𝕾𝖆𝖙𝖚𝖗𝖓𝖆 𝖕𝖞𝖗𝖎

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«Cosas extrañas»

Podía nombrar algunos sucesos que caían en esa categoría, pero que había elegido ignorar por el bien de su salud mental y porque sería todo un problema encontrar otro lugar en donde quedarse. No podía huir así nada más por cosas que bien podrían ser su mente sugestionada.

Porque Mingyu podría llamarse así mismo un miedoso, pero tenía una terquedad más grande que su cobardía.

Aparte no habían sido cosas muy escandalosas.

Simples sucesos... Que no podía explicar puntualmente.

La primera semana después de la mudanza fue tranquila. Y también fue en la cual estuvo completamente solo, pues antes tenía la presencia constante de Wonwoo ayudándole con todo lo demás.

Mingyu no iba a mentir, tener a su mejor amigo ahí lo hacía sentir tranquilo y calmaba sus nervios de irse a vivir por su cuenta. A pesar de no haber escuchado historias escalofriantes respecto al lugar por parte de los vecinos o del encargado del edificio, muy dentro de sí estaba aquella incertidumbre de que algo raro pudiera pasar.

Y pasó.

No es que haya visto un fantasma de pie al lado de su futón mientras dormía, o que le hayan cerrado la puerta en la cara... Bueno, eso sí.

Fue la primera cosa que le sucedió.

En su rutina de la mañana, antes de sentarse a desayunar, con la toalla al hombro, preparado para tomar su ducha diaria, se encaminó hacia el baño, pero sin aviso, la puerta se cerró repentinamente, a escasos centímetros de su rostro.

No fue cualquier cosa. Fue bastante antinatural. No había habido ninguna corriente de aire que pudiera ocasionar aquello, aunque viviera en un área donde el viento estaba presente más de lo que estaba ausente. Pero en esos momentos, no sintió dicha corriente.

La puerta simplemente se cerró cuando iba a entrar, de manera abrupta, como si la hubieran empujado de manera molesta. Sintió un escalofrío pero negó con la cabeza varias veces para no pensar en ello, pues había escuchado que lo mejor era ignorar ese tipo de cosas extrañas.

Y tal vez ese día fue el primero del año en el cual no se bañó.

La segunda ocasión fue más sutil, pero él se dio cuenta. Mingyu era torpe. Algo tan inherente de su personalidad que ya sólo suspiraba resignado y se ponía a arreglar el desastre que hubiera ocasionado sin querer.

Era torpe, pero no olvidadizo.

Después de terminar de preparar la cena y sentarse un rato a ver vídeos en su celular mientras comía tranquilo, no pasó absolutamente nada, cómo debía de ser en la vida normal de un chico normal. Pero por alguna razón volvió a la cocina porque quería echarle más sal a su omelette y fue cuando se dio cuenta de que las hornillas de la estufa estaban prendidas.

Él no las había dejado así. Por lo mismo de que el escape de monóxido de carbono podría costarle la vida y moriría sin darse cuenta. Así de sencillo. Era algo demasiado peligroso como para ser descuidado al respecto.

Asustado, las cerró enseguida, pero Mingyu, que era cuidadoso en todo lo posible, más en las cosas relacionadas a la cocina, podía asegurar de que las había dejado cerradas desde que dejó de utilizarlas, como solía hacerlo sin falta.

Desde ese día comenzó a revisar dos veces que cerraba bien las hornillas.

Y siempre lo hacía.

Pero de nuevo sucedió; aunque las había checado dos veces, las hornillas mágicamente se prendieron.

No era nada natural. Y Mingyu comenzó a revisar tres veces que estuvieran cerradas, sin entender la razón de porque se encendían de la nada.

Lo adjudicó a un fallo de la estufa. Un fallo sin explicación, por supuesto. Pero Mingyu no quería creer otra cosa y decidió simplemente revisarlas con regularidad.

Impaled Butterfly (WonHui/GyuHao)Where stories live. Discover now