Capítulo Diecisiete II

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Pov Danáe

Me distraje el primer día ayudando a la gente que llegaba
Pero desde el tercer día hasta el décimo, mi cuerpo no dejaba de sentir el dolor de mi alfa, había momentos que sentía que rompería en mil pedazos, pero no sucedía. Cada día llegaban soldados, sus omegas lloraban mientras se aferraban a ellos y curaban sus heridas
Pero no llegaba mi alfa
Un día llegó una tropa diciendo que todo había terminado, que era el final. Todos celebraban pero
¿Donde estaba Larissa?
Daban la explicación de que había otro grupo que había quedado vigilando por si sucedía algo más, y decían que ella estaba ahí así que por eso tardaba. Pero luego ese grupo llegó sin ella
Y nadie sabía dónde estaba ella
Lloré tanto que me deshidraté, pensé tanto que me perdí
Intenté escapar del sótano pero me encerraron por mi protección, pero, ¿Quién protegía a mi alfa?
Una mañana desperté y todos ya estaban saliendo, un tratado de paz había llegado diciendo que ya se habían llevado lo que necesitaban. No entiendia a que se referían con eso
Tal vez Riss fue a negociar, pensé
Fuimos saliendo poco a poco del sótano y al salir yo vi a un grupo de gente en un círculo, rodeando a algo en la entrada. Me acerqué a ver y enseguida deseé no haberlo hecho
El cuerpo de mi amada yacía sin vida en el suelo, en un charco de su propia sangre
Alguien intentó alejarme de ahí, pero caí al suelo
-No, no, no, Riss, despierta, alfa
-Majestad, debe irse
-¡No! ¡SUELTAME! DEBO DESPERTARLA
Empecé a golpear a quien sea que me agarraba, pero cedí
Ella se había ido
El dolor me golpeó como si un carruaje de caballos me pasara por encima
Sus ojos azules sin vida veían un punto fijo en la puerta
Todos me abrazaban, pero no quería sus abrazos
Quería los de ella

InviernoWhere stories live. Discover now