Capítulo 17

120 58 4
                                    

01 de octubre ...

—¡Oye! ¡No hagas eso! —Exclamó la joven de cabellera castaña al sentir los dedos de Hisui hacerle cosquillas.

—Tú empezaste con esto cuando me lanzaste el palo —Le recordó sin separarse de ella.

—¡Ya te dije que fue un accidente! —Repitió Setsuna tratando de apartarse.

—Pues yo no lo ví como uno —Mencionó el muchacho, mientras colocaba a la chica sobre el césped para continuar haciéndole cosquillas.

—¡NO SEAS ASÍ TAKAHASHI! —Gritó la ojivioleta entre risas —¡Prometo no volver a intentar algo contra ti, pero suéltame!

—No te creo.

—¡Lo prometo! —Aseguró Setsuna sin darse cuenta que una de sus manos ya se encontraba sobre la mejilla de su compañero.

—Está bien, te dejaré ... Sólo por hoy —Parloteó Hisui, con uno de sus dedos apartó un mechón de cabello que le cubría el rostro a la joven —Eres muy hermosa.

—Gracias por el halago —Agradeció la pelicastaña, acto seguido hizo que sus narices rozaran.

—Por cierto, tenía una noticia para ti —El hombre cambio de tema, se levantó y ayudo a que la chica también lo hiciera.

—¿Cuál?

—Tu nueva habitación está lista para que la ocupes —Informó con suma felicidad al ver el brillo que provenían de aquellos amatistas.

—Te dije que no era necesario, puedo seguir en la habitación de siempre —Contestó Setsuna con algo de pena.

—Ya ordené que acomodarán la recámara, no te quedará más que ir.

—Muchas gracias por lo que haces ... Y también gracias por no intentar matarme los primeros días —Expresó dedicándole una sonrisa afectuosa.

—No tienes nada que agradecer, es lo mínimo que puedo hacer por intentar sobrepasarme contigo el primer día que te trajeron aquí.

—No lo intentaste, lo hiciste —Recalcó la muchacha cruzándose de brazos.

—Entiende, estaba borracho, no se que demonios pusieron en mi bebida —Argumentó en su defensa para evitar más malentendidos con su protegida.

—Si, como tú digas ...

.
.
.

—Lo hemos perdido —Pronunció Riku entre suspiros llenos de delirio.

—Se nos cayó un grande —Continúo diciendo Nanazuke.

—¿Creen que ya se enamoró o es puro cuento de él para llevársela a la cama? —Se preguntaba Shippo cruzándose de brazos.

—No lo sé pero sea lo que sea, esto no terminará nada bien —Mencionó Kohaku dándose la vuelta para irse del lugar.

—No seas aguafiestas ¿Qué puede pasar? —Declaró Jazmín con mucha emoción.

—¿Cuando piensas quitarte esa peluca?, Se ve horrible —Dijo Riku molestando a su compañera de trabajo.

—No pedí tu opinión, aparte es por trabajo —Contestó la ojiverde sin prestarle atención a esas palabras.

.

06 de octubre ...

La hermosa joven de dieciocho años se encontraba leyendo uno de los libros que Hisui le había entregado días atrás, por alguna razón que aún desconocía, esperaba con ansias la llegada del muchacho, pues se supone que todas las tardes salían al jardín para almorzar o cenar.

Al estar esperando prácticamente toda la tarde se quedó profundamente dormida entre las sábanas de seda que le había proporcionado Hisui.

El clima era agradable y fresco, las cortinas bailaban al ritmo del aire que estaban por el balcón, ya la luz de la luna era suficiente para iluminar la habitación.

—¡Ya vine! —Exclamó una voz masculina, Setsuna se espantó y rápidamente se levantó de la cama.

—¡Idiota, casi me matas del susto! —Volvió a tirarse sobre la cama para intentar regular su respiración.

—Lo siento, perdón por llegar tarde, hoy fue un día demasiado largo —Se disculpó Hisui acercándose hasta la orilla de la cama.

—No importa ... Pero no vuelvas a gritar de esa manera cuando estoy durmiendo —Respondió la castaña levantándose para cerrar la ventana que había dejado abierta.

—De acuerdo, no volveré a hacerlo —Decía el joven mientras tomaba unas bolsas que había dejado en el suelo segundos antes —Toma, te compre esto, cuando los ví, me acordé de ti y quise traerlos.

—¿Qué es? —Preguntó Setsuna curiosamente, recibió gustosamente las bolsas sin saber que había dentro.

—Ábrelas —Contestó Hisui después acercándose un poco más a ella.

La dama de ojos violeta sonrió tiernamente, seguidamente abrió cada bolsa, encontrándose con varias prendas hermosas.

—Son realmente preciosos —Confesó la pelicastaña observando los vestidos que venían en una de las bolsas.

—Pero no más que tú —Susurró cerca del oído de la muchacha. —¿Puedes probarlos?, Muero por ver como te ves con ellos.

—Está bien, espérame aquí —Respondió Setsuna tomando los vestidos para dirigirse al baño de su habitación.

Al cabo de unos minutos terminó de mostrar cuatro de los vestuarios que había metido en el baño con ella, recibió varios halagos por parte del joven, pero en el quinto vestido no fue solamente un halago lo que recibió.

—Creo que es innecesario que te pruebes el resto de las prendas, te ves espectacular con cualquiera —Expresó Hisui levantándose de la cama y dirigiendose a paso lento hasta la mujer.

—¿Eso piensas?, Sinceramente no me gusta como me veo, me siento, demasiado flaca para llenar la talla —Manifestó Setsuna soltando un pesado suspiro.

—No digas eso bonita, tú eres realmente hermosa, te lo dice quien no lo convence cualquier mujer, pero debo admitir que eres perfecta de pies a cabeza —Intentó animar, con su mano acarició suavemente el rostro de la dama que sonreír plácidamente.

—Te creeré solamente porque he escuchado de varias personas tus exagerados gustos con las mujeres —Reveló la ojivioleta con una risa coqueta.

—¿Qué? ¿Pero quién te dijo eso? —Cuestionó el pelicastaño con sorpresa.

—Todos aquí hablan de eso —Respondió la chica.

—Ellos me las pagarán después, ahora no nos desviemos del tema principal.

—¿Qué planeas hacer? —Interrogó Setsuna al sentir que las manos del joven rodearon su cintura.

—Te quiero para mí ... Este sentimiento que siento por ti, jamás lo había sentido por alguien más —Murmuró Hisui dejando sin aliento a la femenina.

—¿Quieres repetir lo de la primera noche que nos conocimos? —Preguntó luego de quitarle el saco y la corbata al muchacho.

—Sería más que un honor volver a entregarme en cuerpo y alma —Ante esas palabras dichas por Hisui, la señorita de ojos violeta lo empujó hasta la cama y se sentó sobre él con sus piernas a los costados del mismo.

—¿Le has puesto seguro a la puerta?  —Habló Setsuna entre jadeos que provocaban las caricias de Hisui en sus muslos y caderas.

—No hay nadie más en la mansión, a excepción de los guardias ... Podemos hacerlo libremente y sin contenernos —Aseguró desabrochando ansiosamente el vestido de la chica.

«𝙐𝙣 𝙅𝙪𝙚𝙜𝙤 𝙋𝙖𝙧𝙖 𝙐𝙣 𝘼𝙢𝙤𝙧 𝙎𝙞𝙣𝙘𝙚𝙧𝙤» ───Setsui.Where stories live. Discover now