05

8.8K 1K 25
                                    

Dos días después de año nuevo, mi padre el gran duque pidió de nuevo que nos reuniéramos para desayunar, esa mañana nos anunció que iría por dos semanas a un viaje a la capital vecina. Dicho viaje iba a ser acompañado por uno de sus hijos, siempre era mi hermano quien lo acompañaba, y esta vez esperaba que fuera como siempre, pero no estaba preparada para ser yo la invitada.

Sin poder negarme, visitamos juntos la capital, un viaje en carruaje por un día entero. Mientras el salía todos los días a reuniones de trabajo, yo disfrutaba de la instancia mirando los alrededores, otro día visitando tiendas y otros almorzando en restaurantes de renombre. En el fin de semana donde el duque descansaba paseábamos por lugares turísticos e incluso pudimos subir a un barco.

Siendo sincera me divertí como nunca antes, al finalizar las dos semanas regresamos, inmediatamente mi padre tuvo que partir de nuevo a otro lugar por más trabajo y esta vez me quedé en casa con las otras damas.

Así permanecí en tranquilidad, hasta que se dio inicio del segundo mes del año y con ello el esperado banquete que se festejará en honor al primer príncipe.

Ian Roberth Bristel de Millard, el primer príncipe de Millard es un joven apuesto sin duda, con unas facciones dignas de la realeza, logró cautivar a todas las señoritas desde la fiesta de su debut, a mi incluso. Pero a pesar de tener a sus pies incluso a la mejor opción como lo éramos mi hermana y yo siendo hijas de un duque de poderoso renombre, el primer príncipe cayó enamorado de la joven y bella Danielle.

Era de esperarse, la hermosa baronesa desprende un aura angelical que sin duda cautiva a cualquiera, y la Abril de la historia lo sabía, por eso estaba celosa de ella.

La invitación al banquete llegó dos semanas antes de la fecha preestablecida.

Dicho día se convirtió en el más esperado de las señoritas que esperaban en su corazón ser lo suficientemente bellas para llamar la atención del príncipe, incluso Anelle, mi hermana estaba desesperada por encontrar el vestido correcto. Incluso la vi correr por los pasillos exteriores mientras disfrutaba de una taza de té un día antes de la gran fecha.

Me imagino que no era la única del imperio tan exaltada. En cambio, a como se esperaba, no estaba para nada entusiasmada por la fecha, de hecho, quise parecer enferma, pero eso no sería propio de mi persona así que solo me quedaba esperar y asistir.

Un té de Jazmín con un poco de miel me acompañaba, no era de salir a fiestas de té porque mi sola presencia incomodaba a cualquiera, así que me fui acostumbrando a la soledad que ahora disfruto completamente, ver como el sol hacia brillar a las flores del jardín mientras el viento soplaba aun frio me hacía relajarme.

—Señorita ya casi es el atardecer ¿Gusta dar un paseo?— Clara tan fiel estaba a mi lado junto con el carrito que contenía postres y un juego de vajilla por si llegase un invitado.

Dicha vajilla nunca se ha ocupado.

—Si, la tarde está muy linda— Con su ayuda me puse de pie, ella acomodó la capa ya que la temperatura por la noche solía bajar y comenzamos a recorrer el jardín. Clara hablaba de lo emocionada que estaba por el día de mañana, que incluso practico con otras de las criadas para poder peinarme con bastante agilidad, mencionó también que ella no era la única que estaba esperando emocionada, todas las chicas que trabajaban para mi querían que ese día me viera perfecta y estaban preparadas para eso.

A pesar de que en mi memoria estaban mis recuerdos donde les daba malos tratos y fueron las primeras en notar un cambio en mi actitud, poco a poco pude ganarme la confianza de la mayoría, pero había unas cuantas que aún no creían en mi cambio, no las podía culpar en absoluto.

Clara es una plebeya que contrataron especialmente para mi servicio y nunca sobrepaso sus límites, siempre se preocupó por mí y no se dejaba engañar por mi mala actitud.

Desde que aparecí en este cuerpo ella cuidó de mi desde que salía el sol hasta que se ocultaba, velaba por mi bienestar y comodidad, no podría estar más agradecida por su cariño hacia mí.

En la parte más alta del jardín donde había una loma de considerable tamaño pude ver al horizonte el sol que se ocultaba, el atardecer siempre fue de los momentos que más me gustaban del día, en mi vida pasada vivía un día más para poder ver el atardecer del mañana, incluso ahora que soy Abril en este mundo, los atardeceres eran mucho más hermosos.

—Desearía ver muchos más atardeceres como este en el futuro.— Dije sin pensarlo mucho por ver tan maravillosa vista.

—Téngalo por seguro señorita, aún quedan miles de atardeceres por ver.



Al día siguiente tuve una especie de deja vú, las criadas de nuevo corriendo de un lado hacia otro, buscando zapatos y joyas de extremo a extremo. Me prepararon un baño de rosas, masajearon mis manos y decoraron mis uñas.

Creo que incluso a diferencia que la anterior vez, este día estaba siendo más ajetreado.

Mis hermanos ya esperaban en la recepción cuando bajé de la escalera central. Sus ojos mirándome de pies a cabeza me hicieron congelarme un momento mientras bajaba, sus miradas no se apartaban de mi persona, ¿Cómo me veré a sus ojos? Según palabras de Clara dijo que jamás me había visto tan hermosa, mientras las demás asentían de acuerdo.

Aquel vestido que compré antes de año nuevo fue retocado por el sastre del ducado, agregaron perlas y encaje por algunos lugares, lo hicieron tan bonito que me encantó en cuanto vi el trabajo terminado.

Acompañado con un tocado de rosas y perlas en mi acomodado peinado, el resultado que miraba en el espejo me encanto.

No esperé algún comentario de los dos y continúe mi camino hacia la puerta donde Clara me colocaba una capa de brillante color vino a juego con mi vestido. El recorrido al carruaje fue relativamente corto, a su costado estaban los tres caballeros que esperaban para llevarnos a salvo al palacio, Luca era uno de ellos. Él sonreía mientras se inclinaba de forma de saludo.

Mis manos se volvieron puños bajo la capa y los nervios recorrieron mi estómago.

Esperaba que esta noche terminara sin ningún inconveniente. 

Soy la villana de esta historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora