Capítulo Diecinueve

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Cerró la pequeña maleta negra que descansaba en la cama, llevaba solo lo necesario que ocuparía esa semana y una que otra cosita que sabía que volvería loco a Harry.

El alfa había ido a la cabaña para arreglar todo personalmente diciéndole que tenía una sorpresa para él. Sentía emoción, nerviosismo, mariposas revoloteando en su pancita, necesitaba respirar y sentarse un momento. De solo pensar que mañana cuando despierte estará a un lado de su alfa con su marca recién hecha llenaba su pechito de calor.

Pero por otro lado estaba aterrado porque quería ser suficiente para Harry y no decepcionarlo por no saber hacer las cosas bien, no era un experto en el sexo y no sabía que hacer. Recuerda una que otra conversación demasiado vergonzosas que tuvo con su madre cuando era adolescente, ¿le serviría ahora?, negó con la cabeza.

-¿Estas listo?-Preguntó Harry desde el umbral de la puerta sonriéndole tiernamente.

-Emm, s-si-Le sonrió de la misma manera, quería estar entre sus brazos para tranquilizar sus nervios.

-Hey, pequeño.

Se sentó a un lado de él y automáticamente llevó sus grandes manos a la pequeña cintura del omega para sentarlo en su regazo, escondió su carita en su cuello cerrando los ojos unos segundos.

-Tranquilo, no tienes porque estar nervioso-Acaricia delicadamente su mejilla sonriendo al escuchar sus suaves ronroneos.

-Solo necesitaba estar en tus brazos, alfa, estoy bien ahora-Dejó un pequeño beso en su pecho.

-¿Seguro? no quiero que te sientas incómodo.

-Si, todo esta bien.

-Bien, debemos irnos ahora para no llegar a media noche.

Lo levantó de su regazo dejando un beso en su frente, tomó su mano y salieron de la habitación.

Dejó su maleta en el maletero donde también estaba la suya, rodeó el auto sentándose en el asiento del piloto, miró a Louis que estaba abrochando su cinturón de seguridad sin mucho éxito, negó con la cabeza y lo tomó para abrocharlo el mismo, se sonrojó pero aún así dejó un corto beso en sus labios.

Amaba el cómodo silencio que se instaló en el coche al salir de la ciudad, los edificios desaparecían y la naturaleza verde aparecía cada vez que el auto avanzaba, los pinos grandes tapaban el sol como si pudieran alcanzarlo.

Su nerviosismo había desaparecido desde hace horas, solo se concentraba en las caricias que Harry dejaba en su muslo. Harry tenía su vista fija en el camino mirando de vez en cuando a su compañero.

Cuando el camino de tierra apareció supuso que ya estaban cerca, en la entrada los árboles estaban en arco enredados con algunas ramas y flores cortas cayendo. La cabaña gigante apareció frente a ellos, todo a su alrededor se veía tan tranquilo y pacifico, inundado de arbustos y pequeñas aves revoloteando de un lado hacia otro.

-Hemos llegado-Estacionó a un lado apagando el motor.

-Si, hemos llegado-Susurró.

Abrió la puerta y bajó sus pies a la tierra húmeda, había un leve sereno que impedía ver más allá del lago que conectaba con el rio a unos metros donde el agua cayendo se escuchaba.

-¿El agua está limpia? digo, si se puede nadar-Miró un poco por la barda de piedra el agua cristalina.

-Si, el agua de aquí siempre está caliente, podemos meternos si gustas-La emoción en sus ojos le hizo saber que si quería.

-Uhg, pero no tengo un traje de baño-Torció los labios.

Harry se agachó quedando su boca a centímetros de su oído-No lo necesitarás.

Margaritas [OMEGAVERSE]. LsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora