Capítulo Cuatro

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-Danáe podría no tener hijos-explicó el médico, Danáe lloraba y se escondía avergonzada en el pecho de Riss, quien la abrazaba mientras miraba al médico
No había lágrimas o emoción alguna en su rostro
Pero internamente se sentía derrotada, rota
Toda ilusión de un precioso príncipe o una princesa morena de ojos azules había desaparecido
-¿Hay algo que se pueda hacer?-preguntó Riss en tono neutral
-Esperar. Aún son jóvenes, he visto esto en varios omegas que son sometidos a mucho estrés o a....-estaba hablando el médico y se quedó en silencio
-¿A qué?-preguntó Riss
-Danáe, ¿hay alguien ocupándose de tu alimentación?-preguntó el médico
-Una tía mía-contestó en voz baja
-¿Majestad, me daría permiso para revisar la cocina?-preguntó el médico y Riss asintió
-Iré con el médico, ¿si? Quedate aquí, toma un poco de agua-dijo Riss y le entregó una pequeña copa con agua, Danáe asintió y se recostó en la pequeña cama de la habitación. El médico y Riss salieron juntos a paso rápido, llegaron a la cocina y Riss hizo que todos salieran, no importaba si dejaban algo a medias o el horno prendido
El médico llegó al área de la tía de Danae, quien era la que se encargaba de la comida de ella, y el médico tomó una pequeña maceta que tenía unas flores color amarillo pálido
-Como lo sospechaba. Castili-afirmo el médico mientras sujetaba la maceta
-¿eso es?-preguntó Riss impaciente
-Castili es una flor mayormente usada como supresor para los omegas, se usa como calmante para los celos y si es mal usada puede causar que un omega no puede tener cachorros. Y analizando que la tía de Danáe, Jolene tenía conocimientos de herbolaria debido a que antes era de mis aprendices, podría ser la principal sospechosa de esta tragedia-terminó de explicar el médico y cada célula del cuerpo de Riss se llenó de rabia
¿Por qué le pasaba eso?
No conocía a Jolene, ni ahora le interesaba hacer más que quitarla de su vida para siempre
No olvidaba los ojos cafés de Danáe teñidos del dolor que le habían causado las noticias, estaba nublada de rabia y dolor
-Si me disculpa, iré a buscar el antídoto-dijo el médico y Riss asintió
La rabia era tanta que dolía, cada parte de ella se sentía congelada
Y  así avanzó
Aún no tenía claro dónde iba, pero sus pies se dirigían al gran salón donde la servidumbre esperaba para volver a entrar a la cocina
-¡Jolene!-gritó Riss ocasionando que todos se callen
No sólo era un grito, era la voz de un alfa enojado
Todos se abrieron paso dejando a la vista a la señora, quien se acercó temerosa
-Se y sabes lo que hiciste-dijo Riss mientras la llevaba arrastrada de un brazo hasta la cocina, que aún seguía cerrada
-Has envenenado a mi omega, a mi dulce omega le has quitado la capacidad de crear-dijo Riss con rabia mientras la beta seguía callada
-¡Dime algo! ¿¡Que planeaba!?-gritó Riss asustando a Jolene
-No era mi intención, yo...-intentó explicar ella y Riss la interrumpió con una sarcástica risa
-¿"no era tu intención" y que querías entonces, si se puede saber?-preguntó ella
-Quería mantenerla a salvo de ti, de los alfas-explicó entre lágrimas
-Vete. Fuera de aquí, eres... Ni siquiera vales la pena. Le dirás a Danáe que trabajarás en otro lado. Te despedirás de ella sin decir nada y saldrás de aquí. Si te vuelvo a ver te encerraré en un calabozo tan pequeño que no podrás respirar-le dijo al oído a Jolene, quien solo asentía arrepentida
Y así fue
Riss la guió hasta la habitación donde Danáe recibió a su tía sonriendo
-Tía, que alegría que venga a verme-Dijo Danáe
El médico y Riss miraban atentos cada paso de la mujer, quien mentía diciendo que se iría con algún familiar lejano que necesitaba su ayuda
Y salió
Riss dio la orden de que estaba prohibida su entrada, que se revisara la cocina de piso a techo y el médico reviso cada hoja buscando algo más fuera de lugar, mientras Danáe y Louis hablaban de distintos temas, pues Louis había aceptado quedarse con ella mientras Larissa y el médico restablecian el orden
Por el cuidado de la familia real

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