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— ¿Por qué no me miras, muñeco?— Preguntó YoonGi, tomando el brazo del menor para que este se detuviera.

— Por nada, solo quiero olvidarme de que estas conmigo— Respondió JiMin con la cabeza gacha.

Pues después de ese sueño, no se atrevía a mirar a YoonGi al rostro.

— Sabes que aunque lo intentes siempre vas a pensar en mí, muñeco.

JiMin negó y se dio la vuelta para irse, pero YoonGi volvió a tomar su brazo.

— ¿Quien es el chico con el que estabas hablando en el receso?— Preguntó, acariciando la mejilla del menor, pero este se alejó.

— Un amigo.

— Si supieras todo lo que pensaba ya no sería tu amigo— Dijo YoonGi con una mueca de asco— Es horrible.

— ¿Que pensaba?

— Es mejor que lo sepas por ti mismo— Dejó un beso en la frente de JiMin.

— JiMin, ¿con quien hablas?— Preguntaron.

— ¿No lo ves?— Preguntó JiMin confundido.

— Hum... No, ¿a quien debo de ver?— Preguntó el chico.

JiMin miró a YoonGi y después a Taemin. Satanás solo sonrió burlón hacía JiMin.

— A nadie. ¿Que necesitas, Taemin?— Preguntó JiMin, guardando sus cosas en su casillero.

— Ooh, si. La profesora dijo que este viernes debíamos de entregar el trabajo.

— ¿En serio?

— Si, la próxima semana vamos a tener vacaciones.

— Ooh, eso es bueno. ¿Donde nos juntamos?

— ¿En mi casa?

— Esta bien. ¿A que hora?

— Podría ser cuando salgamos de clases.

— Nos vamos directo para tu casa.

— Si.

— Esta bien. Entonces a la salida nos vemos en el portón.

— Si.

JiMin asintió y sacó el libro de la asignatura que le tocaba a es ahora.

— ¿Vamos?— Preguntó JiMin y Taemin asintió.

Ambos caminaron por la universidad, hasta que llegaron a su salón. JiMin había perdido a YoonGi, pero cuando lo vio sentado al lado de su asiento sonrió.

— Miren, el chico guapo se va a sentar con el rarito de Park— Murmuraron.

JiMin se despidió de Taemin y fue hasta su asiento. YoonGi no lo miraba, pero JiMin podía sentir la intensa mirada del mayor, y era algo raro.

— Así que chico guapo, eh— Se burló JiMin.

El mayor lo miró.

— Rarito Park— También se burló YoonGi.

JiMin bufó enojado y abrió su libro, para comenzar a leer.

— Tu libro esta al revés— Dijo YoonGi sin mirarlo.

JiMin puso los ojos en blanco y volteó el libro.

— ¿Por qué te haces pasar por estudiante?

— Igual el porque me hice pasar por un empresario famoso y casado. Puedo convertirme en lo que quiera y nadie va a sospechar nunca.

— A ver, conviértete en un lapiz.

YoonGi lo miró.

— Muñeco, ¿estas bromeando? Te creí mas inteligente.

JiMin rodó los ojos, ante la sonrisa burlona del mayor.

— Así que vamos a ir a la casa de ese tal Taemin.

— Yo iré, no tú.

— Donde tú vayas yo voy, muñeco.

— ¿Quien lo dice?

— Yo, y si lo digo yo es porque es cierto, ¿O quieres que te lleve al infierno de nuevo?

— No hagas bromas.

— No lo hago, muñeco. Sabes perfectamente que hablo muy en serio.

JiMin bajó la cabeza.

— Solo no me lleves allí de nuevo— Susurró JiMin en un tono bajo— Fue horrible. Porfavor no me lleves de nuevo.

— Mi hogar es muy hermoso, muñeco, y debes de acostumbrarte porque ese lugar también será tu hogar, y ambos vamos a reinar juntos. ¿Acaso no te gustaría eso?

— No quiero quemarme.

YoonGi solo sonrió y volvió su vista hacía adelante, y segundos después apareció la profesora.

— YoonGi— Llamó JiMin.

— ¿Mmh?

— ¿Puedes hacer de todo?

— Pruebame.

— ¿Y hasta puedes embarazar?

— ¿Que clase de pregunta es esa?

— Se me vino a la mente.

— Lo sé, y ya lo sabía.

— Entonces responde.

YoonGi se acercó al rostro de JiMin.

— De todas formas soy humano y mi cuerpo reacciona igual que al de uno.

Fue su respuesta.
















































Amor de infierno ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora