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El palacio imperial de Millard sin duda era espectacular, un hermoso castillo con paredes blancas que parecían resplandecer por la noche.

No nos hicimos esperar al bajar del carruaje, las demás familias que entraban frente a nosotros venían con unas resplandecientes sonrisas en sus caras, emocionados como hienas hambrientas de carne fresca.

Los banquetes a pesar de ser una feliz celebración también era una cuna de venenosas víboras, ansiosas de nueva información y continuar con los chismes que ya circulan, no fue una sorpresa ver sus oscuros ojos dirigirse a mi persona justo cuando anunciaron nuestra llegada al salón.

Todos me miraban, miraban a la hija mayor de los Vinsant. Levanté mi mentón con confianza y sonreí, los susurros a mis espaldas me daban más seguridad para seguir mi camino a pesar del nerviosismo que pude sentir al inicio.

Como era de esperarse del hijo varón del duque, rápidamente se separó de sus hermanas y nos dejó para ir a saludar a los demás nobles que disfrutaban del banquete, Anelle por su parte fue en búsqueda de sus amigas mientras me encontraba analizando el lugar.

Al otro extremo del centro del salón estaban un par de personajes importantes, como lo era Anellise Heartz, la segunda hija del marqués Heartz. Ella es una de las que conspiran a mi destrucción mandando un espía a mis aposentos para filtrar la información de mi poca afinidad con mi hermana, aprovechando eso para que se difundieran muchos más rumores.

También en un pequeño grupo de jóvenes estaba Fernand Elois, el próximo conde ya que su padre está a punto de fallecer y con él se viene abajo una fábrica mal administrada de telas. Con su cierre se comenzó a difundir un rumor poco creíble de que la poderosa Abril Vinsant había logrado derribar al inexperto conde y con ello llevarlo a la ruina, la malvada bruja Vinsant llevaba sobre sus hombros la desgracia de una familia desconocida.

—Tiempo sin vernos querida Abril— Una cantarina y chillona voz me hace girarme, ante mi estaba Emma Bailey hermosa como siempre, su cabello castaño rojizo parecía cobre esa noche, si había una persona que no podría ver ni siquiera en pintura era sin duda a Emma.

—Es un gusto verla señorita Bailey— A contrario como se esperaba, mi reaccionar educado impresiono a Emma y a los curiosos de los alrededores, ya que se consideraba una falta de respeto hablar con una persona sin haberse saludado previamente.

—Es un placer poder verla sana, hay unos malos rumores circulando por ahí— La dama abre su abanico de mano que traía consigo y se cubre medio rostro, si su propósito era esconder su sonrisa sus ojos que se podían ver la delataban. —Los rumores dicen que la señorita se lastimó de gravedad buscando su propio descanso eterno.

"Desagradable"

Fue lo primero que pensé al sentir como el ambiente se tensaba y las miradas de nuevo caían sobre mí. No era una sorpresa ya que me esperaba que lo principal que se hablara de mi fuera sobre mi reciente intento de suicidio.

—Si, es una lástima no haberlo logrado— Sabia que hablar de una forma sarcástica y burlona sobre este tema era sin duda algo terrible para una dama, pero están hablando de mí, Abril Vinsant, que no se doblegará por algo así de insignificante. Tal como lo esperaba mi respuesta sacó varios susurros y exclamaciones de sorpresa. —Gracias por su preocupación señorita Bailey, espero que siga disfrutando de la velada.

Le saludé y di media vuelta para irme de ese lugar y casi tropiezo con una persona.

—¡oh lo siento!— Mi vista pudo ver una cabeza cubierta de rubios cabellos que lo reconocía y al ver a la hermosa señorita que se disculpaba no pude evitar sonreír. Danielle cubría su boca con una clara muestra de sorpresa.

—Sa-saludos señorita Vinsant, es un gusto volver a verla— Danielle saluda de forma educada tal cual recuerdo haberse despedido la última vez. De igual forma le regreso el saludo y nos sonreímos.

—Saludos señorita Archer— Quería solo saludar y retirarme, lo mire por donde lo mire Danielle era una hermosa señorita y mi sola presencia hacía que ella destacara un poco más.

Después de ese pequeño saludo me despedí con la excusa de buscar a mis hermanos, cosa que no estaba contenta con hacer, pero no era normal que una señorita este sola en un banquete, mientras recorría el salón de baile saludé a muchas personas que no podía reconocer completamente y recibí bastantes elogios que no esperaba.

Los vestidos de las señoras desbordaban en volantes y las jóvenes con joyas hermosas hacían ver vivo el lugar, tal vez las fiestas no eran tan malas después de todo. Fue cuando por fin me encontré con Anelle mi hermana las trompetas donde anunciaban la llegada de la familia imperial sonaron.

Todos se amontonaron cerca de la alfombra roja que estaba por el salón, el emperador junto a la emperatriz entraron tomados de la mano, todos nos inclinamos ante la realeza y detrás de ellos los dos príncipes y la princesa del imperio los seguían.

Toda la familia sube donde estaban los tronos y el emperador levanta una copa, su traje perfectamente blanco con su capa en rojo lograba resaltar su poder.

—Gracias a todos por venir a celebrar el día en que mi primer hijo cumple la mayoría de edad, que la diosa Selene los bendiga y que todos sus buenos deseos se regresen en abundancia— Bajo el grito de todos de felicitaciones, el brindis se llevó a cabo y el primer baile del príncipe es el segundo número más esperado de la noche, la familia imperial recibió los saludos de todos uno a uno.

Cuando fue nuestro turno, no pude atreverme a verlos a la cara y solamente evité el contacto visual.

La orquesta se estaba preparando para tocar el primer baile y tal como lo describe la historia que recuerdo, Anelle y yo nos encontrábamos junto a una mesa de postres, ni tan escondidas, pero tampoco frente a todos.

Justo frente a nosotras Danielle también estaba acompañada por su primo quien era su cita de esa noche, la pista de baile nos separaba y como si la escena estuviera preparada nadie destacaba en ese lugar más que ella.

El primer príncipe comenzó a avanzar en búsqueda de su pareja de baile, yo sabiendo de antemano su objetivo tome una copa de jugo de uva para ver en primera fila una de las primeras escenas de la historia.

Al contrario de la historia original no estoy desesperada por el primer príncipe para que me note.

Venia sin dudarlo ni un poco hacia nosotros las señoritas Vinsant, di dos pasos atrás y le di un trago a mi bebida justo cuando el príncipe detuvo su caminar frente a Anelle.

"Señorita Vinsant, ¿Me concede esta pieza?" Es la misma línea que decía, y el entorno se vuelve en un silencio lúgubre.

Esperen... En la historia Anelle no duda en contestar y al segundo acepta, sin poder entenderlo noto como todos me observan y al ver el frente la mano extendida del príncipe esta junto a mí.

—¿Señorita Abril Vinsant?— El primer príncipe me miraba expectante por mi respuesta.

¿Qué está pasando? 

Soy la villana de esta historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora