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Un nuevo día dio comienzo, era principios de mayo cuando el clima estaba lo suficientemente cálido cuando el sol se encontraba en lo más alto del cielo, las flores desprendían su aroma con mucha intensidad y yo estaba exhausta.

Ser la mejor amiga de la protagonista de la historia no era para nada satisfactorio, ahora tenía que ser el centro de lo que parecía ser una discusión de enamorados y el cómo iba a ser su hermosa fiesta de compromiso, porque estábamos hablando de los invitados.

Ambos estaban de acuerdo que los invitados, aunque no les gustaban tendrían que ser invitados por el simple hecho de ser parte de la nobleza del imperio.

En lo que no estaban de acuerdo es donde iban a ubicar a cada uno de ellos en el banquete, ya que no les gustaban ninguna de las distribuciones que la mujer a cargo de organizar todo los colocaba.

Si no era en una mesa, era el área del lugar.

Esperaba que al menos esto no terminara en una discusión de verdad fuerte.

Yo y Jahzara pareciera que estábamos de adorno en ese lugar, a pesar de que habíamos sido llamadas como las damas de honor de la novia. Ambas no habíamos podido dar nuestras opiniones ya que los dos protagonistas no dejaban de hablar entre ellos.

Estaba de acuerdo con el visto de Ian, que los invitados fueran puestos junto a familias que ellos se llevaban mejor y no por territorios como Danielle lo había propuesto.

—¡Ian! ¿Es nuestra fiesta de compromiso una broma para ti? — Cuestiona Danielle ya cansada de la situación y eso nos alerta a Jahzara y a mí.

Oh no.

Pasó lo que temía.

Danielle se abrumó tanto que mejor dejó el salón de reunión, Ian de antemano sabía que ella no lo iba a querer ver por unos momentos así que solo quedaba que Jahzara y yo saliéramos en búsqueda de la joven señorita.

No fue difícil encontrarla estaba en uno de los sofás que había por los pasillos del palacio. Ella tenía los ojos llenos de lágrimas, pero estaba aguantándolo bien.

—Perdón, perdón por salir de esta forma yo... Estoy muy estresada las cosas están aún tensas por el reciente caso de la Emperatriz no quiero que esto sea una terrible sombra en nuestra relación, pero...

Detuve lo que estaba tratando de explicar sosteniendo su hombro como un apoyo, una lágrima bajo por su mejilla que Danielle limpió de inmediato.

Se sabe que no era un tema muy gustoso de hablar por el momento. El hecho de que la emperatriz había sido sentenciada tenía a todos de los nervios, por desgracia es una mancha que aún no se ha borrado de la mente de la mayoría.

Por eso Danielle se preguntaba si era necesario que el banquete de compromiso fuera tan rápido.

—Danielle... Ya hemos hablado de eso, Ian también. El celebrar un compromiso no es nada grosero por la situación de la Emperatriz, y menos ahora que todos están un poco tensos, les vendría bien un poco de calma y celebración. —Trato de calmarla un poco con mis palabras, sin embargo, en lugar de tranquilizarla logro sacar más lágrimas que ella estaba reteniendo.

—¡Porque tenía que pasar esto! —Danielle llora. Y no sé cómo reaccionar a ello. Jahzara solo atinó a colocarse al otro lado de nuestra amiga y ambas la abrazamos. No podría entender cómo se sentía en el momento así que no pedí que se calmara y dejé que se desahogara tranquila.

Pasaron unos pocos minutos cuando Ian apareció junto a nosotras, Danielle soltó el llanto de nuevo y saltó a los brazos de Ian pidiendo perdón entre sollozos y ambos se abrazaron con amor como se esperaba de ellos.

Soy la villana de esta historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora