PACIENTE IMPACIENTE

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Empezaba a llover. Había rayos, truenos, relámpagos y mucho viento que asustaba a los niños, sobretodo a Ryūnosuke, pues en la habitación de él y de Dazai se encontraban más cerca de la ventana y por ende, podían verse las sombras de los árboles moverse y la lluvia azotar en el vidrio.

Ryū estaba pancita abajo sobre el abdomen y pecho de Dazai, con sus bracitos estirados a los laterales, colgando del cuerpo de su progenitor.

— Mami... She va caee edabol...

Musitó preocupado. Ryū subía y bajaba con las respiraciones de Dazai, y eso lo arrullaba de alguna forma. Pero no dejaba de mirar a la ventana.

Dazai lo cubrió mejor con su frazada, y palmeaba su espalda para tranquilizarlo. Debía evitar que el niño siguiera viendo hacia allá.

— El árbol se mueve mucho con el viento... ¿Deberíamos dejar que nos aplaste y morir juntos, Ryū?

Aún sin saber el significado de morir, Ryūnosuke empezó a llorar y a buscar su alimento entre las vendas. Dazai lo sujetó con ambas manos y separó de él, acunándolo entre sus brazos, envuelto en la frazada.

— Ryū, no es hora de leche. Ya tomaste hace rato. Iremos con papi a dormir. Seguro nos dará un lugarcito en su cama. A él me sobra espacio.

Dijo burlón, soltando una ligera risa. Caminó hasta la habitación de Chūya con Ryūnosuke en brazos, y se lo entregó, para poder acomodarse en un lugar de la cama.

— ¡¿Qué haces aquí, idiota? ¿No tienes tu cama, acaso?!

Dazai suspiró, mientras el pelirrojo había dejado dormido a Ryūnosuke con sus gritos y en sus brazos, Atsushi todo lo contrario... Despertó llorando al lado de Dazai.

— Tranquilo, amor. Mami Chūya está de mal genio siempre, pero tú no tienes la culpa. ¿Está bien? Vuelve a dormir, Sushito. Ven con papá.

Lo acercó a él para arrullarlo, pues a él le sobraba la paciencia que a Chūya le faltaba.

— Pa-pi, ¿Domii aquí?

— Claro. Y Ryū también dormirá con nosotros.

MAFIOSOS EN PROBLEMASWhere stories live. Discover now