Capítulo Ocho: Por las buenas o por las malas

635 64 174
                                    


La muchacha de ojos verdes terminó de abrir la puerta, dejando atrás un sonido chirriante propio de las películas de terror. Se extrañó de que ya estuviese medio abierta, pero su conclusión fue que el pelirrojo la había dejado así para que pudiese pasar, ya que habían quedado.

Se moría de curiosidad por saber qué querría decirle, así que avanzó hacia su habitación, llamándolo por el camino.

—¡Saeyoung!

El chico estaba sumido en una ensoñación tan profunda que no la escuchó. No obstante, su gemelo sí lo hizo, extrañándose de que hubiera podido entrar, y se levantó de la silla del ordenador para ir en su búsqueda.

Antes de salir se detuvo, poniendo las manos sobre su cabello. Aún no le había dado tiempo a peinarse, así que lo hizo con los dedos, como pudo. El joven peliblanco tomó aire y fue a encontrarse con Nara, que estaba en el pasillo, inmóvil, con la mirada clavada en la cama del pelirrojo, que se veía desde ahí.

Estaba petrificada. No podía creerse lo que veía. No era posible. El día anterior se habían besado y hoy... Yuri estaba descansando a su lado. Desnuda. Abrazándolo. ¿Acaso estaba teniendo un mal sueño? Deseaba creer que sí, ya que era incapaz de comprenderlo. En el fondo llegó a pensar que Saeyoung de verdad tenía sentimientos por ella, sin embargo, aquello lo cambiaba todo. Le pidió tiempo y fue a acostarse con otra. ¿Quién, en su sano juicio, se fiaría de alguien así? Había sido una tonta al creer que, tal vez, podría darle una oportunidad.

—Nara —Saeran tocó su hombro, quedando igual de impactado que la morena al ver tal escenario. ¿Su hermano durmiendo con Yuri? Algo olía a chamusquina.

Entró en el dormitorio y sacudió al chico, llamándolo para despertarlo.

—Saeyoung, ¡despierta!

Este solo gruñó, moviéndose para el otro lado y continuando con su sueño. Sin embargo, Yuri, que se había hecho la dormida, se envolvió en la sábana para taparse y fue a hablar con Nara.

—Nara, ¿qué haces aquí? —le echó una sonrisa de suficiencia—, como ves, tenía razón, Saeyoung aún está enamorado de mí. Qué lástima que te enteres de esta forma... —por su tono de voz, no parecía sentirlo en absoluto.

—¿Tuvisteis sexo? —indagó sin rodeos, sintiendo como un nudo se le formaba en la garganta.

—¿Tú qué crees? —respondió con cierta burla mientras una sonrisa curvaba sus labios.

—Saeyoung, ¡despierta, idiota! —insistió Saeran, sacudiéndolo de los hombros al tiempo que presenciaba todo.

El joven abrió al fin los ojos, desconcertado y protestó, gruñendo.

—Solo cinco minutos más —demandó.

—¡Que te despiertes! —chilló el otro—, ¡está Nara aquí!

—¡¿Eh?! —escuchar ese nombre surtió efecto. Se incorporó de golpe, buscándola con la mirada. En cuanto la vio y se dio cuenta de que Yuri estaba al lado, con su sábana, frunció el ceño con confusión. ¿Qué estaba pasando?

—¿Lo pasaste bien anoche, no? —la bailarina soltó la primera pulla, sintiendo como los ojos se le empañaban.

—¡¿Qué?! ¡no es lo que piensas! —se levantó de inmediato para ir a enfrentarla y esta lo detuvo en cuanto vio que se acercaba, levantando la mano para marcar la distancia.

—¡¿Cómo que no, Saeyoungi?! —interrumpió Yuri—, ¡si pasamos una noche increíble! ¿no te acuerdas?

—¿Qué dices! ¡me quedé dormido! ¡no sé de qué me hablas! Por favor, Nara... —hizo un intento de alcanzar su mano y lo apartó.

No es tan fácilWhere stories live. Discover now