➳Capítulo 39: Tal como lo decía Beyoncé

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Caminar al lado de tu jefe, sintiendo todavía el apretujamiento de un traje que apenas lograste ponerte con su ayuda y con la ropa interior fría le daba un algo a tus días laborales. ¿Alguna vez quisiste experimentar como se siente pisar una caquita de perro con calcetines? Pues solamente haz lo que yo y deja que tu ídolo siga su existencia creyendo que te liaste con Kim NamJoon en su vestidor.

Bonus extra si dicho ídolo les da «la charla» a pesar de que ambos tengan más de veinte.

Estaba de más decir que ninguno habló inmediatamente después de salir de allí. No sabía si era por la consternación de la charla de Hyun o la tensión porque solamente ahora caíamos en cuenta de que los dos habíamos estado dando la idea equivocada e imaginarnos que de verdad estábamos haciendo eso era... peculiar, por llamarlo de alguna forma.

Era tan raro que solamente escupí algo sobre ello cuando ya estábamos en nuestra oficina, sentados robóticamente en nuestras sillas respectivas.

El padre de NamJoon ya no estaba, y el silencio era abismal hasta que solté mis labios. Abrí la boca primero antes de que el sonido saliera.

—Lee Hyun— dije lentamente.—De verdad piensa que tú y yo...—

—Sí.

—Y no le dijimos que...—

—Nop.

Explotó su «p» a la par que yo me jalaba los cabellos reales.

—Si esto sale de él ¡mi vida profesional se acabó!— lloriqueé, pensando en las consecuencias que acarrearía que Hyun dijera tan solo una «a» de lo que estaba pensando que hicimos con NamJoon.—Ahora ya no solo van a poner mi cara en una revista, ¡voy a salir en La Isla de las tentaciones! O peor, ¡van a hacerme una estatua en ese parque de Jeju!

—Tranquilízate— coaccionó, alzando una mano.—Al menos las estatuas tardan mucho en hacerse.

—¡NamJoon!

Soltó una risita y me tocó una rodilla.

—Enserio, Hyun no diría nada. Lo conozco y sé que podemos confiar en él. Te lo prometo— hice un mohín y él frunció el ceño de repente, mientras sus dedos recorrían mi rodilla.—Tus medias están mojadas todavía, ¿no tienes frío?

Con todo el ajetreo realmente no me había dado cuenta de que en realidad, sí, seguía teniendo frío. Su mano proporcionaban un mínimo de calor sobre la piel húmeda a través de la tela delgada, pero nunca había sido bueno conservando calor por mí mismo.

—Creo que con aumentar la calefacción estará bien.

De inmediato se inclinó hacia el control del aparato y apretó unos botones hasta que el ambiente fue consideradablemente más caliente, fundiéndome en él.

—No vuelvas a hacer eso; te vas a resfriar— regañó suavemente y yo apoyé mi nuca contra la silla.—Y no escuches a lo que sea que Hana te diga.

Levanté la cabeza a la fuerza, confundido.

—¿Cómo sabes eso?

—No estaba seguro— sonrió de lado.—Pero lo acabas de confirmar.

Maldita psicología inversa.

Bufé y me masajeé las sienes con los dedos. Tampoco era como que ganaría demasiado sabiéndolo; había cosas que ni él podía arreglar.

—No puedo culparla— admití.—Tiene razón en cierta parte. Joon, tú... pareces haber olvidado cuales son las verdaderas prioridades.

Él continuó acariciándome una rodilla.

Miss Kim〖NamJin〗Where stories live. Discover now