02

10.5K 1K 35
                                    

Mis pasos resonaban por los pasillos, Clara me acompañaba de cerca a mis espaldas mientras todo a mi alrededor resultaba conocido a pesar de ser mi primera vez viéndolo, ahora sabia con seguridad que puedo adaptarme a vivir como Abril.

Clara abrió la puerta del comedor y respire profundo.

El gran Duque Vinsant, dueño de un territorio bastante grande del reino casi haciéndole competencia a naciones vecinas, el ducado Vinsant fue fundado casi al mismo tiempo que el imperio y mi familia era bastante respetada en la sociedad. Es por eso que una mujer tan terca como lo era yo, presentaba un problema para que la familia fuera bien vista, sin embargo, sigo y seguiré en el ducado, a pesar de mis arranques de ira y berrinches.

Eso es algo de lo que no logro entender, ya que es bastante común que las familias poderosas envíen a familiares que no deseaban que se dieran a conocer a lugares lejanos y en el peor de los casos tenían muertes "Accidentales".

Es una suerte que siga viva.

Cuando los presentes en el comedor se dieron cuenta de mí, sus miradas frías casi me paralizan, en la cabeza de la mesa rectangular estaba el gran Duque mirándome de frente, a su derecha la ex marquesa Débora y a la izquierda el hijo mayor heredero al ducado Alan.

Y a la segunda silla estaba Anelle, la hija menor y sin duda la clara definición de un lobo vestido de inocente oveja.

Recuerdo que en alguna parte de la historia que conozco se hizo hincapié en el odio que se demostraban ambas damas, y por los recuerdos que aún no estaban completamente claros, Anelle y yo nunca nos llevamos bien.

En ningún momento de nuestras vidas.

Pero lo más destacado es que la tercera silla donde usualmente era ocupada por la menor esta vez estaba desocupada, y el lugar que siempre ocupaba Abril estaba siendo robado por su hermano.

—Veo que mi lugar ha sido ocupado— mencioné caminando con tranquilidad los metros que me separaban de la mesa y a pesar de estar a unos pocos metros de mi padre y su familia, yo sentía como si hubiera un muro entre nosotros.

—¿Pelearás por el lugar Abril?— pregunta la duquesa esperando los ya usuales arranques de ira de Abril.

Eso siempre pasaba anteriormente, su lugar era tomado por Alan o Anelle y se desataba una guerra por el simple hecho de que Abril proclamó ese lugar como suyo, muchas cenas fueron abandonadas por la mayor de los hijos que no soportaba que alguien más ocupara su lugar y después de un regaño del Duque salía hecha una furia.

Era un círculo vicioso.

Que siempre era perdido por Abril.

—No— Respondí encogiéndome de hombros era muy temprano para enojarse —Me falto saludar, buenos días al gran duque, la duquesa y a los hijos vinsant.

Por un estruendo que dejó el cubierto de la duquesa Débora al caer con la porcelana del plato, todos los presentes dieron un salto de sorpresa.

En el pasado, ni por más enojada que estuviera Abril dejó de referirse al Duque por padre, no sé si era por costumbre o por otra cosa. El orgullo de Abril se doblegaba siempre que se trató de su padre, no le podía replicar nada nunca, era un respeto que no le tenía a ninguno de ellos.

Tal vez fue una gran sorpresa para todos, sin embargo, el gran duque no hizo ningún gesto y eso bastó para confirmar una de mis teorías y era que tal vez no le importaba en absoluto el comportamiento y la vida de su primera hija.

Me senté en la tercera silla y comencé a tomar un poco del té que estaba servido, mientras esperaba que el plato con el desayuno fuera dejado en mi lugar.

Ahora que lo pensaba cuando pregunté por las fechas en la que nos encontrábamos, Clara mencionó que estábamos cerca del nuevo año y que el Ducado como todos los años organizó una cena de año nuevo con algunas familias nobles invitadas, así que faltaban algunos meses para que la historia comenzara, ya que en la fiesta de cumpleaños del primer príncipe es donde ellos se conocen, y ese día es en febrero.

—Dos meses eh...— Inconscientemente susurré llamando la atención de Anelle, quien no dijo nada y continuó con su desayuno.

—Abril querida ¿Asistirás a la cena de año nuevo?— Débora me pregunta terminando de comer mientras se limpiaba los bordes de su boca.

En realidad, no disfrutaba de las fiestas, pero tenía curiosidad de poder vivirlas completamente. Asentí.

—Por cierto, gran Duque, ¿Puedo salir hoy a la capital? Quiero comprar algunos objetos y pasear un poco.

De nuevo no lo llame padre a propósito, al parecer resultaba extraño para los demás incluso para los sirvientes ya que lograba ver sus reacciones sorprendidas, pero tal y como me lo esperaba el Duque no reaccionó.

—Haz lo que quieras.



Hice que Clara me vistiera con ropas sencillas a pesar de sus quejas y le pedí que me acompañara.

Al salir de la gran casa pude observar los alrededores, ¿Siempre habían sido tan brillantes a pesar de ser la mitad del invierno? El cielo estaba claro por ser casi al medio día y el sol a penas y se sentía caliente, varias nubes volaban por el alto cielo y el viento soplaba suave.

Justo en la calle esperando a un costado del carruaje estaba Luca, luciendo tan imponente como un caballero sabría serlo. Vestido completamente de negro con una capa de igual color para protegerse del frío, su cabello castaño resaltando en su clara piel y sus ojos como esmeraldas, era apuesto.

—Has esperado mucho por mí, Luca— menciono con una sonrisa, el caballero se inclina levemente ante mi persona y me sonríe como respuesta.

—Es bueno volverla a ver señorita Vinsant, espero que este mucho mejor.

—Lo estoy, gracias por preocuparte.

Luca extiende su mano y me ayuda a subir los escalones del carruaje, acompañada por Clara en el interior empezamos el viaje hacia la capital del imperio Milliard. Y mientras observo por la ventana el camino que recorremos me es imposible pensar en lo que debo de hacer para lograr lo que me propuse.

¿Lograré ser lo suficientemente mala como para lograr mi objetivo? 

Soy la villana de esta historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora