3. Un escape sin retorno

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Habían pasado doce horas desde que Penélope se había inyectando esa droga que Clarke tenía en su poder, Maggie se había dado a la tarea de descubrir que era con lo que Morgana estaba manipulando a su hija.

Sin duda, era algo difícil ya que ir en contra de su hermana podría traerle grandes problemas, sin embargo, luchar por Penélope valía el riesgo.

Faltaban solo un par de horas para que la ojiverde volviera en sí, Maggie regreso a aquella habitación donde se encontraba su sobrina, sabía que cualquier pregunta que le hiciera solo sería ignorada por la ojiverde, pero nada perdía con intentar.

Al completar las horas Penélope al fin reaccionó y lo primero que vio fue a su tía Maggie sentada aún costado de ella, maggie acariciaba su rostro con suma ternura, mientras le decía cosas que no podía escuchar ya que eran dichas apenas en un susurro.

Maggie -me alegra que al fin hayas despertado cariño —sonrió al verla consiente

Penélope -cuánto llevas aquí? —le pregunto mientras intentaba levantarse de aquella cama, pero su debilidad seguía presente en su cuerpo

Maggie -tranquila aún estás débil, Clarke me dijo que debo hacer un hechizo para que puedas recuperar tus poderes por completo —sosteniendo su hombro para impedirle que nuevamente tratara de ponerse en pie

Penélope -Clarke, él te dijo eso? —se sintió extrañada que aquel chico le dijera a Maggie la forma de sanarla

Maggie -sí, él es un buen chico que sólo es manipulado por tu madre

Penélope -todos giramos alrededor de mi madre no es así? —maggie solo afirmo sin decir nada más

La ojiverde logró ponerse de pie, sabía que lo que decía su tía era cierto, Morgana era una gran manipuladora y tenía a todos a su alrededor en su completa disposición.

Recordó a su padre siempre le decía que su madre era así porque la vida le había dado muchos golpes y había aprendido a ser fuerte por encima de todos y cualquier circunstancia.

Recordando una conversación con su padre cuando solo era una pequeña de 7 años

Tom -descuida cariño, ella es demasiado dura contigo porque quiere que seas fuerte, tan fuerte como lo es ella —sosteniendola en sus brazos para después depositar un beso en su cabeza

Penélope -parece que ella no me quiere papi —le dijo bajando su vista al suelo algo triste

Tom -ella te quiere mi pequeño sol, solo que su forma de demostrarlo es bastante extraña, pero no dudes que ella te quiere —acariciando su pequeño rostro para secar sus lágrimas

Penélope -ojalá su forma de querer fuera como la tuya o como la tía maggie —suspiro y sonrió al ver el rostro de su padre sonriente

Tom -tranquila cariño, yo siempre te querré hasta la muerte e incluso después de ella —dándole un cálido abrazo a su pequeña

Penélope -no papi, la muerte no, nunca me dejes sola, lo prometes? —saltándose de aquel abrazo para verlo a los ojos

Tom -jamás estarás sola, prometo nunca dejarte mi pequeño sol, tú eres la luz que ilumina mi ser y jamás te dejaría sola —le dijo para después darle un beso en la frente de su pequeña y abrazarla nuevamente

Maggie mantenía la mirada fija en la ojiverde pues aún estando en la misma  habitación con ella parecía estar en cualquier sitio menos en la realidad en la que vivían ahora, la miró y pensó que ella no debía estar pasando por todo esto, tras perder a su padre la pequeña y sonriente Penélope había desaparecido para convertirse en una niña que pretendía ser adulto y que intentaba levantarse día a día tras cada regaño de su madre, tras cada desaprobación y tras cada reclamo por hacer las cosas mal, pero solo era eso una pequeña buscando amor, buscando el amor que le había sido arrebatado.

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