𝟬𝟯

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El vampiro corrió a toda velocidad con el omega en brazos.

Seguía preguntándose por qué sentía que algo le retenía de saciar su sed con él. Era como si una parte de su cuerpo no respondiera, como si algo le controlara lo suficiente para no permitirle atacar al pequeño omega que lloraba y gimoteaba pidiendo piedad.

—Llegamos, mi hermosa cena. Espero que padre me ilumine y así saber por qué no te maté.

— ¡Déjeme!, señor vampiro le juro que tengo sabor feo. No soy rico. —Dijo el menor, sorbiendo la mucosidad que las incontables lágrimas llenas de miedo traían consigo.

—Soy Minho, pedacito de carne. Y no soy un señor, de hecho, soy el menor de mis hermanos. En otras palabras, soy el equivalente de un cachorro de lobo. ¿Entiendes?. — Jisung le miró confundido.

—Pero pareces más grande para ser igual que un cachorro. — Limpió los rastros de lágrimas de su cara y volvió a mirarle.

—Eso es porque nuestra raza llega a la adultez al cumplir 100 años.

—Vaya, para la mía ya serias un adulto bien desarrollado. Y por lo que veo serías un alfa bastante fuerte de gran categoría.

—Ah, mi pedacito de carne me está halagando...a su manera. —Minho soltó una estruendosa carcajada. —Estas cosas no se ven. Tu comida diciéndote que estás apetecible sexualmente. Eres único, pedacito de carne.

—¡Soy Jisung!, no "pedacito de carne", ¡¿Entiendes?! —El omega hizo un puchero que hizo que Minho abriera los ojos en grande. Había sentido un escalofrió y un tirón en su pecho, como si tuviera un corazón latente, pero él era un vampiro y su corazón no latía.

Caminaron por los pasillos de piedra, oscuros y fríos, que para el omega eran demasiado aterradores.

Entraron a una alcoba cuyas paredes eran de piedra. Un pequeño mueble se encontraba debajo de la ventana, uno muy bonito si le preguntan al omega.

Minho le había dejado sobre el mueble, mientras observaba la luna a través del cristal.

— ¿No puedes simplemente dejarme ir tranquilo y cazar algún conejo como todo el mundo hace?

—Pero eres una excelente presa, incluso si no estuviera sediento, no dejaría escapar semejante manjar.

Jisung no sabía si sentirse ofendido o no, porque de alguna forma le sonaba como una especie de coqueteo, pero recordar que venía de un enemigo nato que sobrevive a costa de la muerte de otros, le parecía un insulto a su persona.

—Llegaste. —Minho volteó al escuchar esa voz, era Hyunjin, su hermano. —Veo que trajiste compañía.

El vampiro rubio peinó sus cabellos y se lamió los labios, ese tipo de compañía era su favorita.

—¡No lo mires!, es mío. —Minho adoptó una posición protectora, impidiendo el acercamiento del rubio. Éste resopló.

—Ya, pero que egoísta eres Lee. —Se giró hacia la puerta. —Nos vemos más tarde lindo, si aún sigues vivo, claro. —Pronunció las palabras tan lento y suave que parecía saborearlas.

El peli plata soltó un bufido largo y se giró cuando su hermano estaba fuera de vista, vio como el omega se encontraba aterrado, temblando, aun con la vista por donde se fue Hyunjin, notó como sus ojos se aguaron, estaba a punto de llorar.

— ¿Te asustó?. —Jisung intentó reaccionar, pero se encontraba en trance, recordando mentalmente los colmillos filosos y los ojos rojos brillantes, esos que lo perforaron desde la distancia.

—¿Es por los ojos rojos?, ¡Demonios!, como quisiera tenerlos.

Jisung salió del shock, miró la figura a su lado y pensó en lo que decía. ¿Por qué le asustaba más el otro vampiro?, de alguna forma se había asustado con el peligris porque fue algo repentino, inesperado, pero en realidad, el vampiro no tenía un aire demasiado aterrador. Es más, tenerlo allí a su lado le daba cierta sensación de seguridad.

Lo observó en la oscuridad de la habitación, la luz de la luna iluminaba el pálido rostro, denotando sus fuertes rasgos, sus cabellos se veían sedosos y brillantes, tenía unos hermosos ojos perlados que le miraban con deseo e intriga. Parecía que el sentimiento era mutuo, porque a Jisung le intrigaba la situación, era curiosa.

—Creo, creo que si te veo bien eres...lindo— Minho le miró en silencio. Se sentó al lado del omega y le acarició la mejilla, la comisura de los labios y suspiró.

Debía admitir que ese lobo era diferente a otros, le hacía sentir cosas extrañas, como que su estómago se contrajera y sintiera escalofríos recorrer su piel, con ese cabello suave, la piel tersa, ojos miel dulces y llenos de vida, los labios se veían provocativos y carnosos, se preguntó cómo se sentirían. Llegó a él ese peculiar olor a bosque y lluvia, sus manos cosquillearon por tocar la hermosa figura frente suyo, aunque fuera un pecado.

—Estoy jodido. —Tomó el rostro del omega y le acercó hasta juntar sus labios. Un beso gentil e inesperado sorprendió a Jisung.

—Sí, lo estás, pecador. —Soltó una risita.

Minho se separó del omega y vio recostado en el marco de la puerta a Jeongin. El peli naranja sonreía pícaro, después de todo, ese tipo de situaciones era su diario vivir, con sus alfas y betas de turno.

—No sabía que te gustaban los omegas. Quizás podrías prestármelo, probar cosas nuevas de vez en cuando es bueno para una larga existencia. 

ᴍᴏᴏɴ'ꜱ ᴄʜɪʟᴅ ➷ ᵐⁱⁿˢᵘⁿᵍDove le storie prendono vita. Scoprilo ora