Izuku es el hijo de Inko Midoriya, socia de trabajo de Mitsuki Bakugo ¿Que pasaría si el hijo de esta última se enamorara de Izuku? ¿Que le preparará el destino a estos dulces enamorados? Muy fácil, el destino les preparó solo felicidad.
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No podía creer que esas palabras salieron de la boca de mi amor platónico. Ya teníamos casi 3 meses de novios. Una relación de ensueño.
- Creo que nada.
- ¿Quieres besitos Kacchan?
- No.
- ¡Mentiroso, si quieres!
- ...
- ¡Katsuki Bakugou!
- Bueno, puede que sí...
- ¡Lo admitiste! ¡Lo admitiste! ¡Lo admitiste!
Era increíble tener para mí a mi lindo, primer y único amor.
- ¡Izuku, no grites por teléfono que me rompes los oídos!
- ¡Y tú no me grites que te bloqueo! ¡Estoy abajo, abreme la puerta! Te daré tus besitos mi lindo Kacchan.
Era un amor.
Pero...¿Como pasó todo esto?
Ni yo lo sé...todo sucedió tan rápido... Cuando lo note, el ya yacía en mis brazos. Cada caricia que me daba era una completa delicia, sentir las manos de mi Izuku sobando mis cachetes era lo máximo.
- ¡Kacchan!
Esa linda voz que estaba de visita en mi casa interrumpió mi concentración en los estudios.
- Dime Izu.
- Kacchan ya te dije que no te esfuerces tanto en la pre, solo haz lo suficiente para pasar.
- Pero Izu, si no me esfuerzo...¿Como crees que voy a pagar nuestra casa soñada en Hawái?
Mi izuku frunció el seño y apagó mi computadora.
- ¡No lo sé! Pero también ten en cuenta que yo también voy a trabajar, entre los dos haremos unos ahorros y comparemos nuestra casa, pero para eso falta mucho...¿Por que no me das un abrazo? Yo a cambio te doy besitos.
Su propuesta hizo que mi corazón saltara de alegría.
- Dios mío Izuku, me va a dar un infarto ¿Desde cuando tan cariñoso?
- ¡Ay! No seas pregunton, dame ese abrazo.
- Esta bien, a tus órdenes mi amor.
Me levanté del escritorio y sostení fuertemente la mano de mi peliverde, lo llevé a la sala, nos sentamos en el sofá y le di ese abrazo que tanto me pedía. Estuvimos abrazados y dandonos caricias acarameladas toda la tarde. Entre besitos y palabras bonitas ambos caímos a brazos de morfeo.
Creo que ese día soñé con la vez en que me le declaré.
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