C a p i t u l o 11

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—¡Bájame Jason! ¡Podríamos caer! —murmuré, entre risas

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—¡Bájame Jason! ¡Podríamos caer! —murmuré, entre risas.

Habíamos llegado a su casa, él pelirrojo no me dejó poner un pie en él suelo, cuando ya me tenía en sus brazos.

¿Y te quejas?

En absoluto.

—No caeremos, caería antes de ti, para evitar tú caída —murmura subiendo las escaleras, paso mis manos por su nuca, mientras siento como la intensidad de sus ojos verdes me miran— nunca te dejaría caer.

Cada una de sus palabras me hacen sonreír como estúpida, ¡Diablos Laura! ¿Que demonios me pasa?

Son los efectos colaterales de estar enamorada, cariño.

Mis pies —ahora sin tacones— tocan él suelo, siento como él cierre de mi vestido se desliza hacia abajo, para luego caer al suelo, rápidamente volteo hacia él pelirrojo, que me mira de arriba a abajo con una sonrisa que conozco a la perfección.

Llevo mis manos hasta la hebilla de su cinturón, rápidamente lo desabrocho, y así como se le formó una sonrisa, también se le borró.

—Aquí jugamos los dos.

Sin darme cuenta, lo único que cubre mi cuerpo es la lencería azul que traigo puesta, él está sobre mí, completamente desnudo.

—¿Ahora quien está expuesto para quien? —pregunto burlona.

—Al final siempre te sales con la tuya —murmura él pelirrojo, en un solo movimiento ahora soy yo quien está arriba— ¿arriba?

—Deberías de saber que me encanta tener él mando.

—Y tú deberías de saber, que a mi también me gusta tener él mando —contesta, dejo un beso en su cuello, escucho como gruñe abajo de mi.

—Lastima, a mi no me gusta ceder él puesto.

Y sin más, le pelirrojo sale en busca de mis labios, besa mis labios ferozmente, suelto un jadeo involuntario, y me remuevo sobre él, haciéndolo sonreír. Siento como su miembro empieza a crecer.

Poco después, la erección del pelirrojo roza contra mi sexo, lo único que lo divide, es la delgada capa de tela que hay en mi femineidad.

Con agilidad desabrocha mi sostén, liberando mis senos, que, al sentir su tacto, mis pezones se endurecen, y mi parte baja empieza a palpitar.

Rápidamente, él pelirrojo se posiciona entre mis piernas, nuestros sexos rozan, deja un camino de besos, que desciende lentamente.

Entra en mi en un rápido movimiento, sin darme siquiera un aviso, sus movimientos son fuertes, rápidos, gemidos salen de mi boca sin poder tener el control de ellos.

Mis dedos se clavan él la espalda del chico sobre mi, sus ojos están cerrados, y una leve y delgada capa de sudor cubre nuestras frentes.

UACEN | Amarte es poco [En Proceso]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum