25 Epílogo: Sigue el camino amarillo.

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Acto I: El chico solitario.

Aquella noche la vida de todos cambió, las decisiones que fueron tomadas ya no podían cambiarse y todos debían vivir con las consecuencias de sus actos, con lo que conlleva intentar salvar el futuro por el que Takemichi tanto luchó, aunque ya habían pasado 10 años desde entonces aquella noche seguía tatuada en su memoria como si hubiera ocurrido ayer.

Aún recordaba los abrazos, los reencuentros y también recordaba las lagrimas de dolor, de disculpa, las de arrepentimiento y las de felicidad, todas tenían un sabor amargo al hacer contacto con sus labios. Para Takemichi era agridulce la sensación de volver con las personas que amaba y consideraba familia y es que no se sentía capaz de disfrutarlo por completo gracias a que no paraba de pensar en Kakucho y los hermanos Haitani, ellos se habías sacrificado a si mismos para que el pudiera ser feliz.

"No nos olvides" Fueron las últimas palabras que pudo escuchar salir de sus labios antes de que Mikey lo sacara de ahí, sabía que ellos fueron sus captores, que no siempre lo trataron con el minimo respeto, pero al final ellos se quedaron, tampoco la abandonaron y decidieron enfrentar algo que no era su problema, solo por él, para pagar la deuda que sabían que tenía, porque también lo querían y porque todos esperaban que en el futuro o tal vez en otra vida sus pecados sean perdonados y puedan vivir felices el uno al lado del otro y poder volver a llamarse una familia.

Era un sueño hermoso, pero también uno imposible de cumplir, dicen que los mejores libros jamás se escribieron y tal vez eso es lo que sucede con este deseo, habría sido tan maravilloso que el mundo no lo habría podido soportar.

Los días pasaron y rápidamente se convirtieron en semanas, el tiempo era algo tan abstracto para Hanagaki que su paso le resultaba extrañamente rápido, era como si los momentos de paz junto a sus seres amados se le escaparan de entre los dedos como arena fina.

No podía evitar sentirse alerta, aún cuando ya estaba a salvo.

Para cuando había pasado un mes desde aquel día en que Takemichi presencio cómo se perdían dos vidas, aún no lograba encontrar la manera de acostumbrarse a lo tranquilo que estaba todo, se había habituado tanto a recibir golpe tras golpe por parte del destino que cuando las cosas se encontraban en calma, solo podía sentir que debía prepararse para recibir el siguiente desastre, una tragedia más que resolver. Esto claro que no era pasado por alto por sus amigos, parecía que estaban viendo a un veterano de guerra dormir con un ojo abierto por si alguien llega a atacar, su querido heroe había pasado por tanto y nadie sabía como ayudarlo.

Nadie exepto tal vez por cierto rubio cuya devoción era enteramente dedicada a Hanagaki, él más que nadie sabía por lo que estaba pasando Takemichi, después de todo desde que volvío no había logrado conciliar el sueño una sola noche a menos que Mikey se acostara a su lado y lo sostuviera en sus brazos, siempre temblaba hasta que lo envolvía y acercaba a su pecho, a veces Mikey maldecía al fallecido Izana ya que una corazonada le decía que esto tenía que ver con el tiempo que pasó en esa casa, especialmente por una ocasión en la que Hanagaki llamó el nombre de Izana entre sueños, acompañado de un "aún no te vayas".

Podría ser dificil de entender, para todos lo era, el hecho de que Hanagaki aún extrañara a Izana incluso después de lo que le hizo, no solo lo secuestró, lo manipuló e intentó abusar de él en medio de un ataque de ira, si no que lo había hecho sentir tan solo y miserable que solo pudo aferrarse a la mano que le tendía Izana como un acto desesperado para no volverse loco, pero para Takemichi esa no era la pintura completa, sabía que era una locura extrañar a alguién que le hizo tanto daño, pero extrañaba también a ese chico que estaba solo hasta que encontró a personas que lo apoyaban incondicionalmente, extrañaba las charlas nocturnas, extrañaba el no sentirse solo en el fondo, tener a alguien que entendiera ese vacío y que viera la luz con el mismo filtro rojo.

Por una vez... quédate!Where stories live. Discover now