Capítulo Uno

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Las dos quedaron en silencio mientras miraban a su alrededor, no había nada que decir en ese momento. Ambas disfrutando de su compañía en silencio
-El día que me pediste permiso para empezar, tuve mucho miedo. Pensaba que yo no era suficiente para ti, después de todo, eres la reina y yo soy solo una sirvienta del castillo-dijo Danáe
-Desde el instante que te vi sentí que te conocía, omega, sabía que eras para mí, eres la más hermosa. Eres más hermosa que el castillo-susurró Riss mientras tomaba la mano de Danáe entre las suyas
-Te quería pedir algo-dijo Danáe
-Claro, lo que quieras-respondió rápidamente Riss
-solo, una máquina de costura-pidió Danáe
-Claro, la voy a encargar. Antes, quería darte algo-dijo y sacó de una pequeña bolsa de tela un anillo de color dorado con un pequeño rubí
-Es hermoso-suspiró Danáe mientras Riss se lo colocaba
-Prometo darte uno más lindo-dijo Riss
-Es perfecto, Riss, todo lo que venga de ti es perfecto-aseguró Danáe mientras miraba el anillo
-Te...-iba a decir algo Riss pero tocaron la puerta
-Majestad, ¿puedo hablar con usted?-preguntó Richard, uno de los guardias encargados del ala en la que se encontraban
-En seguida-dijo Riss y se levantó dejando a Danáe, una vez afuera el guardia la guió hasta una de las ventanas
-Majestad, hay alguien afuera observando el castillo desde hace horas. No podemos proceder sin su permiso-dijo y apuntó a una señora de piel pálida y un largo vestido rojo vino
-¿Crees que necesita algo? Tal vez deberían preguntarle si necesita algo en vez de proceder-sugirió Riss
-Daré la orden. Enviaré a alguien-aseguró Richard mientras se alejaba a pasos rápidos, en cambio Riss se quedó mirando a la extraña mujer que no se movía de su posición con la vista fija en uno de los muros del castillo, la miraba intentando descifrar algo hasta que su mirada se levantó haciendo contacto con la de Riss
La mujer era idéntica a su madre
Riss se asustó tanto que al parecer alertó a Danáe quien fue a buscarla
-Querida, ¿estas bien?-preguntó Danáe parándose detrás de Riss
-Hay alguien afuera-dijo Riss y apuntó a la mujer
Quién ya no estaba ahí
-¿dónde?-preguntó Danáe
-Olvídalo, volvamos adentro-dijo Riss mientras le sonreía para tranquilizarla, ambas fueron sus respectivas habitaciones, pues tenían deberes que cumplir. Danáe se encontraba estudiando la pila de libros que Louis le había dado, después de todo, se convertiría en Reina
Y Riss
Riss se había escabullido hacia el ala de los guardias en busca de Richard para ver si tenía noticias sobre la misteriosa mujer
-Richard-lo llamó Riss y él volteó
-Majestad, la mujer escapó apenas alguien se le acercó-dijo Richard
-Busquenla-ordenó Riss y al voltearse Danáe la miraba curiosa
-Hola querida, ¿que haces aquí?-preguntó Riss disimulando
-¿Qué haces tú aquí? Me dijiste que tenías cosas que hacer-reclamó Danáe
-Yo... Te explicaré en la sala de reuniones-dijo Riss y ambas fueron hasta la sala en silencio
-Creo que mi madre está viva-soltó Riss y Danáe se quedó en silencio por un momento
-¿Cómo?-preguntó ella
-La vi, estoy segura. ¿Recuerdas que te dije que había alguien afuera? Era ella, vino por mi-explico Riss
-Cariño, no se que decirte-respondió Danáe quien no quería creer
O bueno, si quería
Quería que Riss fuera feliz junto a su madre
Pero que tal si era solo una mujer rubia pasando por el pueblo, eso destruiría a Riss
-La buscaré-dijo Riss emocionada y salió de la habitación. La verdad a Danáe no le convencía, no quería que Riss sufriera una decepción, pero por ahora solo podía apoyarla
Y estar ahí si fallaba

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