𝐕𝐈𝐈

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Voltee a ver al ventanal, las hojas de los árboles empezaban a caerse y el ambiente empezaba a volverse tan gélido que un pequeño rastro de vapor se podía observar cuando respirabas. Hacía ya casi un mes desde la última vez que había visto a Eiden y no había recibido más noticias de él, no veía su silueta entre los árboles al anochecer ni había recibido mas de sus mensajes con ese dulce petirrojo
-¿Kay?- El eco de mi nombre retumbó en lo profundo de mis pensamientos pero no logro sacarme de ellos, estaba preocupada, molesta, triste ¿como se habría atrevido a abandonarme de esa forma? Tan repentino y sin decir nada, también estaba la posibilidad de que le hubiera pasado algo, pero en ese caso ya habría recibido noticias de parte de su hermana ¿o no?
-Kay- mi nombre resonó más fuerte pero yo seguía centrada en el vaivén de las hojas de fuera y el golpeteo de mi pierna inquieta debajo de la mesa ¿Debería de escribir a la reina Tala preguntando por él?
-Kayssa- Y como si un golpe de aire helado hubiera atravesado mi espalda, la voz del rey me llevo de vuelta al salón de reuniones -¿Si?- respondí rápidamente apartando mi mirada del cristal y centrándola en Caspian
-El mapa con las desapariciones ¿Alguna pista?- señaló el pedazo de pergamino frente a mi con una ceja enmarcada
-Si, si, claro. Hace dos semanas llegaron tres peticiones de ayuda, dos narnianos y un telmarino, aquí, aquí y aquí- mencione señalando diferentes ubicaciones en la parte noroeste del mapa.
-Y hace una semana llegaron cuatro- continué señalando otras partes del mapa en dirección sureste -Ya enviamos dos tropas con diez guardias para que los busquen a cada ubicación- explicó Este parándose de su sitio, evidentemente estaba agitado
-Lo que sea que esté amenazándonos se está llevando a un narniano de cada especie- agregó, podía notar que sentía mucha responsabilidad y presión debido a que era parte de su territorio

-Es mas un quien que un algo- la entrada repentina de mi hermano Einar capto la atención de todos, parecía hecho una furia y Ez seguía su paso detrás de él con una seriedad preocupante

-¿A que te refieres?- pregunto el rey. Einar se volteo hacia mi y por un momento pude notar que un silencioso "lo lamento" salía de sus labios

-Nos llegaron testimonios de que han visto armaduras verdes con un búho plateado llevándose a los desaparecidos- explicó Ez. Mi corazón empezó a latir con fuerza y mi respiración empezó a sentirse agitada. Un espeso silencio parecido a una niebla cubrió la habitación mientras que sentía las miradas de todos apuntándome a la espera de que dijera algo pero no sabia que esperaban que dijera. Yo solo podía ver mis manos, concentrándome en que no temblaran, poniendo todas mis fuerzas en que no temblaran y me delataran

-Kayssa- la voz de Este sonaba cuidadosa, como si tratara de cruzar un rio helado, pisando con cuidado como si en cualquier momento se pudiera quebrar -Kayssa ¿has hablado con Eiden?- se acerco a mi obligándome a mirarlo. yo no puede hacer mas que negar con la cabeza, mientras que mi garganta apenas se digno a soltar un ligero hilo de voz -No- salio en casi un susurro -¿Segura?- insistió, cambie mi mirada hacia Caspian -No lo he visto en semanas- dije tratando de recuperar la compostura. Más silencio. -¿Qué quiere que hagamos majestad?- preguntó Ez, Caspian se levanto de la mesa y se dirigió al ventanal, no podía descifrar su postura -Levanta un decreto: desde el dia de hoy, cualquier terrano es considerado un enemigo- al escucharlo la sangre regreso a mi cuerpo y me levante de golpe -¡Caspian no puedes hacer eso! No sin conocer las razones- él seguía mirando a la ventana -Cualquier persona que atente contra la seguridad de mi reino es considerada un peligro y un enemigo inmediato, no importa de quien se trate- me aceque a el, necesitaba hacerlo ver que no tenia ningún sentido lo que estaba pasando ¿Cómo la reina Tala había capaz de mandar a secuestrar narnianos de un dia a otro? -Caspian te lo ruego, necesitamos respuestas y esta no es la forma de obtenerlas- puse con cuidado mi mano sobre su hombro pero el no parecio inmutarse -Ez, declara la orden de inmediato-
El centauro asintió y salio de inmediato, mis otros hermanos se mantenían quietos a la espera de ordenes -Y cada uno de ustedes den la orden a sus arboles que les den cualquier información que sirva para la captura de los terranos, ahora- su voz sonaba severa, nunca lo había visto tan serio, no desde la guerra con Miraz -Debes dejar de interponer tus sentimientos con tus obligaciones- fue lo único que me dijo directamente a los ojos para luego desaparecer por la puerta con mis hermanos mientras yo me quedaba en la sala vacia, aun intentando comprender todo lo que había pasado pero no dure mucho estatica, de inmediato me abalance por un pedazo de pergamino y un bote de tinta. Mi mano terminaba sediendo a mi temblores una y otra vez hasta que logre terminar la carta, debía enviarla ya, la guarde en el sobre y la selle con el símbolo del león, baje corriendo las escaleras hasta llegar a la entrada donde estaba Ez
-Ez, necesito tu ayuda, necesito que envíes esta carta al reino profundo- él solo me miro con expresión severa -No puedo, cualquier contacto con el reino profundo esta estrictamente prohibido y será considerado traición- y sin decir mas siguió su camino. Mi cabeza me punzaba, debía encontrar la forma de enviar la carta "Piensa Kayssa, piensa" repetían mis pensamientos, gire a mi alrededor como si la respuesta a mis plegarias estuviera escondida en algún lado hasta que lo vi. El bosque. Los arboles.
Ni siquiera pensé en tomar un caballo, corri atravesando el jardín, la fuente, los arbustos. Mi corazón empezaba a acelerarse nuevamente y solo le suplicaba a Aslan que me ayudara. La falda de mi vestido se arrastraba por la fría tierra y las hojas secas. Debia internarme lo suficiente para que no me vieran, los musculos de mis piernas empezaban a dolerme, corri y corri, tal vez por minutos o por horas, no podía saberlo con exactitud, corri y corri hasta que apenas podía ver el punto mas alto del castillo y una vez me asegure que nadie me había seguido empece a caminar dejando que mi mano rozara los troncos de los arboles "Debo llegar al oeste" me repetia a cada paso, la tarde empezaba a caer y aun no había llegado al corazón de mi sección pero me permiti relajarme, necesitaba hacerlo sin embargo mis pensamientos no me lo permitían del todo, el miedo de que no fuera ningún mal entendido me alteraba aun mas ¿Cómo podía estar pasando todo esto? ¿Cómo Eiden permitia todo esto? Esas ideas fueron interrumpidas únicamente por el cosquilleo que empezó a recorrer mi columna como aviso de que había llegado a mi parte de Narnia y que estaba a segura ahí.
Me acerque a un viejo arce y me sente a sus raíces, saque la carta de mi bolsillo, me quite mis botas y hundi mis pies en la tierra dejando el frio correr por mi piel -Necesito que envíes esta carta al príncipe Eiden, en total discreción- le pedi al arce y junto a un gélido soplo y las hojas secas a mis pies se formo una figura humanoide, similiar a un adulto joven -Lo que usted me pida Oeste- tomo la carta para desvanecerse con el aire.
Me levante y dirigiéndome a todos los arboles -Les pido que cualquier información que tengan y puedan llegar a obtener acerca del reino profundo me la hagan llegar únicamente a mi- suplique recibiendo el murmullo de las hojas secarse mecerse con el viento como respuesta.

𝗟𝗔𝗭𝗢𝗦/ La silla de plata, el terrano y las coronas de antaño (LCDN #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora