12- El último secreto

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—¡Sticky Fingers!

Shen recibió un fuerte golpe en la mejilla, soltando a Antonella, que al caer buscó a su alrededor, confundida.

No estaba segura, pero parecía que Bucciarati había salido de una pared... Quizá el humo ya le había afectado en su cabeza, aunque no le importó.

—¡Bucciarati! ¡Estás vivo! —gritó ella, abriéndose de brazos mientras su caballero se acercaba a ella, acariciándole el rostro con ternura.

—Estás herida... Antonella, perdona que no te hallara antes. Te oí gritar y supe que algo estaba mal, así que hui de mi... —Bruno no pudo terminar, ya que Shen se había levantado, riendo con sorna, mientras acariciaba su mejilla.

—Sí, Bucciarati, dile cómo huiste, dile de tu horrible habilidad. ¿No se lo has dicho? Vaya, Bucciarati y sus secretitos. Lamentable, muy lamentable, pero no puedo esperar mucho de un sujeto que espera ser capo algún día dentro de su mafia... —escupió Shen con sorna.

Selvaggio... no puedo creerlo, estás vivo. —Fue lo único capaz de decir Bruno, mientras se ponía de pie, delante de Antonella para cubrirla de algún ataque o truco de Shen.

Antes de que respondiera Selvaggio, Antonella gritó, captando la atención de ambos chicos:

—¡Cómo osas! ¡Yo conozco el trabajo de Bucciarati y no me importa! ¡Sé que logrará grandes cosas! ¿Creíste que nos pondrías en contra? ¡Estás muy equivocado, Shen! ¡Eres un tonto!

A decir verdad, la respuesta y reacción de la chica tomó por sorpresa a Shen, pero no se dejaría amedrentar, ella debía conocer la verdad.

—¿Crees que sabes todo? —trató de responder, pero esta vez Bruno interrumpió.

—No tengo nada que ocultarle a Antonella. Si íbamos a estar juntos, buscaría la forma de hacerla feliz, sin secretos; que me aceptara como soy. Es lo que merece, es lo justo. No espero que alguien como tú lo entienda.

—¿Alguien como yo? ¡Asesinaste a mis amigos! ¡Me dieron una paliza por robar un pan! ¿Por qué no me ayudaste a mí entonces? ¿Eh? —explotó Shen, tronando sus nudillos.

—¿Un pan? ¿Eso fue todo? ¡Mientes! —respondió con calma Bruno—. Robabas a ancianos y cometías crímenes con tu pandillita de pacotilla. Estabas en mi zona y ya estaba cansado; debíamos deshacernos de ti y tus amigos. Solo haces daño a la gente inocente.

—Robaba para no morir de hambre... solo te preocupaba «tu zona». No la engañes; yo siempre he procurado por ella. No dejaré que le sigas mintiendo.

Selvaggio, cegado por la ira, se abalanzó contra Bucciarati, para darle un puñetazo en la cara. Por desgracia no contaba con la habilidad natural de pelea de Bucciarati. Esquivó el golpe con facilidad, haciendo su rostro a un lado; después, Sticky Fingers salió y dio un puñetazo a Shen, cosa que, obviamente, no pudo ver, recibiendo de lleno el golpe. Antonella no entendía lo que estaba pasando, solo veía a Bruno quieto, con total calma, observando a su agresor con una mirada seria.

—¡Agh! Eres un jodido monstruo... —gruñó Shen, escupiendo sangre, mientras se levantaba lentamente.

—Detente. No puedes ganar esto. Escúchame, por favor —pidió Bruno, acercándose con calma.

—¡No quiero oírte! —gritó Shen, alzando el puño para lanzar otro ataque, el cual fue esquivado, obligándolo a caer al suelo.

—Fueron órdenes, Selvaggio... Conocías el secreto de alguien de la mafia y teníamos que borrarte del mapa.

¿Te volveré a encontrar? Bruno Bucciarati x lectoraWhere stories live. Discover now