C a p í t u l o 44

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Dos años después...
—¿Tienes algo que hacer hoy en la noche? —pregunto, recargándome en el escritorio de Jason

—¿La falda que llevas puesta estará implicada? —pregunta el pelirrojo, recorriéndome las piernas descaradamente con la mirada.

Mirándome como si fuera un depredador, y yo fuera su presa.

No puedo evitar reír —de los nervios—, mientras niego.

—Entonces sí, muy ocupado —lo miro mal—. ¿Qué tienes en mente?

—Han organizado una fiesta, los chicos del hospital —empiezo a hablar— y pensé... que quizás... podríamos salir, como lo hacíamos antes, sin niños, sin teléfonos, solo tú y yo.

—¿Como en los viejos tiempos? —pregunta, viéndome.

Elevo una ceja.

—Como en los viejos tiempos —afirmo.

—Sí, sabes algo, no, no tengo ningún plan para hoy —me inclino, a dejar un beso en sus labios— ¿Qué hay de Erik y Lily?

—No hay de qué preocuparse por eso.

Veo que ya tenías todo planeado —sonrió— ¿hay algo más que no me hayas dicho?

Me encojo de hombros, saliendo de su oficina.

—Eres la mejor cuñada del mundo, ¿lo sabias?

—¿Qué necesitas, Laurita?

—¿Por qué crees que necesito algo?

—Porque nunca me hablas así, tan melosa, ni a nadie... solo cuando necesitas algo.

—Atrapada —reímos— si, mhm... necesito de tú ayuda.

—Te escucho...

—Hoy Jason y yo tenemos planes de salir, y pensé, como la buena cuñada que eres, que quizás me podrías hacer el favor de cuidar a los niños, solo por unas hor...

—No hay pr...

—Ya conoces a Erik, no da problemas —hablo, rápidamente— y Lily... Lily se dormirá en el momento en el que la acuestes, es sol...

—¿A qué hora los traerías?

—¿Estas aceptando cuidarlos? —pregunto, sonando mucho más emocionada de lo que pretendía.

Parece que fue hace una eternidad la última vez que salí con Jason.

—Pues sí, estoy sola en casa, y los niños me mantendrán con la mente ocupada, Adrián salió, y regresa mañana por la mañana. Alisson estará feliz de poder jugar con los chicos.

Y algo dentro de mí, sabía que el estar sola, en casa, sin Adrián si le afectaba.

Han estado juntos por tantos años, que me es casi imposible imaginármelos separados, aunque sea por un par de días.

Ellos dos son como magnetos, si uno se mueve, el otro lo hace, a donde va uno, el otro lo sigue.

Ambos hacían lo que fuera con tal de protegerse.

Todos deberíamos tener un amor como el suyo mínimo para toda la vida.

"Uno no daña a la persona que ama" y ellos jamás se habían hecho daño.

—¿No quieres venir con nosotros? —pregunto— despejar la mente te haría bien.

La escucho suspirar.

UACEN | Amarte es poco [En Proceso]Where stories live. Discover now