Capítulo Siete

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-A mi también me gusta-escuchó decir a Danáe, quien aparecía en la puerta
-Buenos días amor mio, ¿como dormiste?-preguntó Riss levantándose rápidamente para ir hacia su omega
-Bien, de hecho, estuve pensando en algo-le susurró ella
-Elijo esa piedra y el diseño 2, retirense todos por favor. Excelente trabajo-despidió a todos Riss, y mientras salían Danáe y ella se fueron a su habitación
-Dime, ¿qué has estado pensando?-le preguntó Riss una vez que estuvieron solas
-Quiero que me marqués-exclamó Danáe sin darle más vueltas al asunto
-¿Que?-preguntó Riss sin saber cómo contestar a eso
-Acá-dijo y señaló el lado derecho de su cuello
Un largo y bonito cuello
-Tendríamos que casarnos antes, o no se, consultarlo con Louis-habló rápidamente Riss
-Casémonos ahora-le dijo Danáe
-¿Ahora? Pero, llevas tiempo planeando una boda y ya no falta mucho y...-estaba explicando Riss y Danáe la silenció con un beso
-Te amo, me he dado cuenta que no necesito nada mas-confesó Danáe
-Hagamoslo-Aceptó Riss y Danáe la tomó de la mano y salieron corriendo hacia las afueras del castillo. En ese momento ambas se olvidaron de todo a su alrededor, Danáe guiaba a Riss hacia la gran Catedral del pueblo
Era real
Una vez ahí el obispo las saludó a ambas
-Obispo William, queremos casarnos-dijo Riss
-Pero su majestad, su boda está programada para dentro de un mes-le dijo el anciano mientras señalaba su vieja libreta
-Ahora, señor por favor-pidió Danáe y él asintió. La noticia se expandió rápidamente y la iglesia se lleno de gente, el personal del castillo había salido y hasta Louis había llegado hasta ahí. Gente del pueblo y del castillo estaba unida en ese momento
Celebrando el amor
Una señora le ofreció un pequeño ramo de rosas blancas a la omega, quien aceptó agradecida
-Estamos aquí hoy para celebrar la unión de dos almas. De dos vidas que se unen para siempre con un juramento sagrado que será irrompible para ambas, que prometen amarse hasta que sus huesos sean polvo, prometen respetarse una a la otra aunque la rabia las consuma. Pues lo que unió un sentimiento, que no lo separe otro. Ahora, procedemos a la lectura de sus votos-dijo el obispo. Danáe lloraba mientras Riss la miraba con ternura
-Yo, es decir, no hemos escrito nada-explicó Danáe apenada
-Yo tengo algo-dijo Riss y empezó
-Vengo de abajo. De tan abajo que había días en los que no comía, ahora estoy en la cima y no hay nadie más perfecta para acompañarme que tu, mi omega, desde que te vi fuiste el suspiro que me trajo de vuelta al mundo. Te amo y amaré hasta mi último suspiro, mi último suspiro será para ti, así como ahora te dedico el primero. Porque sé que desde antes de nacer, estabas destinada a mi, porque me entiendes cuando ni yo lo hago, me cuidas y no duermes si yo no lo hago. Acepto el resto de una vida contigo porque eres y serás
Siempre tú- Terminó de decir Riss
Media iglesia lloraba en silencio
El ambiente, el cariño
Y el factor que Danáe también temblaba de alegría, sin poder decir una palabra
-Yo las declaró, unidas para siempre como alfa y omega. Puede besar a la novia-dijo el obispo y sin pensar Riss y Danáe se unieron en un beso mientras todos celebraban a su alrededor, tiraban pétalos de flores, aplausos y celebraciones
-Mi esposa-susurró Danáe al oído de Riss y ella sonrió
Suya

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