12 La jaula de oro en la que me encerraste

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Los capitanes y vice capitanes de la toman aún no salían del todo del shock de aquella noche en la que vieron a Takemichi ser arrastrado hacia la oscuridad por mano de Izana Kurokawa, durante dos largas semanas intentaron contactar con Hanagaki pero su teléfono había sido desconectado, tampoco lo encontraron en su casa, su madre ni siquiera estaba en la ciudad así que tampoco podían esperar que ella supiera donde tenían al rubio, fueron a buscarlo a su casa pero solo se toparon con que la moto que Draken y Mikey le habían dado ya no estaba y tampoco su dueño.

Parecía que a Takemichi se lo había tragado la tierra, esto desesperaba a todos los que habían pasado ese tiempo buscándolo, ya tampoco habían escuchado de Tenjiku en ese tiempo  por lo que cada vez era más difícil encontrar a los miembros de dicha pandilla e interrogarlos aunque de todas formas ninguno sabía en donde se encontraban ni Takemichi Hanagaki o Izana Kurokawa, esto hacía a cierto rubio de mirada sombría perder el control cuando se encontraba interrogando a alguien, sintiendo que su mundo se derrumbaba a su alrededor cada minuto que su luz pasaba lejos de él.

Mikey había sentido un vacío en su pecho desde el día en que vio a su sol alejarse mientras era tomado de la cintura por el diablo en persona, sentía que le habían robado algo importante, alguien a quien no supo apreciar sus verdaderos sentimientos por el miedo y ahora parecía que era demasiado tarde como para decirle que él también lo amaba. 

La culpa se comía vivo a Manjiro Sano, sentía que había sido su por su actitud infantil y su necedad que el amor de su vida sintiera que debía entregarse a cambio de su felicidad, Chifuyu le había explicado el trato que Izana le propuso al rubio, le contó como sentía que era la única manera en la que podía ayudarlos a todos, salvarlos de algo que Mikey aún no entendía ¿de qué quería salvarlos? siempre supo que Hanagaki daría todo por las personas que ama, pero nunca imaginó que sería capaz de entregar su libertad y su alma por ellos, por él.

Debió de haber notado que Takemichi estaba tan mal, debió de haberse dado cuenta de que lentamente era jalado a la profundidad de un abismo en el que lo estaba esperando un demonio con los brazos abiertos para ahogarse juntos, para robar su rayo de esperanza haciéndolo sentir en el completo abandono, rompiéndose en llanto cuando vio como se alejaban en la moto del albino, como Hanagaki le pidio que recordara lo le que dijo mientras bailaban con una sonrisa triste.

El recuerdo de ese último baile perdurava en su mente y corazón, aún sentía que la piel le ardía en las zonas que el menor lo había tocado, aún recordaba el momento en que su corazón se detuvo cuando de esos bellos labios salio un "te amo", ese debió ser el momento más feliz de su vida, saber que su amor era correspondido, saber que aquellos ojos azules también lo veían con la misma devoción e intensidad, que sus corazones vibraban en la misma sintonía el uno por el otro.

Pero todo fue opacado por un maldito egoísta que quería quitarle lo que más le importaba en la vida

Manjiro estaba seguro de que muchas veces en su vida había experimentado el rencor y el odio, pero nunca antes como ahora, no cómo lo que sentía por Izana Kurokawa, a los ojos de Mikey era un maldito que se había aprovechado del buen corazón de Takemichi para manipularlo y robarlo de su lado y Mikey sentía que debía rescatarlo pronto porque algo en su corazón le decía  que aquel brillo en los ojos de Hanagaki sería borrado si lo dejaba con Izana y no estaba dispuesto a perder a su ancla, a su todo, ese te amo debía significar algo, Hanagaki aún no se daba por vencido con ellos, ¿si no para qué le había dicho que lo amaba? él quería ser salvado e iba a hacer hasta lo imposible para traerlo devuelta.

Mierda...ya han pasado dos malditas semanas y no tenemos ni una puta pista — Draken se dejó caer sobre el sillón, estaban en la casa de Mikey junto a Chifuyu después de un día intenso de investigación, no se iban a rendir con encontrar al heroe llorón.

Por una vez... quédate!Where stories live. Discover now