Capítulo Cinco

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No podríamos decir que todo volvió a ser como antes
Lo que había pasado ese día marcó un antes y después, tanto en Danáe como en Larissa. Ya había pasado una semana desde que se examinó todo y a todos en busca de plantas venenosas o malas intenciones
Danáe estaba destruida, y consigo destruía a Riss
Había días que se negaba a hablar con Riss, quien a pesar que ya compartían cuarto casi no estaba ahí
Louis se había quedado y Harry había tengo que volver a Atenas
Así que había dos omegas tristes en el castillo
Danáe aveces hablaba con Louis, quien intentaba olvidar lo que sucedía. Riss volvía a su habitación lo suficientemente cansada para caer dormida abrazada de su omega, pero se despertaba varias veces en la madrugada a llorar
Porque tenía que ser fuerte y sonreírle a Danáe en la mañana, pero no podía más
Danáe fingía no escuchar los sollozos de la alfa quien lloraba horas con vista a la ventana, con un pañuelo azul envuelto entre sus dedos con intención de ahogar su llanto
Riss se había vuelto sobrepotectora con Danáe, de manera que seguía sus pasos siempre con los guardias más leales del castillo, había puesto un encargado que probara su comida y detectara si había algo mal.

Ya era lunes en la mañana y Riss trenzaba su largo cabello mientras Danáe leía un libro
La verdad, ninguna le estaba prestando atención a lo que hacían
Hasta que Riss rompió el silencio
-El médico dice que consiguió la flor para hacer el antídoto-dijo con voz suave y Danáe levantó la mirada
-Perdón-susurró Danáe mientras cerraba el libro y lo dejaba en la pequeña mesa que tenía al lado de la cama
-No tienes porque pedir perdón. Te amo-Le dijo Riss mientras se acercaba a abrazarla y Danáe se refugió en los brazos de Riss
Ambas estaban uniendo sus piezas rotas, y el problema parecía solucionarse
-Estaremos bien, ¿si?-aseguró Riss y Danáe asintió
-Te amo, debo ir a una reunión. El médico vendrá en un rato, enviaré a Louis para que se quede contigo-le explico Riss y Danáe se quedó en la habitación, la alfa salió dejando a Danáe, quien decidió levantarse de la cama y abrir las ventanas
Era de los últimos días de primavera
Llegaría el invierno, y con ello el cumpleaños de Riss
Pensar en eso la emocionaba, tendría un pretexto para celebrar todo el día a su alfa
Pero también significaba su coronación, más trabajo para ambas y ahora se sentía muy sola en el palacio. Sabía que Louis se iría y lo apoyaba, veía lo feliz que era con Harry y como le brillaban los cansados ojos azules cuando recibía alguna carta de él, pero desde que su tía se había ido a vivir con su hermano, según lo que le había dicho, se sentía sola, pues aparte de Riss no tenía a nadie más. Tal vez debería pedir una dama de compañía, o podría salir al pueblo o tal vez solo hacer más actividades en el castillo
Si seguía encerrada en la habitación, se volvería loca
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un suave toque en la puerta
-Pase-dijo Danáe y la puerta se abrió, de ahí entraron Louis y el médico, quien traía consigo una pequeña bolsa de tela color café
-La solución a los problemas-dijo Louis mientras apuntaba la pequeña bolsa
-Ya está preparado, debe tomarlo como un té y debería provocarle un celo en las próximas horas-explicó el doctor
-Está bien-dijo Danáe, a pesar que estaba llena de emociones no quería ilusionarse, no aún
-Tómalo-ofreció Louis mientras se lo daba en una pequeña taza, Danáe tomó un sorbo y el sabor dulce la invadió, Despertando sus  sentidos. Tomó 2 tazas, que era lo que le había recetado el doctor  y Louis se quedó a supervisarla hasta que Riss estuviera de vuelta

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