𝕷𝖞𝖒𝖆𝖓𝖙𝖗𝖎𝖆 𝖉𝖎𝖘𝖕𝖆𝖗

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Mingyu se quedó mirando a sus manos. No estaban vacías, pues Minghao las tomaba con fuerza. Estaba de rodillas en el suelo terroso, su amigo frente a él.

Su cabeza se sentía en una noria. Ya sea la que giraba y giraba, o el pozo de agua oscuro que parece no tener fondo.

Junhui había terminado de explicarle todo. Acerca de su habilidad y todas las cosas que podía hacer desde que era un niño y había descubierto que era diferente a los demás en ese aspecto. Lo que involucraba ser un médium.

Acerca de la aventura en aquel edificio viejo de la escuela, aquella en la que se enfrentaron a fuerzas que siempre creyó que solamente existían en las películas de terror que no veía por el miedo que le causaban. Y que Wonwoo lo había acompañado esa vez, también siendo partícipe de esa bizarra aventura sacada de un libro de Stephen King.

Wonwoo sabía. Su mejor amigo, siempre escéptico y que recalcaba que todo eso eran tonterías.

Aparte, Wonwoo también tenía sus habilidades. Junhui lo llamó un «escudo». Le explicó lo que eso significaba.

Mingyu miró con reproche a Wonwoo que le sonrió con vergüenza, le pidió perdón por ocultarle algo así, pero entendía bien porque lo había hecho.

Esos meses después de los sucesos aún tenía que lidiar con la disociación cognitiva. A veces ni él mismo lo entendía. Las creencias eran poderosas y había ocasiones en las que las suyas se aferraban con fuerza, después de dar un giro de 180 grados. Wonwoo no podía simplemente contarle de eso porque sonaba a cosas de loco y más de una persona supuestamente escéptica.

Habría creído que se había vuelto demente.

Pero no, Mingyu jamás pensaría eso de Wonwoo. Lo admiraba por su mente brillante y sensatez. Y lo quería mucho. No lo juzgaría. Por eso entendía que no se lo hubiera contado, a pesar de que no pudo evitar sentir cierto resentimiento.

Junhui también le explicó de las habilidades de Minghao y de esas se sorprendió aún más por la persona a la cual pertenecían. Siempre creyó que su amigo tenía un instinto muy fuerte, pero no a ese nivel. En cierta manera, lo llegó incluso a admirar y sentir orgullo por él.

El viento comenzó a soplar con fuerza, como si quisiera hacerse escuchar. Se acercaba una tormenta.

Oh, sí que lo hacía. Minghao lo presentía. Se encontraba sentado frente a Mingyu, analizando sus facciones atractivas que parecían tan perdidas como una luciérnaga que no es capaz de brillar. Una noctiluca sin luz sólo es noche y nada más.

Jun estaba de pie, abrazándose a sí mismo. Contar de su naturaleza era difícil, porque nadie lo entendería. No veían con sus ojos, no sentían lo mismo que sus manos al tocar las cosas. No escuchaban lo que asaltaba su mente. Era complicado explicarlo. Así que suspiró y bajó la cabeza. El día apenas había comenzado. Aún así, sintió la mano de Wonwoo en su hombro y al mirarlo, el joven de gafas le sonreía.

"Lo has hecho bien" era lo que significaba esa sonrisa. Y alivió un poco su estrés.

Mingyu agradeció y se puso de pie sin soltar las manos de Minghao, que lo veía con mucha atención, con cautela de su reacción. No había sido fácil para ninguno.

—Entonces hay un maldito fantasma en mi departamento y me quiere poseer. Me quiere joder de verdad —habló con voz ronca después de un momento.

Minghao asintió. Hasta ese momento él había sido el único que lo había visto. Pero Jun sentía su ira y podía intuir lo malo que era. Wonwoo tenía la información de los hechos que habían pasado en ese lugar.

Cada uno era una pieza del rompecabezas. Los cuatro tenían que armarlo.

Las explicaciones no habían acabado. Minghao contó lo que vio, al espíritu de hombre con el cuello torcido y su perniciosa esencia que era como un cáncer en el lugar.

Impaled Butterfly (WonHui/GyuHao)Where stories live. Discover now