no estas peleando y eso hace que bajes un poco la guardia con acciones un poco más discretas- explico

-pero solo un poco, no te preocupes- agrego guiñándome un ojo a lo que yo solo sonreí.

Bajamos escalones por alrededor de una hora, el ambiente se iba enfriando y humedeciendo cada vez. La luz nos la iban dando unas antorchas incrustadas en la pared y el ruido de una creciente tormenta de la superficie se iba alejando y tapándose por otros como el chillar de algunos murciélagos o el canto de unos grillos. Seguimos hasta llegar a una explanada con un enorme arco cubierto de musgo, enredaderas y curiosas flores. El brillo que se veía en el inicio de los escalones al parecer era un lago con curiosos seres brillantes dentro de el

-Bienvenidos- anunció el príncipe avanzando por el arco, dejando en ver un hermoso bosque de unos árboles parecidos a los robles o arces con hojas de colores cálidos, un poco más apagados que los de arriba y sus troncos estaban cubiertos casi en su totalidad por un musgo verdoso

- ¿Que produce la luz? - pregunto Caspian, mientras íbamos entre los árboles por un delicado camino de baldosas, mientras escuchábamos el leve golpeteo de gotas cayendo sobre las hojas

-Nuestro pueblo fue alzado sobre la magia, hay un hechizo que transparenta la parte de arriba de tal forma que solo se vea el cielo de la superficie- explico - ¿Y la lluvia? - pregunte disfrutando el resbalar del agua por mis mejillas

-Aquí siempre esta asi, mantiene húmedo el lugar y hace crecer la vegetación- dijo mientras me veía con una sonrisa. Continuamos el camino, topándonos con una gran variedad de criaturas, desde blancos ciervos, hasta lobos del tamaño de caballos hasta llegar a un magnifico castillo construido en lo que parecía ser mármol

-Es bellísimo- escuche que exclamaba Liliandi -Muchas gracias su majestad- respondió Eiden.

Nos recibieron con gran amabilidad y una vez que baje del caballo, Eiden y Einar me ayudaron a llegar a la habitación que compartiría junto a Sur

-La ceremonia será en un momento, alguien vendrá por ustedes- dijo el príncipe, brindándome una cálida sonrisa antes de cerrar la puerta

- ¡Por Aslan! ¿ya viste como te mira? - exclamo Sur

-Para ser alguien con el corazón quieto estas muy entusiasmada- bromee lanzándole una almohada que logro detener

-Aunque no lata sigo teniéndolo- respondió y se acercó a mi para empezar a cepillar mi cabello mientras tarareaba una canción, me quede pensativa por un momento - ¿Sur? - pregunte -si-

- ¿No extrañas sentir? - pregunte un poco tímida

-Aslan no nos quitó nuestras emociones Kay, seguimos sintiendo solo que menos. Como si a una copa de vino le echaras agua, además podemos controlar que sentir o no, es como si apagaras la emoción a tu voluntad- me explico -de haber sabido que era eso, yo también lo hubiera hecho- dije y ella rio -No Kay, no te sentirías cómoda, te gusta demasiado sentir- dijo mientras seguía cepillando mi cabello.

𝗟𝗔𝗭𝗢𝗦/ La silla de plata, el terrano y las coronas de antaño (LCDN #4)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant