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Había pasado un mes y medio desde que Louis estaba allí.

Louis no sabía describir exactamente cómo se sentía.

Edward era un alfa que sin duda lo sorprendía siempre; parecía frío y duro como una roca a los ojos de su aldea, pero con Louis era el alfa más comprensivo, paciente y cariñoso que Louis había conocido. Edward lo comprendía cuando tenía sus preocupaciones y siempre lo complacía cuando su omega se volvía un poco obsesionado con los dedos de Edward.

Siempre había roces entre ellos, las grandes manos de Edward siempre acariciaban disimuladamente su cintura o tocaban el dorso de sus pequeñas manos. Louis siempre escondía la bufanda que tejía porque se suponía que era un secreto, un secreto que Edward estaba curioso por averiguar. Pero el alfa no insistía demasiado, lo respetaba.

Se sentía menos hostil en aquella cabaña.

Las cosas con Harry marchaban bien, había respeto entre ambos y Harry siempre era agradable con él. Louis había aprendido, además, que Marcel era un fan fiel del pescado, así que de vez en cuando cocinaba algo de atún para él. No había ninguna marca de Marcel en su cuello, pero sentía que se comunicaba con él correctamente a través de sus olores. Podían saber cuando necesitaban algo; una ayuda, una charla o algo tan simple como un pequeño abrazo.

Ese día, sin embargo, Louis no estaba muy feliz.

"Por favor, Edward, no vayas." Pedía Louis, quejoso.

Era un día de frío y mucha nieve, era algo normal para los cuerpos de los habitantes de la aldea pero no para el delicado y delgado cuerpo de Louis. Su alfa lo miró, abrigándose bien mientras que sus ojos verdes lo miraban arriba y abajo.

"Sabes que no puedo hacer eso."

"Sí que puedes, eres el jefe." El omega frunció sus labios.

"Y por eso mismo tengo que ir."

"Es un día de tormenta de nieve, estamos en noviembre. ¿Qué clase de alfa con cerebro prefiere salir a congelarse el culo antes que pasar el día con su omega?" Alzó los brazos, exasperado.

Edward frotó su rostro con frustración y una pizca de desesperación.

"Escucha, mi girasol—."

"No me digas cosas bonitas cuando estoy enfadado contigo."

"Louis, necesito ir a esa reunión porque soy el líder." Explicó por decimoquinta vez, el omega gimió disgustado. "Créeme, nada me gustaría más que quedarme contigo en casa."

"Esto es ridículo, ni siquiera Harry y Marcel se pueden quedar conmigo." Protestó. "Han ido a cazar y no van a volver hasta tarde."

"Mira el lado positivo, puedes hacer cosas de omega tranquilamente." Sugirió Edward, tenía mucha prisa.

Louis agarró la manga de su alfa con fuerza. "Pero—."

"Hey, puede ser una oportunidad perfecta para conocer a la aldea." Le sonríe Edward con una especie de cariño. "Ellos te van a adorar, Louis."

"No, ellos me odian."

El alfa frunció el ceño. "Claro que no."

Louis soltó a su alfa.

"Bien, vale, vete." Suspiró resignado. "Ve, ve a hacer cosas de líder. No te entretengo más."

Edward pareció satisfecho con eso. "Hablaremos después, tranquilo."

Louis se aburrió rápidamente cuando Edward se marchó. La cabaña era muy grande y fría sin nadie que estuviera por allí haciéndolo compañía. Quería esperar en casa porque no tenía ganas de salir de allí y ser expuesto a todas esas miradas de disgusto de las omegas.

blåøyde omega ;; trillizos!stylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora